La lucha contra los robots asesinos encuentra en Musk a un sorprendente aliado, pero hay quien ve en su postura una cortina de humo

Robot con arma

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  • En los últimos años, Future of Life Institute se ha convertido en uno de los grupos de presión más activos de la UE.
  • Aunque su objetivo es que se regule la IA, el hecho de que lo financien multimillonarios tecnológicos como Elon Musk ha llevado a muchos a pensar que se trata de un intento por parte de estos de distraer la atención de los problemas reales.

Hay figuras que despiertan opiniones tan encontradas que ni siquiera el más anodino de sus gestos genera consenso alguno. 

En los últimos meses, si ha habido un protagonista a nivel mundial ese ha sido Elon Musk, el multimillonario dueño de Tesla que trata de dar un nuevo impulso a Twitter después de gastarse la friolera de 44.000 millones de dólares en su adquisición.

Por el camino, el magnate tecnológico ha despedido a la mitad de los trabajadores de la empresa y ha vaticinado que de que ahora en adelante Twitter funcionará mucho mejor que nunca al haberse quedado a quien él juzga que son los mejores trabajadores, aquellos dispuestos a dar el todo por el todo.

Se trata de una afirmación que, a ojos de muchos, resulta mucho más que discutible. 

A falta de ver hasta qué punto Musk consigue de verdad convertir Twitter en el eficacísimo oasis de libertad de expresión que ha prometido, hay quien ha querido recordar que no la red social no es su única preocupación. Ni mucho menos.

En un amplio reportaje, Politico ha recordado recientemente que, por si tuviera poco trabajo con levantar Twitter, Musk anda también detrás de Future of Life Institute (FLI, por sus siglas en inglés) un grupo de presión que trabaja desde hace años en Bruselas para que los legisladores europeos pongan normas clara al desarrollo de IA.

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En otras palabras, a Musk, más allá de todos sus muchos y variados proyectos empresariales, le preocupa también, entre otras muchas cosas, el posible advenimiento de un robot asesino.

Pero hay quien piensa que hay gato encerrado en esa repentina preocupación por el futuro tecnológico de un hombre como Musk, que en los últimos años se ha cansado de vaticinar un futuro mejor y más brillante gracias precisamente a la tecnología. 

En esencia, a muchos expertos no les cuadra que Musk, un optimista tecnológico de primer orden, esté preocupado de verdad por el rumbo de la IA.

Es por esto que ven organizaciones como FLI una cortina de humo que sirve para distraer al gran público de los problemas que ya está trayendo consigo la tecnología. Estos, argumentan, son mucho más reales que el potencial nacimiento de un Terminator.

Future of Life Institute, el concienciado brazo legislador de los multimillonarios tecnológicos

Musk, ha recordado Politico, no está, ni mucho menos solo en su inquietud. Detrás de FLI están también, dispuestos a aportar lo que haga falta por la causa, Jaan Tallinn, el programador detrás de Skype, y Vitalik Buterin, el prodigio cofundador de la red Ethereum, entre otros.

Por estar, ha llegado a estar incluso vinculado al grupo Sam Bankman-Fried, el CEO de la bolsa de criptomonedas FTX recientemente caído en desgracia tras el desplome de su espacio de intercambio cripto.

"Gracias al continuo desarrollo de la biotecnología y la inteligencia de las máquinas, estamos entrando en una era en la que la vida y la inteligencia serán diseñadas por la vida y la inteligencia, en lugar de por la evolución", comienza explicando la propia ONG en su web.

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"El rápido aumento del poder de estas tecnologías implica que los cambios de las próximas décadas, y su efecto en el futuro a largo plazo de la vida, probablemente sean profundos. Y peligrosos. La misión del Instituto del Futuro de la Vida, creado en 2015, es dirigir la tecnología transformadora hacia el beneficio de la vida y alejarla de los riesgos extremos a gran escala".

Para cumplir esta misión, explican, forma parte de su labor tratar de reducir los potenciales daños que la tecnología puede producir a gran escala, así como las catástrofes y los riesgos existenciales derivados del·mal uso accidental o intencionado de lo que definen como "tecnologías transformadoras".

Se trata de una mirada a largo plazo que hace torcer el gesto a muchos. Uno de los expertos que más recelo ha mostrado recientemente ha sido Timnit Gebru, experto en IA que ha trabajado en empresas como Google.

"Están respaldados por multimillonarios, incluido Elon Musk, eso ya debería hacer que la gente sospeche", afirma en declaraciones recogidas por Politico

"En el ámbito de la IA hay un montón de organizaciones y empresas a las que los multimillonarios inyectan dinero. Pero su concepto de seguridad de la IA no tiene nada que ver con los daños que ya producen en grupos marginados: quieren reorientar toda la conversación hacia la prevención del apocalipsis de la IA".

Existen muchos ejemplos del modo en que la IA, entrenada con conjuntos de datos generados por los seres humanos, adolece en muchos casos de los mismos prejuicios que quienes las entrenan.

Uno de los más llamativos lo proporcionó hace algo más de un año un grupo de investigadores de Canadá, Taiwan y EEUU, que descubrió que una IA había aprendido a identificar la raza de los pacientes tan solo con ver su radiografía.

Pero lo peor no era eso. Lo peor era que ninguno de ellos sabía explicar muy bien por qué, es decir, en qué sesgos de la información había reparado el algoritmo. Desde luego, explicaban los científicos en su estudio, no se trataba de algo buscado ni deseado por quienes habían desarrollado la máquina.

Hay casos menos inocuos. Blake Lemoine, un exingeniero de Google que se hizo célebre por especular con la posibilidad de que una IA de Google hubiese podido cobrar conciencia de sí misma, reconoció tiempo después que, aunque su apreciación podía ser algo exagerada, sí estaba clara una cosa: la IA de Google era, por lo menos, bastante racista.

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Pocas de estas cuestiones parecen preocupar por ahora a FLI, que en 2020, ha recordado Politico, recibió una generosa donación de casi 300.000 dólares de la Silicon Valley Community Foundation. 

El presupuesto total de la ONG para ese año rondó el medio millón de dólares. Las cuentas de 2021 no se han hecho públicas aún.

Mark Brakel director de políticas europeas de FLI se defiende en Politico: "Nos preocupa el hoy, pero también nos preocupa lo que ocurrirá en 80 años. [Hay] fallos de seguridad de la IA que se están produciendo hoy, pero a medida que los sistemas se vuelvan más potentes, los daños podrían ser peores".

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