Mitos y verdades de los beneficios que tienen las duchas de agua fría para la salud

Son muchos los beneficios vinculados a las inmersiones en agua fría, aunque los efectos no están completamente comprobados por la ciencia.
Son muchos los beneficios vinculados a las inmersiones en agua fría, aunque los efectos no están completamente comprobados por la ciencia.
  • Se tiende a pensar que darle al grifo azul cuando te lavas ayudará a tu cuerpo a estar más despierto, tener mejor circulación e incluso a esquivar las infecciones.
  • Pero lo cierto es que los estudios científicos que avalan los beneficios de las duchas frías aún son escasos y se necesita más investigación.
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Ducharse con agua fría puede antojarse la manera menos agradable de empezar el día. O de terminarlo. Y más ahora que el verano quedo atrás y el otoño comienza a dejarse notar.

Sin embargo quizá merezca la pena planteárselo. Muchos son los beneficios que se han asociado con meterse en el agua a bajas temperaturas.

Al menos quienes lo han probado afirman que las duchas frías les hacen sentirse mejor tanto a nivel físico como mental. 

Antes de que el ser humano se diera cuenta del placer que suponen unos minutos de aseo bajo el agua  tibia, lo que ocurrió en torno a mediados del siglo XIX, ya existían las duchas frías.

Exponerse al agua a escasa temperatura fue diseñado como método curativo a principios del XIX, cuando los médicos lo utilizaron para "enfriar lo cerebros calientes e inflamados y para infundir miedo a las voluntades impetuosas" de personas encerradas en sanatorios mentales.

Y aunque hoy siga sintiéndose como una "tortura," exponer al cuerpo al agua fría se ha vinculado con mejor circulación, sistema inmunológico e incluso como herramienta frente al estrés. Por lo que se ha convertido, por ejemplo en un hábito frecuente de las élites de Sillicon Valley.

¿Pero hay estudios científicos que lo avalen? Sí, aunque no existe demasiada evidencia al respecto como para poder afirmar estos beneficios de manera rotunda.

Mejora la circulación

Una de las ventajas más conocidas de las duchas frías es que mejoran la circulación.

Esto se debe a que para mantener la temperatura corporal ideal, tu organismo aumenta su torrente sanguíneo.

Un estudio que analizó la inmersión en agua fría después del ejercicio en 9 pacientes encontró que tras 4 semanas, el flujo sanguíneo relativo a los músculos había mejorado.

Tiene un efecto positivo en el aspecto de tu piel

Si quieres mantener un aspecto saludable en tu piel, evitar las duchas largas con agua caliente. De acuerdo a la Academia Americana de Dermatología (AAD), esto hará que tu dermis se seque más.

El doctor Adam Friedman asimismo afirma que si tienes picor en la piel, las duchas frías pueden ayudarte a aliviar la necesidad de rascarte.

Podría potenciar la respuesta inmune

Un estudio de los Países Bajos que involucró a más de 3.000 personas detectó que aquellas que tomaron una ducha fría durante un mes, tenían un 29% menos de probabilidades de faltar al trabajo por enfermedad, frente al grupo de control.

Si bien no se conocen las razones de esto, se tiende a pensar que la baja temperatura del agua podría llevar al cuerpo a estimular el sistema inmunológico. 

Otra investigación centrada en "hombres jóvenes atléticos" mostró que tras sumergirse en agua fría 3 veces por semana durante 6 semanas lograban ligero impulso a su sistema inmunológico. Sin embargo, se necesitan más y más estudios para confirmar estos hallazgos.

No obstante, según remarca en BBC el doctor Chris van Tulleken, "aún no hay evidencias definitivas sobre este efecto.

Ayuda a aliviar el dolor muscular

Es frecuente considerar que meterte bajo el agua fría tras realizar ejercicio ayudará a tus músculos a recuperarse mejor.

De manera similar al gesto de ponerse hielo tras una lesión. El frío parece contribuir a que el músculo se relaje y regenere mejor.

Sin embargo hasta la fecha la evidencia científica al respecto no es clara, con estudios que afirman y desmienten este efecto.

Es más, una revisión de estudios de 2014 concluyó que factores como "la temperatura del agua o la dosis de la inmersión en agua después del ejercicio tuvo un efecto mínimo en los resultados relacionados con" el dolor muscular.

Combate el estrés e incluso la depresión

Algunos ensayos han sugerido que las duchas frías pueden ser remedios eficaces para combatir los síntomas de depresión.

Entre las posibles razones, se sabe que la exposición al frío activa el sistema nervioso simpático mientras que aumenta la liberación sináptica de noradrenalina, lo que favorece el sistema de alerta y energía, vinculándose a un efecto antidepresivo.

Aunque las duchas frías no son para todo el mundo

Cuando el agua fría entra en contacto con la piel el cuerpo reacciona desencadenando una respuesta masiva al estrés: hace que suba el ritmo cardíaco, aumente la circulación sanguínea y se libere adrenalina.

De lo que pueden derivarse todos los efectos positivos en la salud que se vinculan a optar por el grifo azul al asearte.

Si bien estos no están del todo comprobados, al hacerlo tampoco te expones a grandes efectos adversos, más allá de arriesgarte a experimentar sensación de frío constante en tu cuerpo.

A no ser que tengas una edad muy avanzada o problemas de corazón, en "cuyo caso el agua fría podría hacer que te desmayes o sufras un ataque," advierte van Tulleken.

Si tienes problemas de corazón, mejor evita el impacto que el agua fría ocasionará en tu organismo y disfruta del placer de un baño tibio.

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