Ojos biónicos, implantes intramusculares y mejoras auditivas y del cerebro: así serán los cibersoldados en 2050, según los científicos encargados de mejorar al ejército de EEUU

Cibersoldados del futuro

Getty Images

  • Organizaciones científicas y militares de EEUU tratan de adivinar cómo serán los soldados dentro de 30 años.
  • Entre sus vaticinios se recogen mejoras visuales, auditivas, físicas y neuronales.
  • Se trata de tecnologías factibles aunque aún lejanas, explican diversas startups.
  • El desarrollo a gran escala de la tecnología militar ha despertado recelo entre la sociedad civil, que se ha apresurado a poner ya algunos límites.
  • Descubre más historias en Business Insider España.

Implantes oculares para ver en condiciones de oscuridad, músculos que responden a órdenes ajenas, oídos que escuchan y traducen a kilómetros de distancia, drones que se mueven a voluntad.

La escena parece salida del videojuego Metal Gear Solid 4, uno de los títulos de la legendaria saga de Hideo Kojima.

En él, el desarrollo sin límites de la nanotecnología convierte la guerra en una aburrida rutina para mercenarios como su protagonista, Solid Snake: "La guerra ha cambiado", dice en su primera frase.

Pero es real. Al menos, todo lo real que puede ser una estimación.

Así es ve el futuro el Mando de desarrollo de habilidades de combate (DEVCOM), un organismo encargado de investigar mejoras para los soldados del ejército de EEUU.

Aunque no es especialmente conocido por el gran público, DEVCOM colabora de cuando en cuando por ejemplo con la polémica Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés), a quien se relaciona con nada menos que el origen de internet.

Fruto de estas experiencias, entre 2018 y 2019 elaboró un informe con el título Cyborg Soldado 2050: la fusión de humanos y máquinas y sus implicaciones para el futuro del Departamento de Defensa.

En este, trata de anticipar cuáles serán las tendencias en el desarrollo de tecnología militar durante los próximos 30 años.

En las primeras páginas del mismo, los autores advierten de que su contenido no representa necesariamente el parecer ni del ejército estadounidense ni del Gobierno.

A pesar de ello, a nadie escapa que se trata del estudio de un organismo entre cuyas misiones se encuentra tejer alianzas con empresas innovadoras que puedan ayudar en la defensa del país.

No se trata, por tanto, ni mucho menos de una aproximación desinformada. Las conclusiones del estudio nacen del contacto de DEVCOM con miles de empresas.

Por ello, Sifted, en su afán por analizar la carrera tecnológica que están librando los ejércitos de las mayores potencias del mundo, ha tomado el estudio recientemente como referencia. 

En una serie de artículos, este medio habla con algunas de las startups más punteras a nivel europeo y mundial para saber cómo de cerca estamos de lo que proponen los científicos del ejército de EEUU.

Las conclusiones de unos y otros se pueden agrupar en 4 categorías.

1. Mejora de la vista

La previsión de DEVCOM es que los campos de batalla del futuro sean lugares densos como los túneles de alguna gran megaciudad. Contar con tecnología que permita ver en este ambiente será vital.

Para ello, hay que mejorar la vista humana y llevarla a rangos desconocidos hasta ahora. El problema es que para ello no queda más remedio que prescindir de los ojos naturales en favor de otros biónicos

Es una cirugía, reconocen los expertos, a la que es muy improbable que se sometan soldados sanos. Demasiada distopía.

Sí que es una posibilidad, ponderan, para personas que padezcan enfermedades oculares congénitas o que hayan sufrido algún tipo de deterioro en la vista. 

Los mundos "hiceánicos", los nuevos planetas donde podrían darse las condiciones necesarias para la existencia de vida extraterrestre

En estos casos, los globos oculares dañados se sustituirían por unos sintéticos que contarían con las mejores tecnológicas que ofrezca la ciencia dentro de 30 años.

"El uso de implantes de retina es algo muy interesante, pero creo que, hasta cierto punto sigue siendo un poco de ciencia ficción por el momento", explica a Sifted Bernard Gilly, presidente de Pixium Vision.

Se trata de una de las startups que más está haciendo en Europa por mejorar la vista: "Algo que da bastante miedo de un implante de retina es que es un viaje solo de ida. Después, puedes quitar el implante, pero la retina quedará destruida", explica Gilly.

2. Mejora de la musculatura y los movimientos

De nuevo, la analogía con los videojuegos resulta inevitable. Según el estudio, en el futuro se podrá controlar el movimiento de los soldados. 

Más o menos, como si la realidad fuera una videoconsola y las fuerzas armadas se pudieran componer de soldados controlables a distancia con capacidad casi ilimitada para superar cada misión.

El modo de llegar hasta ahí, explica DEVCOM, sería a través de implantes optogenéticos intramusculares que emitirían señales eléctricas.

Estas servirían, en primer lugar, para resucitar músculos dañados. Y en cuerpos sanos, prevén, incluso valdrían para llevar a los soldados más allá de los límites de sus capacidades.

