Sir Gregory Winter se disfrazó de médico para visitar a la única paciente de su primer ensayo y gracias a esa conversación continuó la investigación que le valió el Nobel de Química en 2018

Gregory Winter recibe el Premio Nobel de Química
  • El Premio Nobel de Química en 2018, Sir Gregory Winter, ha sido ha sido galardonado con el XXXVIII Premio Fernández - Cruz de la Fundación Fernández Cruz por sus avances en el tratamiento de enfermedades crónicas. 
  • En un encuentro con profesionales de la comunicación, el Premio Nobel ha compartido el momento en el que se dio cuenta de que quería trabajar para encontrar aplicaciones en la vida real para sus investigaciones. 
  • El encuentro que definió toda la trayectoria de Winter y le llevó al galardón fue una visita a la única paciente de su primer ensayo para la que tuvo que disfrazarse de médico. 
  • A partir de ese momento pensó: "Tengo una responsabilidad de encargarme de que esta tecnología pueda aplicarse de verdad".
  • Winter es considerado uno de los padres de la "evolución dirigida", junto con sus compañeros de Nobel, George P. Smith y Frances H. Arnold.
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Hay un momento en la vida de algunos científicos en el que empiezan a atisbar que los frutos de su trabajo podrían tener una aplicabilidad en la vida real e incluso, a veces, llegar a salvar vidas. 

El biólogo molecular Sir Gregory Paul Winter, Premio Nobel de Química en 2018, ha sido galardonado con el XXXVIII Premio Fernández - Cruz  en el marco de la celebración de la Lección Memorial de la Fundación Fernández-Cruz, por su labor en lo que se considera uno de los avances más revolucionarios en el tratamiento de las enfermedades crónicas. 

Sir Gregory P. Winter (Premio Nobel de Química 2018), el Prof. Arturo Fernández-Cruz (Presidente de la Fundación Fernández-Cruz) y el Dr. Luis Nudelman (director médico de AbbVie en España).
Sir Gregory P. Winter (Premio Nobel de Química 2018), el Prof. Arturo Fernández-Cruz (Presidente de la Fundación Fernández-Cruz) y el Dr. Luis Nudelman (director médico de AbbVie en España).

Gregory Winter es conocido por su trabajo en ingeniería molecular y por ser pionero en conseguir producir un anticuerpo monoclonal 100% humano, un hito que "ha contribuido a cambiar los paradigmas de los tratamientos para alargar la vida, así como la perspectiva de las empresas farmacéuticas y la economía global", según el Profesor Arturo Fernández Cruz. 

Para Gregory Winter el momento de caer en la cuenta de las posibilidades reales de su trabajo ocurrió hace muchos años, cuando una única paciente probó un tratamiento con anticuerpos en un ensayo que "actualmente no habría sido aprobado", admite el Nobel en un encuentro con profesionales de la comunicación. 

"Hubo un gran momento para mí que fue cuando pasé de ser un científico a ser alguien mucho más interesado en la aplicación que mi trabajo podía tener", cuenta el Premio Nobel. 

"Cuando trabajaba con anticuerpos, de forma accidental, tuve una buena idea sobre cómo sintetizar anticuerpos humanos a partir de los de ratones", relata. Al desarrollar la idea de Winter, pensaron en sus aplicaciones terapéuticas. Así fue como una primera versión del anticuerpo fue probada en una mujer que tenía un tumor y para la que ya no quedaban más alternativas. 

"Era el primer anticuerpo modificado con ingeniera genética que se introducía en un cuerpo humano y nos preocupaban las reacciones adversas", explica Winter. 

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Unos días después de que la paciente empezara con el tratamiento, el futuro premio Nobel se enfundó en una bata blanca, se colgó un fonendoscopio y marchó con confianza por el hospital preguntando directamente por ella. 

"Me dijeron que se pensarían que era un médico que iba a visitarla y me dejarían pasar", recuerda. Y así fue. La paciente se encontraba mucho mejor y charlaron un rato en el que Gregory Winter le confesó que no podía garantizarle nada. 

