La empresa española que aspira a conquistar el motosharing en Estados Unidos

Vicente Cano
Una de las motos de Muving, en Atlanta.
Una de las motos de Muving, en Atlanta.
  • Cuando se cumplió el año de la llegada de Muving a Madrid, la empresa anunció que se expandiría a EE.UU. 
  • Tras varias semanas de operaciones en Atlanta, la startup española que está llevando el motosharing a EE.UU. todavía sigue librando una batalla semántica.
  • Aunque Muving está en plena expansión europea, la experiencia en Atlanta deberá servirles para implantarse en más ciudades de EE.UU. 

Muving, la startup española que quiere dominar el motosharing en EE.UU., acaba de entrar en su tercera semana de operaciones en Atlanta. Una ciudad en la que, como en otras 12 dentro de España, han decidido implantar su servicio por encontrar las condiciones adecuadas: "una masa importante de población, contaminación y problemas de movilidad", afirma para Business Insider Miguel Angel, director de Marketing de Muving. 

Las primeras 75 motos eléctricas fabricadas en España que opera esta startup de movilidad deberían ser solo el principio de un plan de expansión por EE.UU. Tan rápido como el que les ha llevado a estar presentes en 12 ciudades españolas en algo más de dos años. Aquí ya cuentan con una flota de 2.500 motos y una masa de usuarios que ha superado ya las 185.000 personas. 

Sin embargo, debido a que los vehículos de Muving son scooters, el primer e inesperado obstáculo que esta empresa española se ha encontrado al empezar a operar sus motos compartidas en EE.UU. tiene más que ver con la semántica. Incluso los medios locales y algunos especializados siguen, tras asistir a la presentación del servicio, comparándolo con el de Bird, una empresa de viajes compartidos en patinetes de Xiaomi. 

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Las confusiones que genera la relación que las palabras tienen con los objetos o cosas que representan no suelen pasar de lo anecdótico, pero cuando a un problema generado por un falso amigo le unes una importante brecha cultural, este comienza a ser más difícil de remontar. Y eso a pesar de que el spot con el que se está anunciando Muving en EE.UU. no podría dejar la cosa más clara. 

En su tercera semana de operaciones en una de las ciudades de EE.UU. que más crece, Muving todavía está despegando, pero su primer reto es introducir un nuevo concepto en la mente de los usuarios de un país en el que scooter significa patinete. Y ni siquiera es que las motos de la startup española tengan, precisamente, una configuración de scooter, pero es que allí, a todas las motos pequeñas se las llama por la marca de la única que han conocido: Vespa. 

"Que nosotros sepamos, somos la primera empresa de motosharing que opera en una ciudad de EE.UU. Apenas llevamos dos semanas allí. Nuestra idea es aprender de su cultura y particularidades y en función de eso, iremos a otras ciudades. En Europa, desplegaremos en Lisboa, Marsella y Toulouse. Estamos en plena planificación", afirma Miguel Ángel Pérez. 

Como les sucede en España, donde su plan de expansión por ahora está cerrado —están en  Alicante, Barcelona, Cádiz, Córdoba, Madrid, Málaga, Murcia Sevilla, Puerto de Santa María, Valencia, Vigo y Zaragoza—, en EE.UU. buscan ciudades "donde el ecosistema sea amigable para nuestra visión. Aunque estamos ciudades cuya ordenanza de movilidad tampoco nos lo pone fácil, como Málaga, donde no se pueden aparcar motos en las aceras, tengan el ancho que tengan", reclaman desde Muving.

Así, mientras ciudades como San Francisco o Denver se ha decidido impedir que haya cualquier clase de vehículo estacionado en sus aceras, en Atlanta, como ha sucedido en Madrid, están abiertos a la llegada de nuevos servicios de transporte compartido, bien sean en moto, coche o patinete. 

"El problema con estos últimos, además de la confusión que genera el término scooter, es que las empresas que operan los patinetes y las bicicletas de alquiler, los tienen con muy poco mantenimiento. Esto hace que den mala imagen a veces y los usuarios terminan también siendo descuidados con ellos, nuestro modelo es completamente diferente", se defienden desde Muving. 

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La startup española de motos compartidas fundada por el conglomerado formado por el grupo Torrot GasGas, que es su único suministrador de vehículos, ofrece en EE.UU. Una escala de tarifas similar a la que tiene en España —aquí cobran 21 céntimos—: entre 25 y 35 céntimos el minuto, aunque pueden comprarse bonos con los que se consigue reducir ese precio a 15 céntimos por minuto de uso. 

Su modelo de gestión, en el que comparte con la ciudad que lo pide datos sobre los desplazamientos que genera su plataforma, también es el mismo. Aunque desde Muving rehusan compartir datos sobre la masa crítica de población para establecerse o las tasas de motos por habitante que consideran mínimas y óptimas para ofrecer su servicio, sí que afirman que todavía queda mucho margen de expansión. "Es nuestro business core", se excusan. 

"La competencia es buena, en ciudades como Madrid está lejos de que este modelo de movilidad se sature a pesar de los numerosos operadores que ya estamos. Hay bastantes sí, pero todavía no ha llegado el momento de que el motorista se piense si comprar o no una comprar moto porque ya tiene una aparcada en la puerta de casa, somos todavía jóvenes. Hay mucha moto y mucho coche que no acabará renovándose, el beneficio real que generaremos a las ciudades se verá en los próximos años", concluye Miguel Angel Pérez.  

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