Las empresas tendrán que compensar a sus empleados por algunos gastos y asegurar su derecho al descanso

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teletrabajo, trabajar desde casa

Para muchas empresas y profesionales, el teletrabajo no va a ser flor de un día.

Si bien la pandemia de COVID-19 ha acelerado su implantación, la realidad es que el debate sobre las ventajas e inconvenientes del teletrabajo ya venía siendo una constante en el mercado laboral.

Trabajar en remoto es ya la rutina de un gran número de empleados. Se espera que cuando la pandemia haya remitido definitivamente, el trabajo desde casa, sin tener que acudir a la oficina, sea una costumbre arraigada.

Debido a ello, el Gobierno quiere poner en marcha una serie de regulaciones para que este modo de trabajar pueda acogerse a un nuevo marco legal. De este modo, se pretende dotar de derechos a todos aquellos profesionales que desarrollan su labor en remoto.

Una de las ideas que se maneja es la de compensar los gatos derivados de la actividad laboral. Es decir, que la empresa se haga cargo de pagar parte de la factura de luz o de internet del empleado, ya que los gastos se pueden ver aumentados al trabajar desde casa.

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Esta situación genera un nuevo debate, ya que hasta ahora no son muchas las empresas que han abonado esta compensación a sus trabajadores. Algunas, como es el caso de BBVA, pagan un extra de 50 euros mensuales a sus empleados por este tipo de gastos, según explica El Mundo.  Por otro lado, los sindicatos ya piden que las empresas tengan que dotar por ley de ordenador, conexión a internet y otros medios a estos trabajadores.

"La nueva regulación no debe entenderse como un coste añadido para la empresa"

David Blay es uno de los mayores expertos sobre teletrabajo en España, autor del libro '¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?', y ha respondido a las preguntas planteadas por Business Insider España a este respecto.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es que las empresas se ven beneficiadas económicamente con el teletrabajo, según explica David Blay: "Es evidente que habrá ahorro en kilometraje, en luz, en reparación de equipos, en cambio de mobiliario, en limpieza y en alquileres. Eso debe compensarse al trabajador. Es más, aunque compraran un escritorio, un ordenador y una silla a cada uno y pagaran una parte de la luz y de internet, una vez solventado ese gasto los costes fijos bajarían enormemente".

Además, desde el punto de vista del empleado, el teletrabajo puede acarrear una serie de gastos que no se estarían pagando si desempeñase su labor en la oficina.  Así lo aclara Israel Llavata, consultor jurídico de Sothis, compañía dedicada a la transformación tecnológica en el mundo empresarial: "El teletrabajo puede suponer una merma salarial al asumir el empleado los costes fijos de luz, internet, agua, y gas, o al adaptar su puesto de trabajo a las condiciones ergonómicas adecuadas, para evitar cualquier tipo de incidencia en materia de salud laboral".

Por estos motivos, es importante que la ley aclare si dichos gastos deben ser asumidos por el trabajador, por la empresa o conjuntamente entre ambos. "La nueva regulación no debe entenderse como un coste añadido para la empresa, debe valorarse internamente el devenir de la organización y su adaptación a estas nuevas condiciones laborales", matiza Llavata.

Derecho al descanso y a la desconexión digital

Pero este no es el único punto que podría regularse a través de la nueva ley del teletrabajo. Existen otros aspectos igualmente relevantes, como el derecho al descanso o a la desconexión digital, ya que trabajar en casa puede conllevar rutinas en las que se hace complicado desentenderse de la tarea y descansar.

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"La falta de cultura del teletrabajo puede provocar el menoscabo en derechos de los trabajadores por el excesivo control por parte del empleador, o al no garantizarse el respeto de los horarios laborales, y en este sentido una regulación específica al respecto, que contemple todas estas aristas, sería de gran utilidad", defiende Llavata.

David Blay también hace hincapié en esta falta de arraigo que sufre, por el momento, el teletrabajo en España, y que se ha podido notar especialmente durante el confinamiento: "Muchos de los problemas asociados al teletrabajo en estos tres meses, al margen de tener hijos o personas dependientes a cargo, vienen de no tener formación digital ni en trabajo flexible".

Es cierto que resulta más sencillo establecer los tiempos de trabajo cuando el empleado se encuentra presencialmente en la empresa. El horario está marcado, y la jornada finaliza una vez que el trabajador se marcha y empieza a disfrutar de su tiempo libre. Este límite puede ser más difuso en el teletrabajo, pero también es posible regularlo.

"Como medidas de control de respeto de estos derechos de los trabajadores, se podrían instalar softwares que contabilizaran el tiempo de uso de los dispositivos corporativos y establecieran avisos de límite de tiempo de uso", argumenta Israel Llavata, aunque piensa que lo ideal es concienciar a empresas y trabajadores para que este derecho se respete sin que sea necesario un control tan minucioso: "La mejor medida es la confianza de las empresas en sus trabajadores y el establecer directrices y/o normas de uso en la ejecución del teletrabajo".

"El teletrabajo debería implementarse poco a poco"

El teletrabajo ha tenido una buena acogida, y ha ayudado a evitar que la pandemia de COVID-19 se propague sin tener que renunciar a parte de la actividad económica, que ahora se ha ido desarrollando en los domicilios de los empleados.

No se puede decir que se trate de un fenómeno nuevo, ya que algunas empresas lo venían practicando desde hace tiempo. Sin embargo, su generalización en algunos sectores sí que puede suponer un cambio de paradigma, y esto trae, necesariamente, nuevos marcos de regulación.

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"La realidad de España es que hasta marzo solo teletrabaja el 4% de la fuerza laboral", matiza David Blay, que también quiere señalar que "el teletrabajo debería implementarse poco a poco. Haciendo pruebas, detectando qué perfiles pueden o quieren hacerlo. Estableciendo protocolos y flexibilidad horaria real".

Tanto el Gobierno como las empresas tienen ahora la responsabilidad de que el teletrabajo pueda implementarse en España con la máxima seguridad posible, y en el marco de una ley que tenga en cuenta todas las vicisitudes de esta modalidad de empleo.

"El proceso de adaptación de las empresas va a requerir cierta inversión, sobre todo a nivel seguridad. Es un hecho real que el teletrabajo, si no se plantea con todas las garantías, puede aumentar el riesgo de sufrir incidentes, siempre y cuando no se hayan establecido medidas de prevención específicas y se haya formado a los trabajadores respecto a los usos adecuados de las redes, equipos y cualquier otro dispositivo corporativo", expone Israel Llavata.

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