La eterna promesa de los drones autónomos de reparto: por qué tardarán años en hacerse realidad, según los expertos

El dron autónomo de reparto MK-27-2 de Amazon.
El dron autónomo de reparto MK-27-2 de Amazon.
  • La promesa de que un dron autónomo nos traería los paquetes a casa volando cumple más de una década, pero esta tecnología está todavía lejos de ser una realidad.
  • Los expertos consultados por Business Insider España coinciden en que primero hay que trabajar en la regulación y la aceptación social de estos dispositivos.

Hace 9 años que Amazon lanzó Prime Air, su servicio de reparto mediante drones autónomos. En su video de presentación de entonces, se ve cómo sale un pequeño dispositivo de uno de los almacenes del gigante logístico y aterriza en el jardín de una casa familiar, deposita un paquete, y se marcha volando.

Una década más tarde de aquella declaración de intenciones pensada para llamar la atención de inversores y clientes —Jeff Bezos llegó a decir que las entregas en 30 minutos a través de drones de reparto serían una realidad en 5 años—, los robots voladores de reparto no terminan de despegar.

Los beneficios de la entrega de última milla a través de un dron van desde la disminución de la congestión en las ciudades o la reducción de las emisiones, hasta el ahorro de tiempo y costes. Algunos estudios estiman que, de ponerse en marcha esta tecnología, el coste por envío podría ser incluso inferior a un euro.

Aunque cada año se hacen diferentes pruebas piloto, ensayos y hasta presentaciones grandilocuentes ante los medios de comunicación, todavía quedan varios escollos importantes que superar para que un dron te lleve a tu casa un paquete.

Empresas tecnológicas como Amazon o Google están inmersas en la batalla del futuro del delivery, en la que además hay otros grandes operadores logísticos mundiales como DHL, FedEx o UPS, o incluso la gran cadena de supermercados norteamericana Walmart.

Pero, ¿llegarán algún día nuestros paquetes volando?

Startship robot reparto

Del boom a la dura realidad

"Hubo un furor muy alto hace unos años, cuando la tecnología todavía no estaba suficientemente madura, y el problema fue que la parte tecnológica no pudo acompañar ese boom", apunta a Business Insider España Óscar Lara, director de Operaciones de UMILES Next, una empresa española especializada en movilidad aérea avanzada que ha desarrollado uno de los primeros aerotaxis en nuestro país.

"Ahora el momento es diferente", comenta Lara. "Los elementos tecnológicos que necesitábamos para llegar a ese punto ya existen, y se espera una oleada de nuevas empresas en el sector para 2025".

"Antes de pensar en escenarios futuristas, que no digo que no vayan a llegar, debemos cubrir algunas etapas previas", apunta Rafael Pérez, director de Tecnologías de la Información de DHL Express.

DHL lleva años inmersa en la automatización de sus procesos logísticos, y ha introducido drones autónomos en sus almacenes, que realizan tareas como, por ejemplo, de control de inventario. Aunque Pérez asegura que tienen especial interés en el uso de estos dispositivos en el exterior.

"En España hemos llevado a cabo pruebas en este sentido, pero en escenarios muy concretos y especiales, como entregas en lugares remotos, y zonas apartadas de las ciudades. En general, esas pruebas no han funcionado mal, pero todavía estamos viendo de qué manera podemos introducir estos drones en nuestra cadena", señala Pérez a Business Insider España.

Estos son los principales retos que sortear, antes de pensar en futuros distópicos y ciudades con drones revoloteando sobre nuestras cabezas:

Un problema de autonomía

"La tecnología de las baterías mejora cada año, pero sigue siendo un problema", comenta Pablo Morera, CEO de la empresa GesDron, especializada en el sector de la aviación no tripulada. 

"Si un dron de 15 kg tiene que portar una carga de 5, consume más energía. Ahora mismo, un vuelo puede durar alrededor de 30 minutos, pero si quieres entregar un paquete necesitas tener más margen para que haga el camino de ida y vuelta. Es una cuestión de seguridad también".

