Por qué la desregulación bancaria en EE.UU. no es una buena idea, según los expertos

The Fed
  • Los legisladores estadounidenses están a punto de revertir las reglas que se aprobaron tras la crisis con las que se buscaba evitar que los contribuyentes tuvieran que volver a rescatar a los grandes bancos en caso de un nuevo colapso.
  • En el décimo aniversario de la crisis de 2008, Dennis Kelleher de Better Markets declara que la medida es "extremadamente irresponsable en esta etapa tan avanzada del ciclo económico".
  • La Senadora Elizabeth Warren se ha pronunciado en contra de la nueva ley: "La gente en esta institución puede estar olvidando el impacto devastador de la crisis financiera de hace 10 años".

Los legisladores estadounidenses están a punto de debilitar sustancialmente las regulaciones que fueron tomadas tras el profundo deterioro económico de los bancos de Wall Street en 2008 y han decidido que el décimo aniversario de la peor crisis financiera de la historia moderna puede resultar el momento adecuado para hacerlo.

En particular, lo que se pretende con la nueva ley que se quiere aprobar —la cual parece contar con amplio apoyo político de la mayoría de los republicanos y de algunos demócratas—, es reducir drásticamente el número de bancos considerados "demasiado grandes para quebrar" y que por tanto, están sometidos a un mayor escrutinio por parte de reguladores como la Reserva Federal (Fed) y a unos mayores requerimientos de capital.

Es decir, suavizar las normas que actualmente afectan a prestamistas pequeños y medianos. Esta regulación vigente hoy en día, fue introducida después de la crisis financiera mundial y es conocida como la ley Dodd-Frank. Aprobada en 2010 por la Administración Obama, la serie de reformas financieras aglutinadas por la ley Dodd- Frank pretendían favorecer la protección de los consumidores y la confianza  de los inversores en el sistema financiero durante los años posteriores al declive del sistema. Transcurridos ya diez años de la crisis, ahora muchos miembros del Senado en EE. UU. se plantean si no ha llegado ya la hora de regresar a las medidas anteriores a la caída de la economía.

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Frente a esto, Dennis Kelleher, presidente del grupo Better Markets  —organización sin ánimo de lucro y no partidista fundada a raíz de la crisis financiera para promover el interés público en los mercados financieros—, se muestra contrario a tales medidas, según ha declarado a Business Insider US, y asegura estar profundamente preocupado por las consecuencias que revocar muchas de las reglas que han servido para levantar el sistema financiero podrían conllevar.

"En esta etapa tan tardía del ciclo económico en la que estamos es extremadamente irresponsable agregar una desregulación legislativa de los bancos más grandes del país a la ya amplia desregulación que existe por parte de la agencia regulatoria", dijo Kelleher. "Dar rienda suelta a los bancos más poderosos es simplemente pedir otra caída terrible del sistema". 

Los defensores de esta nueva norma, que incluyen a 13 demócratas, argumentan que las reglas recogidas en la ley Dodd-Frank han ido demasiado lejos y se han vuelto demasiado complicadas y voluminosas para la gran mayoría exceptuando a los principales bancos de Wall Street. Pero para Kelleher, los buenos resultados financieros cosechados sugieren lo contrario.

"Cada argumento para la desregulación ha sido objetivamente refutado por los crecientes ingresos bancarios, las ganancias, los bonus y los préstamos", argumentaba el experto.

Perdiendo la batalla financiera

A pesar de que es más que probable que se apruebe la nueva ley financiera, varios senadores demócratas de alto rango, incluidos Elizabeth Warren y Sherrod Brown, se han manifestado contrarios al proyecto de ley.

"La gente en esta institución puede haber olvidado el impacto devastador de la crisis financiera de hace 10 años, pero el pueblo estadounidense no lo ha olvidado", declaraba Warren a los periodistas en una rueda de prensa en el Senado el pasado martes.

"La importancia de luchar ahora es detener esta ley, pero también es dejar en claro que no solo vamos a tumbarla para las grandes instituciones financieras", añadía este político. 

Warren se opone al mandato de la legislación de elevar el umbral por el cual los bancos se consideran sistémicos — y que por tanto, puedan ser potencialmente rescatados por los gobiernos y necesiten una supervisión más estricta —. Warren recuerda que los bancos más pequeño, pero aún de una importancia considerable necesitaron mucha ayuda del gobierno durante la crisis financiera de 2008.

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De aprobarse, las nuevas reglas también eximirían a los bancos con menos de 10.000 millones de dólares en activos de las normas regulatorias que les prohíben las actividades de proprietary trading (intermediación por cuenta propia de las entidades financieras para la que éstas arriesgan su propio capital y no el de sus clientes). 

Esta regla, conocida como ley Volcker fue una de las claúsulas incluidas dentro de las restricciones a la banca efectuadas por Obama en 2010 tras la crisis, cuyo objetivo pretende evitar que la banca comercial, es decir, aquella que cuenta con depósitos de los clientes o los préstamos a bajo interés de la Fed, participe de una actividad que se considera de alto riesgo especulativo.

Kelleher afima que "un entorno económico equitativo unido a las ganancias récord de los bancos deberían ser un indicador de que las instituciones financieras deben reforzar sus balances, no tener una supervisión más flexible".

"En un mundo racional, es ahora exactamente cuando las medidas económicas anticíclicas requerirían aumentar el capital bancario, la liquidez y otros amortiguadores para una recesión inevitable, de modo que se garantice que el sector financiero es lo suficientemente fuerte como para dar crédito durante este punto de ciclo económico, en lugar de comprometerse para reparar frágiles, quebrados y apalancados balances económicos ", advertía la senadora demócrata Elizabeth Warren.

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