Por qué la monstruosa deuda corporativa de riesgo recuerda a la crisis de las hipotecas subprime

Protestas por la crisis EEUU
  • Los préstamos apalancados, aunque crecen rápidamente, representan menos del 5% de los más de los 42 billones en el mercado de deuda de renta fija en Estados Unidos. 
  • Son cientos de compañías estadounidenses con calificaciones crediticias más débiles, muchas de ellas conocidas como Uber y Burger King.
  • La cifra de este tipo de créditos se encuentra en un nivel de récord, que es el doble del registrado hace cinco años.

Los prestatarios endeudados obtienen cada vez más créditos con tipos ajustables y de altos intereses que se empaquetan en valores y se venden a inversores que están ansiosos por obtener rendimientos más atractivos.

Hasta aquí todo bien. Nada sucede mientras la economía crece. Sin embargo, cuando se ralentiza, esos créditos podrían incumplir, lo que causaría problemas en cascada a través del sistema financiero, tal y como se desgrana en un último artículo analítico publicado por LA Times.

Todo esto suena muy parecido al mercado de hipotecas de alto riesgo de los años del boom económico, antes del estallido de la crisis financiera del 2008. Y eso es lo que más preocupa a los reguladores, legisladores, agencias de calificación y algunos observadores del mercado. Esta vez, con todo, los emisores de deuda en esta burbuja de crédito no son propietarios de viviendas que ofrecen hipotecas. Son cientos de compañías estadounidenses con calificaciones crediticias más débiles, muchas de ellas conocidas como Uber y Burger King, que obtienen los llamados préstamos apalancados.

Esos préstamos, hasta ahora poco regulados, a menudo se utilizan para financiar acuerdos empresariales. Unos acuerdo que se conocen como compras apalancadas, pueden ir mal debido a la gran carga de la deuda, como ocurrió con la desaparición el año pasado de Toys R Us.

En este sentido, combinados, hay aproximadamente 1,15 billones de dólares en préstamos apalancados pendientes en Estados Unidos, un récord que es el doble del nivel registrado hace cinco años. Además, esos créditos se hacen cada vez más con una menor protección de cara a prestamistas e inversores.

Los inversores de renta fija se lanzan a por bonos con más riesgo, pero mayor rentabilidad

Esto puede ir ligado con los datos que se extraen de un informe de Bank of America Merrill Lynch, en el que se observa que los inversores de renta fija están apostando cada vez más por bonos corporativos con una calificación crediticia desde BBB frente a otro tipo de vehículos con un mayor rating. El 38% de los inversores espera que la deuda con calificación BBB supere al resto del mercado durante los próximos 12 meses, en comparación con el 20% de noviembre.

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La principal preocupación es que cuando llegue la próxima recesión en el ciclo económico, las firmas de calificación crediticia rebajarán la calificación de muchos de estos emisores con calificación BBB a grado de no inversión o rango de "basura". Los participantes del mercado más conservadores que solo pueden tener bonos de grado de inversión, como por ejemplo algunos grandes fondos de pensiones, tendrían que vender esa deuda con una calificación inferior, lo cual puede ser una espiral viciosa que genere nuevas caídas de precios, apunta la entidad norteamericana.

Los riesgos no están tan extendidos como los que se produjo durante la burbuja inmobiliaria, cuando el porcentaje de todas las hipotecas que eran de alto riesgo subió a aproximadamente al 20%. Los préstamos apalancados, aunque crecen rápidamente, representan menos del 5% de los más de los 42 billones en el mercado de deuda de renta fija en Estados Unidos, que también incluye bonos corporativos y municipales.

Protestas crisis financieras EEUU

Los préstamos apalancados en sí mismos no son malos. Simplemente son un instrumento de crédito empleado con compañías que ya tienen muchas deudas. Y esas firmas son bastante comunes.

Así es la situación actual de la deuda de las grandes compañías

Aproximadamente dos tercios de las compañías estadounidenses tienen suficiente deuda que los evaluadores de crédito independientes las clasifican como un mayor riesgo de reembolso que las empresas con las denominadas calificaciones de “grado de inversión”, lo que las hace fuera del alcance de muchos inversores institucionales.

Debido a que aquellas compañías con calificaciones sin grado de inversión tienen un alto apalancamiento, existe una mayor probabilidad de que no devuelvan un préstamo. Por esa razón, el tipo de interés debe ser más alto para compensar ese riesgo. 

A día de hoy, los préstamos apalancados son similares a los bonos basura que se hicieron populares en la década de 1980 y que impulsaron los acuerdos corporativos. Pero hay una diferencia importante.

Los bonos de baja calificación, aquellos cuyo rating se encuentra por debajo del grado de inversión, son valores que se negocian bajo la supervisión del regulador. Los préstamos apalancados son básicamente transacciones privadas entre prestamistas y prestatarios, por lo que no están regulados por la SEC ni ningún otro organismo.

Sin embargo, los reguladores bancarios se mantienen al tanto de los estándares de suscripción y los totales de préstamos pendientes de los bancos para asegurarse de que, si los préstamos se vuelven inviables, no tendrán que intervenir y rescatar a las instituciones, que es lo que ocurrió durante la crisis financiera, y lo que parece que empieza a asomar. El tiempo lo dirá.

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