"No sabía si viviría unos días, unas semanas o unos meses", admite. La paciente le dijo que con solo vivir dos meses más le sería suficiente. Sorprendido por lo que consideraba un tiempo poco ambicioso, Winter le preguntó por qué y la mujer le contó que su marido se iba a morir y solo quería acompañarlo. De vivir más tiempo de los dos meses a los que aspiraba, lo utilizaría para hablarle a sus nietos de su abuelo. 

"Me impactó mucho", recuerda el Nobel. "Aún me impacta". El científico asegura que a partir de ese momento pensó: "Tengo una responsabilidad de encargarme de que esta tecnología pueda aplicarse de verdad". Gregory Winter explica que siempre pensó en centrar su trabajo en la investigación de los anticuerpos, pero hasta ese momento no había pensado realmente en continuar investigando sus aplicaciones terapéuticas. 

Winter señala el encuentro con esa paciente como la razón por la que dirigió todo su trabajo hacia los anticuerpos como tratamiento hasta acabar desarrollando Humira, el primer fármaco desarrollado con esta técnica en ser aprobado por la FDA en 2002 para tratar la artritis reumatoide y un superventas para la farmacéutica AbbVie.

A día de hoy, Gregory Winter asegura que todo se debió a aquella paciente a la que agradece que se arriesgara con un tratamiento desconocido. "Abrió un campo totalmente nuevo y nos motivó a nosotros, los científicos", asegura. 

La paciente acabó viviendo un año más. 

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La ciencia detrás del Nobel  

George P. Smith, Frances H. Arnold y Gregory P. Winter, ganadores del Premio Nobel de Química en 2018.
George P. Smith, Frances H. Arnold y Gregory P. Winter, ganadores del Premio Nobel de Química en 2018.

Winter recibió el Premio Nobel de Química 2018, compartido con los bioquímicos estadounidenses George P. Smith y Frances H. Arnold (que se convirtió en la quinta mujer en conseguir el galardón en esta categoría), por sus avances científicos relacionados con el desarrollo de anticuerpos terapéutico 

"Gracias a esto se han desarrollado numerosos tratamientos innovadores en áreas terapéuticas como la oncología y la inmunología", explica el Dr. Luis Nudelman, director médico de AbbVie en España. 

Winter explica que él nunca empezó su investigación con la intención de desarrollar un tratamiento, sino que se le ocurrió a medida que iba descubriendo posibilidades. 

A principios de la década de los 80, los tratamientos con anticuerpos eran derivados de proteínas de roedores, lo que tenía peligrosos efectos en humanos. Básicamente, lo que Winter consiguió desde su Laboratorio de Biología Molecular y que supuso un auténtico hito en el mundo de la medicina, fue conseguir utilizar la ingeniería para eliminar secciones del anticuerpo del ratón que estimulaban reacciones inmunitarias no deseadas y reemplazarlas por fragmentos de anticuerpos humanos.

Este proceso se llama "humanización" de los anticuerpos y permitió empezar a desarrollar tratamientos basados en anticuerpos humanizados que dejaron de provocar efectos secundarios de riesgo en las personas. 

Más tarde, Winter refinó aún más su tecnología con lo que se conoce como la terapia de fagos, desarrollada por su compañero de Nobel George P. Smith, con la que generó proteínas de anticuerpos totalmente humanas por fusión de bacteriófagos producidos en el laboratorio, evitando las limitaciones potenciales asociadas con su proceso de humanización previamente desarrollado.

La terapia de fagos demostró ser fundamental parael proceso de evolución dirigida, por el que los investigadores son capaces de derivar proteínas de anticuerpos con una alta capacidad de selección para sus dianas terapéuticas y de la que los tres ganadores del Nobel de Química 2018 son considerados como los primeros impulsores.

El primer anticuerpo totalmente humano producido con la terapia de fagos de Winter que se comercializó para su uso en humanos fue Humira.

Además de científico,Winter tiene una trayectoria como emprendedor.  En 2009, fundó su último proyecto, Bycycle Therapeutics, para trabajar en las limitaciones que presentan los tratamientos con anticuerpos. Son moléculas muy grandes y a veces existen dificultades para que "penetren en tejidos y tumores", explica el biotecnólogo. 

Por eso, desde su compañía están trabajando en desarrollar una réplica artificial de los anticuerpos más pequeña que está ahora en distintas fases de ensayos clínicos pero que Winter asegura que los resultados están siendo "brillantes". 

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