La idea permite pensar, por ejemplo, en soldados con escaso tiempo de formación manejados remotamente por generales con décadas de experiencia en todo tipo de terrenos y misiones.

Pero de nuevo, se trata de una tecnología improbable en el corto plazo.

Por ahora, lo más lejos que ha llegado la optogenética es a que científicos del MIT reduzcan algo la fatiga muscular de ratones y ratas gracias a impulsos nerviosos neuronales.

De ahí a mejorar el rendimiento físico de un ser humano media un abismo. "Tal vez podría ser en 20 o 30 años. Ahora mismo es imposible", explica a Sifted Gilly. 

3. Mejora del oído y la comunicación

El sentido del oído es una preocupación en el ejército de EEUU. Un estudio de 2012 reveló que aproximadamente el 10% de los veteranos del ejército sufría de acúfenos, pitidos en el oído.

Es el resultado de décadas de convivir con disparos y explosiones que superan en mucho los decibelios que puede tolerar una persona.

Asentadas ya entre la población tecnologías como los implantes cocleares, que ayudan a mejorar el oído a personas que se han quedado sin poder escuchar, DEVCOM propone ir más allá.

Los implantes de oído del futuro, dicen, permitirán no solo proteger a los soldados de uno de los efectos adversos más comunes de la guerra, sino que además mejorarían un sentido clave.

Al fin y al cabo, una persona que, por ejemplo, es capaz de escuchar cómo se mueve el enemigo a varios kilómetros a distancia, es alguien que difícilmente caerá en emboscadas.

Por imaginar, incluso los expertos se permiten conjeturar con la existencia de un plante que permita traducir de manera instantánea otras lenguas: el espía perfecto.

Aunque parece ciencia ficción, son herramientas que no están tan lejos. La compañía británica Mymanu comercializa desde hace años unos auriculares que, dicen, traducen 37 idiomas.

4. Mejora del cerebro para interactuar con la tecnología

Un soldado conectado a través de internet con drones que le envían imágenes en tiempo real de cómo está la situación en batalla. 

Armas que disparan a su voluntad. Dispositivos remotos de todo tipo que facilitan su misión con que tan solo él imagine que lo hacen.

Controlar máquinas con la mente a través de implantes neuronales. DEVCOM no esconde que este es uno de sus grandes objetivos de cara a los próximos años.

Descubren el asteroide más veloz del universo y mucho más cercano al Sol que Mercurio, aunque todavía se desconoce su origen

"Los implantes neuronales permitirán el control de diversos aparatos por parte de los humanos. Drones, armas y sistemas operativos remotos se verán mejorados", explica el estudio.

El problema, de nuevo, está en la cirugía. La efectividad de los implantes que permiten la conexión entre hombre y máquina, especifica el estudio, tiene que ver con hasta qué punto es invasivo el procedimiento para su colocación.

Es decir, se puede trabajar con implantes que se sitúen en determinadas regiones exteriores del cráneo, pero la fuerza de las señales será menor que si los científicos pueden penetrar en la masa cerebral.

Esto plantea un inconveniente importante. DEVCOM prevé unas altas tasas de rechazo entre el personal militar y civil para estas operaciones. Afortunadamente, para eso están las fuerzas especiales.

"Equipos especiales como los Navy Seals o los Army Rangers podrían inclinarse a aceptar estas tecnologías si estas suponen una mejora significativa de su capacidad, sus posibilidades de sobrevivir, su letalidad y su superioridad en el campo de batalla", dicen los investigadores.

Por ahora, las startups están buscando más aplicaciones sanitarias que militares a los implantes neuronales.

España puede sacar pecho de ello. A nivel mundial, destaca en esta tecnología InBrain, una startup afincada en Barcelona que ha adelantado por la derecha a la todopoderosa Neuralink de Elon Musk.

Lo ha hecho apostando por el grafeno como material para unos implantes que, por ahora, se están desarrollando para ayudar a personas que padecen Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas.

Los recelos de la sociedad: mejor Iron Man que Spiderman

Esto, a pesar de que es sabido que la propia DARPA está financiando el desarrollo militar de estas soluciones.

Preguntado por Sifted, una fuente que prefirió no identificarse no aclaró si su empresa había recibido dinero de esta agencia, aunque sí reconoció que haber visto a alguien como Donald Trump presidir EEUU durante 4 años hacía esta posibilidad menos atractiva.

 Los recelos están justificados. A finales del año pasado, Business Insider informó de que un alto mando del ejército de EEUU había acusado de China de tratar de alterar sus soldados genéticamente.

Antes, como contó el portal especializado The Defense Post, Francia había aprobado un programa de mejora de las capacidades de sus soldados.

Esto causó tanta controversia que Florence Parly, ministra de las Fuerzas Armadas galas, se vio obligada a salir a la palestra a aclarar que cualquier mejora para los combatientes ha de ser reversible.

En la práctica, esto significa decir sí a mejoras en conocimiento, armaduras, equipamiento, armas y vehículos y rechazar la experimentación genética.

Parly puso un ejemplo muy de nuestros días: "Decimos sí a Iron Man y no a Spiderman".

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.