Las economías más inclusivas del mundo

Alberto Iglesias Fraga,
Economías inclusivas

Normalmente tendemos a asociar el nivel de desarrollo de un país a la evolución de su PIB (Producto Interior Bruto) o, como mucho, a su PIB per cápita (que mide igualmente la riqueza total del país y la divide entre su población).

Sin embargo, este parámetro cada vez está más en desuso al no cuantificar otros aspectos como la calidad de vida o la cantidad de personas que conforman la clase media de la nación (esto es, el reparto equitativo de la riqueza del lugar). El PIB, recuerdan los expertos, es una fotografía fija de la economía de un estado, lo cual no permite saber la capacidad de dicho país para hacer frente a crisis imprevistas.

Hasta tal punto llega la crítica al baremo del PIB por excelencia que el Foro Económico Mundial alerta de que este parámetro “alimenta las estrategias a corto plazo y la desigualdad”. Por ello, esta institución ha creado un nuevo sistema de medición, llamado Índice de Desarrollo Inclusivo, con un enfoque mucho más amplio de lo que hasta ahora podíamos conocer.

El índice mide tres indicadores de rendimiento, conocidos como pilares, del desarrollo económico de una nación. estos son el crecimiento y desarrollo (factor en el que se incluye el PIB pero también la esperanza de vida), inclusión (ingresos de los hogares y las tasas de pobreza) y equidad intergeneracional (número de trabajadores, proporción entre los jóvenes y los más mayores), así como la cantidad de deuda que el país adeuda per cápita.

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De entre las 103 economías analizadas por el estudio, Noruega ocupa el primer puesto. Lo logra al ocupar el segundo lugar en equidad intergeneracional y el tercero en crecimiento y desarrollo, así como en inclusión.

De hecho, los pequeños países del Norte de Europa dominan los diez primeros, con Islandia en segunda posición. Este estado ha hecho más que la mayoría para hacer que sus procesos de crecimiento sean más inclusivos y sostenibles, dice el informe, si bien su pilar de inclusión se ha deteriorado en los últimos cinco años. En ese sentido, comparte la misma puntuación que Luxemburgo, en el tercer lugar. Dinamarca y Suecia se unen a los otros países nórdicos entre los diez primeros, en el quinto y sexto lugar, respectivamente.

Australia, en el noveno lugar, es la única economía no europea en el top 10. Por su parte, Reino Unido ocupa el escalafón 21 de la lista, con Estados Unidos dos lugares más abajo, en la posición 23ª. En general, mientras que el PIB de las economías avanzadas creció un 5,3% en promedio entre 2012-2016, la inclusión creció solo 0,01, y el patrimonio intergeneracional creció solo un 0,66%.

¿Y qué ocurre con los países en vías de desarrollo?

Las economías emergentes de Europa ocupan seis de los 10 mejores puestos en el ranking de las economías en vías de desarrollo. Lituania es el más inclusivo, seguido de Hungría en el segundo lugar, mientras que Letonia se coloca en tercera posición, Polonia en quinto lugar, Croacia es séptima y Rumanía cierra el ‘top 10’.

Todos estos países presentan un buen rendimiento en crecimiento y desarrollo, ya que se han beneficiado de formar parte de la Unión Europea, explica el informe. También presentan buenos datos en el apartado de inclusión, con un notable aumento del nivel de vida y la disminución de la desigualdad de la riqueza.

Por su parte, América Latina también ‘cuela’ tres países en el top 10: Panamá en el 6° lugar, Uruguay en el 8º escalafón y Chile en la novena posición.

Pero la imagen para las economías emergentes en su conjunto es preocupante, afirma el Foro Económico Mundial. Las economías emergentes crecieron de media un 7% en el período 2012-2016, pero la inclusión en estas naciones creció solo un 4,6%. Y, todavía peor: la equidad intergeneracional disminuyó un 2,1%.

“El Índice de Desarrollo Inclusivo muestra que las economías están priorizando políticas que apoyan el crecimiento a corto plazo sobre la inclusión y la sostenibilidad, a pesar de las preocupaciones sobre la desigualdad social“, advierte el informe. “El crecimiento relativamente estable del PIB no se puede servir en sí mismo para generar un progreso socioeconómico inclusivo y una mejora amplia en los niveles de vida”.

*Este artículo se ha elaborado a partir del Índice sobre Desarrollo Inclusivo que elabora el Foro Económico Mundial cada año y que está disponible aquí.

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