El deshielo y las explotaciones acuíferas han cambiado la deriva de los polos, según un estudio que ha analizado durante 40 años el almacenamiento de agua terrestre

Las especies que habitan en la superficie de los océanos se verían obligadas a adaptarse o morir.
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Reuters

  • Según han observado los investigadores de la Academia de Ciencias de China, el calentamiento global, concretamente, el derretimiento de glaciares y las explotaciones de acuíferos, han cambiado el movimiento de los casquetes polares.
  • Aunque no tiene implicaciones evidentes para la vida en el planeta Tierra, esta investigación ha revelado su importancia para cuantificar el almacenamiento de agua terrestre, esencial para la existencia de las personas.
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El agua presente en nuestro planeta es, probablemente, uno de los recursos más importantes para la existencia de vida, más allá de la humana. 

Para la Tierra, la presencia de esta también adquiere vital importancia, sobre todo, en el movimiento de los polos que tuvo lugar durante la década de 1990. Así lo ha confirmado un estudio reciente, publicado en Geophysical Research Letters, que ha analizado dichos movimientos desde 1981 hasta 2020.

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"El derretimiento más rápido del hielo con el calentamiento global ha sido la causa más probable del cambio de dirección de la deriva polar, en la década de 1990", ha asegurado Shanshan Deng, investigador del Instituto de Ciencias Geográficas e Investigación de Recursos Naturales de la Academia de Ciencias de China y autor del nuevo estudio, en un comunicado de prensa

De esta forma, el equipo de investigadores ha relacionado los cambios en el almacenamiento de agua terrestre –el deshielo de los glaciares a causa del cambio climático y el bombeo de acuíferos– con la deriva polar, es decir, el movimiento de los cascos polares.

La importancia de los cambios en la deriva polar

Tal y como ha explicado Vincent Humphrey, un experto climático de la Universidad de Zúrich (Alemania), la Tierra podría semejarse con el giro de una peonza: si se cambia el peso que recibe la peonza, el eje de rotación de la misma también se modifica.

En este sentido, el equipo protagonista del estudio ha utilizado los datos del Experimento Climático y de Recuperación de Gravedad (GRACE), de la NASA y el Centro Aeroespacial de Alemania, que utiliza satélites de observación.

"El objetivo de este proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China, es explorar la relación entre el agua y el movimiento polar", ha señalado Suxia Liu, hidróloga del Instituto de Ciencias Geográficas e Investigación de Recursos Naturales de la Academia de Ciencias de China y autora del estudio.

La deriva hacia el este de los polos se produjo por el deshielo de los glaciares presentes en Alaska, Groenlandia, los Andes meridionales, la Antártida, el Cáucaso y Oriente Medio, durante la década de 1990.
La deriva hacia el este de los polos se produjo por el deshielo de los glaciares presentes en Alaska, Groenlandia, los Andes meridionales, la Antártida, el Cáucaso y Oriente Medio, durante la década de 1990.

Geophysical Research Letters / AGU

Según los datos que habían podido recopilar, en estudios anteriores se concluyó que los cambios de dirección de los polos estaban causados por elementos como el hierro fundido presente en el núcleo externo de nuestro planeta.

Sin embargo, durante 1995, se pudo observar cómo la deriva polar se desvió desde el sur hacia el este, además de que dicha velocidad sufrió una aceleración 17 veces mayor desde 1995 a 2020, en relación a los datos registrados entre 1981 y 1995. Para los investigadores, este hecho puede tener una explicación en los deshielos glaciares, así como en la explotación del agua subterránea.

Objetivo: calcular las pérdidas de agua terrestre en los últimos años

Los investigadores han apuntado, además, que no solo el deshielo de los glaciares, acelerado en los últimos tiempos, puede explicar este fenómenos, sino también la gestión del agua local.

Así, el equipo ha contado con 176 años de datos sobre la deriva de los casquetes polares, algo que permitiría cuantificar a qué velocidad se está perdiendo el agua, así como la dirección cambiante de los mismos.

Aunque han asegurado que el cambio hacia el este de los polos no tiene implicaciones sobre la vida en la Tierra, el estudio es el único que ha analizado su evolución a lo largo del tiempo, de manera retroactiva y gracias a los datos satelitales.

Y lo más importante es que estos movimientos, en nuestro tiempo, no están siendo causados por la deriva natural del eje de la Tierra, sino por la mano humana, que es la principal explicación de los derretimientos y de las explotaciones subterráneas del agua, el recurso más importante, tanto para la vida como para el planeta.

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