Aviones que 'siembran' las nubes para que nieve más en las montañas, un método insuficiente para paliar la sequía

Parque Nacional Grand Teton en Wyoming (Estados Unidos) en primavera.
Parque Nacional Grand Teton en Wyoming (Estados Unidos) en primavera.

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En la actualidad, el suroeste de Estados Unidos vive la peor sequía de los últimos 1.200 años. Para hacer que llueva o nieve se está recurriendo en algunos lugares a una vieja amiga: la tecnología de siembra de nubes.

Esta técnica, muy utilizada en países como China o, altera el clima dipersando sustancias en el aire que alteran los procesos dentro de la microfísica de las nubes y causando precipitaciones

Lo habitual es inyectar yoduro de plata, que gracias a su estructura cristalina parecida al hielo incrementa el agua dentro de la nube. 

Julie Gondzar, gerente del Programa de Modificación del Clima de Wyoming, revela a CNN que la técnica genera mucha controversia. Muchas personas les acusan de estar "jugando a ser Dios" o "robando la humedad de la tormenta" y secando otras áreasmás de lo normal. 

En esta región comenzaron a experimentar desde 2003 con la tecnología de siembra de nubes y una década después, implementaron el método de forma oficial. Solamente esta temporada, se han llevado a cabo 28 misiones de vuelo para sembrar nubes en Wyoming, azotada por la sequía

Aunque también hay generadores terrestres, requieren condiciones más adecuadas. Desde los aviones, se emplean bengalas ubicadas en las alas de estos medios de transporte y que vienen cargadas con el mencionado yoduro de plata. 

Al inyectar la sustancia en las nubes, sube la humedad en su interior y, por tanto, se producen más precipitaciones. 

La siembra de nubes no soluciona la sequía y tiene algunos inconvenientes

"La siembra de nubes no soluciona la sequía", dijo Gondzar. "No se puede romper una sequía con la siembra de nubes. Es una herramienta dentro de la la caja de herramientas".

La tecnología de siembra de nubes ayuda a que haya más nieve de la que habría en condiciones normales, aunque la nevada adicional no es tanta como muchos piensan. De hecho, algunas áreas del estado solamente tienen un 60% del promedio de nieve acumulada en la temporada invernal, y de la que solo quedan unas semanas. 

Evidentemente, el problema no solo sacude a las montañas y salpica a la temporada de nieve, sino que el monstruo más grande es el fantasma de la sequía, la más grave del último milenio en el oeste estadounidense, que obtiene la mayor parte de su agua del deshielo de las montañas. 

"Estamos creando un poco de capa de nieve adicional, que se convierte en un caudal adicional en la primavera y el verano", explica a la CNN Julie Gondzar. Eso sí, la herramienta requiere que haya una nube para inyectar el yoduro de plata: la nieve no puede surgir de la nada. 

La técnica solamente se puede implementar en nubes ya existentes que iban a producir nieve de todas maneras, y además, exige un determinado grado de temperatura. El clima más seco del último mes ha propiciado menos oportunidades para aprovecharla.

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Ante la polémica que desata la técnica, la experta aclara que no se manipula el patrón climático. "Básicamente, solo estamos jugando con la dinámica de las nubes y la física de las nubes, en una escala muy, muy pequeña", anota la meteoróloga.

La siembra de nubes únicamente trae en torno a un 2% de humedad adicional a la superficie. La humedad de los sistemas meteorológicos proviene de áreas mucho más grandes como el Golfo de México o el Pacífico.

No obstante, muchos científicos climáticos se muestran escépticos sobre la eficacia de esta tecnología, señalando que no hay evidencias claras de sus beneficios o que normalmente es muy complicado calcular la cantidad de precipitaciones que se producirían sin la siembra. 

En este sentido, un estudio publicado en 2020 en Proceedings of the National Academies of Sciences, cuantificó la eficacia de la siembra de nubes sobre la cuenca de Payette en Idaho, logrando incrementar la precipitación hasta en un 10%. 

Además de que las cifras son insuficientes para paliar la sequía, el propio método es cuestionado por su elevada huella ambiental: los aviones tienen una alta demanda energética y emplean combustibles fósiles adicionales para funcionar y sembrar la lluvia. 

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