GesDron llevó a cabo un par de años un proyecto piloto en el sandbox de innovación de La Nave del Ayuntamiento de Madrid, junto con Telefónica y un restaurante, para realizar pruebas de reparto de comida a domicilio con drones. El proyecto finalmente se paralizó por la falta de regulación, comparte Morera.

"Yo siempre digo que estamos todavía lejos de que esto sea una realidad", apunta.

delivery

La regulación europea avanza lenta

En 2020, la Comisión Europea sentó las bases de su estrategia de cara a 2050 en el despliegue del sector de los UAS (Unmanned Aircraft Systems o drones, por sus siglas en inglés). Bruselas ya ha creado un marco regulatorio denominado U-Space, que pretende armonizar y gestionar el espacio aéreo europeo para integrar todo tipo de aeronaves, drones incluidos.

Sin embargo, aunque la regulación avanza, lo hace lentamente. Todavía hay muchos parámetros y cuestiones en el aire, en un proceso legislativo complejo, por las propias características del sector y la cantidad de agentes involucrados.

En España, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana presentó el año pasado el Plan de Acción Nacional para el Despliegue del U-space (PANDU), y prevé su puesta en marcha entre 2022 y 2025.

La regulación del sector estipula cuestiones como las diferentes certificaciones que se requieren para operar un dron, la financiación, la armonización del espacio aéreo, crear un marco de seguridad, y aspectos técnicos relativos a la seguridad de las operaciones de estos dispositivos.

"Estamos expectantes por conocer los resultados del trabajo que está llevando a cabo tanto la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) como los organismos españoles como Enaire", comenta Rafael Pérez.

"Es complejo hacer convivir estos dispositivos con el resto de circulación aérea. Hay muchos parámetros que definir y además asegurarse que los dispositivos son capaces de respetar todos esos parámetros establecidos por los reguladores", apunta.

Pablo Morera añade que el problema regulatorio, más allá del trabajo que realiza la Unión Europea, es una cuestión local. Algo a lo que nadie, según el experto, está prestando la suficiente atención. "Si por ejemplo los drones van a ser utilizados en Madrid, ¿qué dice el Ayuntamiento de Madrid o la Comunidad Autónoma de Madrid?", remarca Morera.

"Una vez esté la regulación europea, hay que gestionar cosas como dónde van a poder aparcar los drones, si se van a  poder posar en las aceras o en las azoteas. Hay falta que alguien tome la iniciativa", añade.

Los drones de reparto de Amazon se caen del cielo: ha habido al menos 8 accidentes en el último año

El Ministerio de Transportes en su Plan de despliegue señala es de vital importancia la participación y coordinación de las administraciones autonómicas y locales, en el proceso regulatorio, ya que el sistema tendrá "un marcado carácter urbano".

El año pasado, el Gobierno compartió que "dada la muy reducida demanda sobre el asunto", desde el año 2015, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) solo había apoyado 3 proyectos con un presupuesto de 2,5 millones de euros, de los más de 1.000 millones que este organismo tiene presupuestados anualmente para invertir en proyectos de I+D+I.

¿Un dron volando encima de ti?

Más allá de estos problemas, hay un escollo mayor que salvar. ¿Estamos preparados para tener cientos o miles de drones revoloteando sobre nosotros todo el día?

"La aceptación social es hoy un más importante que la cuestión puramente tecnológica, y todo lo que implica, ya que tiene varios vértices y la gente se tiene que sentir cómoda viendo sobre su cabeza un dron con un paquete", asegura Óscar Lara de UMILES Next.

Uno de los obstáculos en este sentido es algo tan simple como el ruido que generan las hélices de los dispositivos. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio elaborado por el Joint Research Centre de la Comisión Europea.

"Las encuestas indican que existe una aceptación social, pero la gente todavía no lo ha vivido", comparte Pablo Morera. "El beneficio social está todavía en el aire".

"Tenemos que conseguir todavía que la sociedad esté dispuesta a correr el riesgo de que se caiga un dron o del ruido, porque compensa el servicio".

"Hay mucho marketing en todo esto. Si yo soy Amazon o soy Google y he invertido 300 millones de dólares en un aparato, pues digo que va esto va a estar mañana, que ya está hecho. Pero la realidad va mucho más lenta", concluye Morera.

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