Elon Musk y Steve Jobs comparten esta forma de pensar que explica su éxito, productividad y capacidad para dirigir varias empresas a la vez

Elon Musk, CEO de Tesla, Twitter o SpaceX, y cofundador de OpenAI.
Elon Musk, CEO de Tesla, Twitter o SpaceX, y cofundador de OpenAI.

Michele Tantussi/Reuters

  • Elon Musk ha logrado ser la persona más rica del mundo y revolucionar varias industrias gracias, en parte, a un ritmo de vida y trabajo difícil de llevar e impulsado por su particular sentido del tiempo.
  • Según sus allegados, Musk siente la urgencia de aprovechar el tiempo al máximo, especialmente después de que una enfermedad casi terminara con su vida en 2001.
  • Ese mismo sentido de urgencia se asociaba a Steve Jobs, quien también revolucionó varias industrias y al que marcó el diagnóstico de cáncer, pero enfocado como revulsivo.
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Elon Musk es la persona más rica del mundo, ha revolucionado varias industrias (bancaria, automóviles, aeroespacial, solar...), lidera y ha fundado numerosas empresas y saca tiempo para tuitear y hacer predicciones de vez en cuando.

Además, recientemente ha sido elegido Persona del Año por la revista Time, que recuerda sus logros con SpaceX y Tesla, entre otros, y analiza su singular personalidad.

"Este es el hombre que aspira a salvar nuestro planeta y a conseguirnos uno nuevo para habitarlo: payaso, genio, señor de la industria, visionario, industrial, showman, canalla; un híbrido loco de Thomas Edison, P.T. Barnum, Andrew Carnegie y el Doctor Manhattan de Watchmen, el hombre-dios melancólico de piel azul que inventa coches eléctricos y se traslada a Marte", describe.

Todo eso lo ha conseguido desoyendo el consejo de su madre de concentrar los esfuerzos en una sola industria ("Elige una: energía solar, coches o cohetes", le dijo; "Obviamente, no me escuchó", admite) y con un ritmo de vida y trabajo difícil de seguir: divide sus días en franjas de 5 minutos para ser más productivo.

Una de las claves que ayudan a entender cómo y por qué consigue hacer tantas cosas a la vez se encuentra en su percepción del tiempo y la importancia que le da al hecho de que este es limitado.

"Después de que un grave ataque de malaria casi le matara en 2001, dicen sus allegados, parecía sentir la urgencia de aprovechar más su tiempo en la Tierra", explica Time en su reportaje.

Un amigo de Elon Musk desde hace 20 años, Robert Zubrin, fundador de la Sociedad de Marte, coincide en que el sentimiento de mortalidad se encuentra detrás de los logros del multimillonario: "Genio es una palabra que se asocia frecuentemente con Musk; sabiduría, no. Pero hay un sentido en el que Musk, en mi opinión, es muy sabio, y es que entiende que no tiene un 'para siempre'".

Más allá de una enfermedad como amenaza que ambos vivieron (letal en el caso de Jobs) y que influyó sobre ellos, ese sentido de mortalidad y urgencia es un elemento que Musk comparte con Steve Jobs.

"Incluso antes de que se le diagnosticara el cáncer de páncreas que finalmente le mató, quienes conocían a Jobs decían que vivía su vida con un aparente sentido de urgencia, pareciendo saber por instinto que no sería larga", apunta Inc.

También creativo, millonario, innovador y exitoso emprendedor con un revolucionario legado detrás, Steve Jobs se volcó durante la mayor parte de sus 56 años de vida a cambiar el curso de distintas industrias, mientras dirigía asimismo varias empresas a la vez.

El concepto de la mortalidad también estuvo muy presente en su vida desde que le diagnosticaron el cáncer, pero a través de un enfoque en el que lo utilizaba como revulsivo. 

"La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la muerte es posiblemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio de la vida: retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo", explicó en su famoso discurso en la Universidad de Stanford (EEUU) en 2005, 6 años antes de su fallecimiento.

"Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida" y "evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder", porque "prácticamente todo —las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso— se desvanece frente a la muerte, dejando solo lo que es verdaderamente importante", afirmó.

"Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro. (...) No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior. Y, lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición. (...) Todo lo demás es secundario", concluyó ante decenas de universitarios recién graduados.

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