Por qué es mejor comprar el melón y la sandía enteros en lugar de los que están ya cortados

Melón y sandia

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  • Llegas a la frutería o al supermercado y te encuentras melones y sandías enteros y otros que ya vienen cortados. ¿Cuál es la opción más recomendable? 
  • Tanto por seguridad alimentaria como para reducir el uso de plástico, y seguramente encontrar estas frutas a un precio más económico, lo más adecuado es comprar los melones y las sandías enteros. 
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¿Es mejor comprar sandías o melones enteros o aquellos que ya vienen cortados y envasados? La duda planea la mente de muchos consumidores, y la estampa se repite en cualquier supermercado o gran superficie: la fruta aparece en estos dos formatos provocando confusión en el comprador.

Desde Maldita despejan la duda y recomiendan las piezas enteras: es la mejor manera de curarse en salud ante una posible intoxicación alimentaria. Cuando las frutas se manipulan de forma incorrecta o se cortan con un utensilio contaminado pueden causar problemas. También es posible que los microorganismos y patógenos de la parte exterior pasen a la parte comestible.

“La pauta correcta es lavarlas bien bajo el grifo y pasarles un cepillo para eliminar la suciedad y, en el momento que las cortamos, tendrían que ir directamente al frigorífico”, recomienda a Maldita Ciencia Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, también autora del libro Come seguro comiendo de todo.

Si el melón o la sandía ya están cortados pueden tener toxinas, ya que no es posible cerciorarse de que el proceso de lavado, cortado, manipulación, envase e introducción en el frigorífico se haya hecho de la forma recomendada. De hecho, en el pasado año 2019 los CDC de Estados Unidos detectaron un brote de infecciones por Salmonella Carrau cuyo detonante fueron los melones y sandías cortados. 

Por aquel entonces la infección afectó a 137 personas de 10 estados de Estados Unidos entre el 3 de marzo y el 1 de mayo de 2019, 38 de las cuales requirieron hospitalización. Los síntomas más frecuentes fueron cólicos, diarrea o fiebre y la enfermedad duró de 4 a 7 días de media. La fuente probable del brote se atribuyó a melones y sandías que venían cortados.

Aunque los alimentos vegetales sin procesar no suelen estar involucrados en brotes, tal y como refleja este documento del portal de seguridad alimentaria del Principado de Asturias, es importante reducir las posibilidades de que hayan estado en contacto con gérmenes patógenos como agua de mala calidad, residuos orgánicos, estiércol animal, plagas, prácticas agrícolas o falta de salud de los empleados. 

La contaminación externa en los melones y sandías cortados puede obedecer a múltiples causas: haber estado en el suelo, contacto con insectos y roedores, manos sucias y un largo etcétera. Dado que las sandías y melones no se suelen cocinar, para escogerlas frescas lo apropiado es que estén enteras, revisar que no tengan magulladas ni que estén podridos.  

Para finalizar, resulta importante mantener la nevera limpia y desinfectada, separar los frescos por tipo de producto (carnes, huevos, pescado, marisco, frutas y verduras), especialmente cuando están crudos, y por supuesto, lavar la fruta siempre. Para reducir los riesgos de microbios puedes refrigerarlas cuando estén cortadas y peladas un par de horas antes de consumirlas.

Cabe recordar que cuando compras las frutas y verduras envasadas y cortadas, usas plástico innecesario y abusas de los envases no biodegradables. La campaña #DesnudaLaFruta de Vivir sin plástico pone el dedo en la llaga sobre este problema medioambiental. 

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