Un año después de Ucrania: 8 gráficos que muestran las cicatrices de la guerra en la economía española
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- Desde el inicio del conflicto se dijo que España sería uno de los países que mejor resistirían a la guerra. Pero eso no significa que la economía se haya mantenido ajena a sus efectos.
- Inflación desbocada, retraso en la recuperación o riesgo de parálisis en el empleo son algunos de los efectos negativos. Pero otras variables, como el turismo o las exportaciones, continúan creciendo a toda pastilla.
El 24 de febrero de 2022, el titular de la invasión rusa de Ucrania daba la vuelta al mundo como avanzadilla de una guerra de magnitud, duración y consecuencias desconocidas. Hoy, un año después, todavía se desconoce su desenlace, o si este podría empeorar. Lo que sí se aprecian son las cicatrices del conflicto en la economía mundial.
Inflación desbocada, pérdida de poder adquisitivo y riesgo de parón en el consumo, pérdida de confianza de empresas y hogares y frenazo de la inversión, pánico en los mercados, deuda y tipos de interés subiendo como la espuma… La lista de variables afectadas es larga, y todas están interconectadas, de manera que si una se dispara (o se hunde), puede provocar un efecto dominó en el resto.
Desde el inicio del conflicto se dijo que España sería uno de los países que mejor resistirían. Pero eso no significa que se haya mantenido ajena a sus efectos. En Business Insider España analizamos el impacto de la guerra en la economía española, un año después de la invasión.
PIB: se retrasa la recuperación
Justo cuando la economía se levantaba del golpe asestado por la crisis del COVID-19 en 2020, cuando el PIB se desplomó un 11,3%, estalló la guerra.
Desde entonces, la economía no ha vuelto a ser la misma. España ha recuperado y rebasado los niveles de empleo prepandemia, pero la brecha del PIB continúa abierta, debido a un crecimiento más lento de lo esperado: 2022 cerró con un fuerte crecimiento del 5,5%, pero la economía todavía no ha recuperado la riqueza perdida por la crisis.
En 2023, a pesar de un empeoramiento de las previsiones, lastradas por la inflación y la subida de tipos, el Gobierno espera cerrar esa brecha en la primera mitad del año.
Inflación: de máximos al país del euro con la inflación más baja
En febrero de 2022, la inflación se descontrolaba subiendo al 7,6%, después de llevar ya un año de escalada, inflamada por el alto precio de la energía y las materias primas, como consecuencia de la crisis de suministros.
La guerra en Ucrania echó todavía más leña al fuego de los precios, que en julio llegaron a tocar máximos no vistos desde la crisis del petróleo de los años 80, abriendo un agujero en el bolsillo de los hogares, que veían cómo la cesta de la compra era cada vez más cara.
Desde entonces, la inflación ha iniciado una senda de bajada, dándole un respiro a las familias, en parte gracias al abaratamiento de la energía, pero sobre todo a los paquetes de medidas de alivio lanzados por el Gobierno; hasta el punto de que España se ha convertido en el país del euro con la inflación más baja.
Empleo y paro: más trabajo que nunca… pero, ¿hasta cuándo?
No hay dudas de que el pasado año fue uno de los mejores años para el empleo en España, y eso a pesar de la guerra. El mercado laboral despidió 2022 con un récord histórico de afiliación a la Seguridad Social y el paro en mínimos desde 2007.
El empleo parece ser uno de los pocos indicadores que han resistido con fuerza, pese a la crisis. En 2022 se crearon casi 20,29 millones de puestos de trabajo, muy por encima de los 19,1 millones que había en 2019, antes de la pandemia.
El propio Fondo Monetario Internacional llegó a elogiar el dinamismo del mercado de trabajo español, que además creó empleo más estable, con un mayor peso de trabajadores indefinidos, gracias a los cambios introducidos por la reforma laboral.
Pero puede que esa burbuja del empleo pinchara a finales de 2022, puede que por la crisis, o por mero agotamiento. Si el año abrió con un boom de afiliación, para el cuarto trimestre de 2022 el desempleo aumentó, volviendo a superar la frontera de lo 3 millones de parados y el peor dato de ocupación desde 2013.
"La ralentización en la creación de empleo ya se nota más que nunca, y tiene que ver básicamente con la situación derivada de la inflación, la tensión en los mercados, y el contraste con un primer trimestre de 2022 muy bueno", apunta Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute.
Según sus cálculos, en el arranque de 2023 "habrá un debilitamiento adicional en la creación de empleo".
Esta ralentización ya se percibe en otros indicadores, como los datos de despidos, donde el número de trabajadores afectados por despidos colectivos se duplicó respecto a 2021. De hecho, tal y como ha podido saber Business Insider España, los despachos de abogados ya observan un repunte de despidos colectivos en 2023.
