Elon Musk le pasa un lío enorme a la nueva CEO de Twitter

Hasan Chowdhury,
Elon Musk.
Elon Musk.

Reuters

  • Elon Musk por fin está listo para compartir su caos de Twitter con otra persona.
  • El multimillonario ha encontrado a una nueva consejera delegada para sucederle, pero el desastre que tendrá que resolver es enorme.
  • Los problemas de ingresos, las preocupaciones de los anunciantes y una crisis de identidad pesan sobre la empresa.
Análisis Faldón

Se ha hecho de rogar, pero Elon Musk por fin está preparado para hacerlo: está a punto de traspasar el caos de Twitter a otra persona.

El jueves, el multimillonario anunció que había fichado a una nueva consejera delegada para tomar las riendas de la red social. En un primer momento solo avanzó que sería una mujer, pero este viernes ya ha confirmado que su sucesora será Linda Yaccarino, una ejecutiva del mundo de la publicidad que hasta ahora ocupaba un puesto de responsabilidad en NBCUniversal, uno de los grandes conglomerados mediáticos de Estados Unidos.

Yaccarino tiene tarea por delante.

La nueva CEO de Twitter se encontrará con un buen lío que arreglar tras la adquisición de Twitter por parte de Musk por valor de 44.000 millones de dólares y la caótica gestión de la empresa. Estos son los cuatro grandes retos a los que se enfrenta. 

Las finanzas de Twitter son un desastre 

El primer reto que el accidentado reinado de Musk ha dejado a su sucesor es el desastre financiero de Twitter.

La adquisición de Twitter por parte de Musk se vio impulsada en parte por un paquete de deuda de 13.000 millones de dólares que ha supuesto una verdadera carga financiera para la empresa. Musk afirmó en repetidas ocasiones que Twitter estaba a semanas de la bancarrota tras hacerse cargo de la empresa, por lo que los ingresos son su principal prioridad.

Para cualquier nuevo CEO, eso significa encontrar la manera de convertir Twitter en una máquina de generar ingresos. Los beneficios de la empresa en 2021 —sus últimos resultados anuales completos antes de dejar de cotizar en bolsa— mostraron que era enormemente deficitaria, con unas pérdidas netas de 221,4 millones de dólares.

Musk ha introducido nuevas medidas para mejorar esta delicada situación, haciendo que los usuarios paguen por servicios como la verificación de cuentas. Musk está regalando tics azules dada la escasa aceptación del servicio de suscripción, por lo que su sucesora necesitará contar con planes alternativos. No está claro cuánto dinero ha ganado Musk hasta la fecha.

Varias sombras y, al fondo, el símbolo de Twitter.

El riesgo de un éxodo de anunciantes

El segundo reto al que se enfrenta la nueva consejera delegada es la batalla por retener a los anunciantes, una batalla que vivirá su momento decisivo cuando Twitter entre en la era de Tucker Carlson.

El hasta hace poco presentador estrella de la cadena Fox News, que fue despedido el mes pasado, anunció esta semana que lanzaría un nuevo programa en Twitter. Dada su fama de polémico, después de entre otras cosas haber aireado el bulo del amaño electoral en las presidenciales estadounidenses de 2020, podría ser un arma de doble filo fatal para la nueva jefa de Twitter.

Por un lado, es probable que los cerca de 3 millones de espectadores que sintonizarían cada noche el programa de Carlson en Fox News le sigan en Twitter. Eso puede suponer una victoria para la empresa.

Por otra parte, la posibilidad de que las críticas de Carlson se conviertan en conspirativas y virulentas pondrá a prueba la paciencia de los anunciantes. La mitad de los 100 principales anunciantes de Twitter suspendieron sus anuncios un mes después de la adquisición de Musk

El auge de los rivales de Twitter

El tercer reto es la competencia. La afición de Musk a caerle mal a la gente ha llevado a varios oportunistas a reconocer la frustración de usuarios y anunciantes en los últimos meses presentándoles plataformas rivales. 

Algunas, como Mastodon, una red social descentralizada, han tenido dificultades para atraer a un número significativo de usuarios debido a su complejidad y a la larga lista de espera para unirse. Otros, sin embargo, están demostrando ser más eficaces. 

Bluesky, que tiene una lista de espera de alrededor de 2 millones de personas, está respaldada por el cofundador de Twitter Jack Dorsey y ya ha logrado desarrollar una base de usuarios activos, que incluye a figuras públicas como los congresistas demócratas Alexandria Ocasio-Cortez y Robert García.

La plataforma de newsletters Substack, por su parte, ha lanzado una función al estilo de Twitter llamada Notes y, al mismo tiempo, ha conseguido un gran número de seguidores entre los que se encuentran antiguos confidentes de Musk, como el periodista Matt Taibbi. 

Para la nueva CEO de Twitter, la amenaza que suponen estas plataformas es muy real. Un desliz garrafal de Carlson o de cualquiera de los posibles invitados a su nuevo programa en Twitter podría hacer que los usuarios —y los anunciantes— huyan en masa hacia otras alternativas.

 

La larga sombra de Elon Musk

El cuarto reto, por supuesto, es el propio Musk. El cambio del multimillonario hacia una cultura "dura" en la empresa no sentó bien a muchos empleados. A pesar de renunciar a sus funciones de CEO, planea mantener el control como presidente ejecutivo y director de tecnología. 

La enorme influencia de Musk ejercerá presión sobre el asunto más importante: decidir qué es Twitter en realidad. El caótico enfoque de Musk respecto a la moderación y la verificación ha dejado heladas a las empresas de información, a pesar de que éstas se encuentran en el corazón de Twitter. 

NPR, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos, pasó a tener su cuenta de Twitter etiquetada como "medio afiliado al Estado", no ha tuiteado desde el 12 de abril. Pasó lo mismo con RTVE, aunque Twitter acabó dando marcha atrás. En cualquier caso, si las organizaciones de noticias son objeto de difamación constante, la nueva CEO de Twitter tendrá que hacer frente a la crisis de identidad.

Linda solo puede esperar que no se le añadan más problemas a la lista. Con Elon, todo puede pasar.

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