Desmintiendo mitos: ni el ajedrez te hace más listo, ni todo lo que dice la ciencia es una verdad absoluta

Puede que desde pequeño hayas relacionado cosas tan simples como jugar al ajedrez con la inteligencia.

Incluso hasta algunas madres aseguran que haber puesto música clásica cerca de sus barrigas estando embarazadas ha contribuido a que sus hijos sean más listos.

Con sus largas y exhaustivas investigaciones, la ciencia va poco a poco desmintiendo algunos de estos mitos más populares.

Agudiza la vista e intenta encontrar las tres parejas de objetos de este nuevo acertijo viral.

Varios estudios sí afirman la existencia de una relación entre la inteligencia y este tipo de música o el ajedrez, es decir, sostienen que mejoran el desarrollo cognitivo.

Sin embargo, nuevas evidencias científicas explican que realmente no se puede asegurar al 100% su relación de causalidad.

Por tanto, no se podría afirmar que el desarrollo cognitivo de los jóvenes mejore como consecuencia de la realización de estas disciplinas.

9 sencillas estrategias de lectura que mejorarán tu memoria y tu inteligencia.

Esto se debe a que entra en juego la posibilidad de que aquellas personas con más capacidades lleven a cabo estas actividades y no al revés.

Otro de los mitos más famosos es que la genética no influye en gran medida en el carácter o personalidad, sino que depende del entorno y las relaciones sociales.

Pero un estudio ha revelado que el grado de sensibilidad que tengas podría deberse en un 50% a la genética, un alto porcentaje que pone de manifiesto que el poder de influencia del ambiente no es tan poderoso.

6 sorprendentes desventajas de ser extremadamente inteligente.

Finalmente, una de las mayores mentiras y más aceptadas de la historia es que todo lo que dice la ciencia es una verdad incuestionable e inequívoca.

La ciencia avanza con el paso de los años, por lo que quizás lo que era cierto hace 10 años, hoy se ha demostrado que no es así.

Estos cambios se deben a que un mismo tema puede generar distintas hipótesis, con un tratamiento de datos y enfoques diferentes y, por ende, acabar en conclusiones distintas.

Eso no quiere decir que no puedas confiar en la ciencia, sino que es importante que tengas en cuenta y aceptes que una de sus características más definitorias es que está en constante revisión y evolución.