Deuda pública: una bomba de relojería
En los últimos meses, la deuda pública se ha convertido en una de las grandes amenazas para la economía española. Primero fue el salvavidas lanzado por el Gobierno para sobrevivir al golpe de la crisis del COVID-19 en hogares y empresas, que tuvo un coste elevadísimo para las arcas públicas y aumentó la deuda al 125,3% en 2021.
En 2022, el crecimiento del PIB y los bajos tipos de interés permitieron que el pasivo se pagara prácticamente solo, y la deuda bajó su peso hasta suponer el 117% del PIB (1,49 billones de euros).
Sin embargo, el gasto público siguió creciendo en 2022, como consecuencia de los diferentes paquetes de ayudas para aliviar el impacto de la inflación, y el volumen de la deuda ha seguido creciendo: a finales de año llegó a superar por primera vez en la historia los 1,5 billones, más del triple de la que había en 2008.
"Es nuestra mayor vulnerabilidad ahora mismo. El elevado nivel de deuda combinado con el alto déficit estructural "son una bomba de relojería que en cualquier momento puede estallarnos", coincide María Jesús Fernández, economista senior de Funcas. Sobre todo tras las subidas de tipos de interés, que han elevado el coste de la deuda, y el fin de las compras de deuda del BCE.
Exportaciones: récord sobre récord
Más incluso que el mercado laboral, las exportaciones se han convertido en la gran fortaleza de la economía española.
A pesar del debilitamiento del comercio con Ucrania y Rusia y la ralentización de clientes vecinos, como Alemania, las empresas españolas han seguido vendiendo, hasta el punto de que, mes tras mes en 2022, las exportaciones han batido récords históricos, casi 5 puntos por encima de los niveles prepandemia.
"Hay que destacar la capacidad de España de convertirse en un país neto exportador. No esperábamos que el superávit de la balanza de pagos se mantuviera en 2022, eliminando la parte que tiene que ver con energía, pero parece que sí", explica Manuel Hidalgo, profesor de Economía en la Universidad Pablo de Olavide y asociado a EsadeEcPol.
España es más competitiva que otros países. Esta ventaja comparativa para las exportaciones españolas, sin embargo, tiene una parte negativa: se debe básicamente a que los salarios reales han caído más en 2022. En 2022, los salarios cayeron el doble en España que en los países de la OCDE.
Vivienda: el principio del fin del 'boom'
Daba la impresión de que nada podría derribar al gigante de la vivienda en España. Ni la crisis del COVID-19, primero, ni la guerra en Ucrania, en 2022, consiguieron desgastar el boom de ventas y precios que encadenaba el sector.
Todo lo contrario: se convirtieron en acicates para el mercado inmobiliario, que en los últimos 12 meses ha visto crecer las operaciones hasta niveles no vistos desde la burbuja inmobiliaria. En 2022 se vendieron 649.494 pisos en España, un 14,7% más que en 2021, y eso a pesar de la crisis de precios, las subidas de tipos de interés y el temor a una recesión.
Pero 2022 también podría ser el último gran año para el sector. Cada vez son más voces las que alertan del enfriamiento progresivo, tanto de ventas como de precio, y de un cambio de rumbo para la vivienda en 2023.
Prueba de ello: Las compraventas pincharon en diciembre. En el último mes de 2022, las transacciones cayeron un 10,2% respecto a diciembre de 2021, hasta sumar 43.370 operaciones, poniendo fin a 21 meses consecutivos de crecimiento de ventas.
Eso significaría que la inflación y la subida de tipos ya empiezan a hacer mella en el mercado de la vivienda en 2023: la demanda empieza a resentirse, y eso contagiará a los precios.
Turistas: el año de la recuperación tras 2 de travesía por el desierto
Tras más de 2 años de travesía por el desierto, el turismo cogió aire (por fin) en 2022. Tanto los datos de llegadas, como los de gasto, publicados por Exceltur, revelan la recuperación de la actividad turística en España en 2022.
Ni la incertidumbre, ni la pérdida de confianza en la economía, ni el agujero abierto por la inflación en el bolsillo han logrado agostar las ganas de viajar que tenían los hogares tras la pandemia, y esto se ha visto reflejado en los datos del último año.
"2022 será recordado como el año de la recuperación del turismo tras el impacto de la pandemia", decía la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, a comienzos de año. En los 11 primeros meses de 2022, los turistas internacionales que han visitado España superan los 67 millones, lo que representa el 85% de las cifras del mismo periodo de 2019.
Por su parte, el PIB turístico alcanzó los 159.000 millones de euros, según datos de Exceltur. Esto es un 1,4% superior a la actividad de 2019, explicando el turismo el 61% del crecimiento económico.
La pregunta ahora es hasta cuándo podrá mantenerse el turismo en estos niveles, teniendo en cuenta que, a la persistencia de la inflación, se ha sumado el efecto de la subida de tipos de interés, que todavía ahogará más a las rentas; y que, mientras tanto, los hoteles y servicios turísticos han seguido elevando precios por encima de los niveles prepandemia.
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