“Invertimos en menos del 1% de las empresas que analizamos”: así elige Propel, el fondo de capital riesgo de BBVA para invertir en fintech, las startups que podrían convertirse en los gigantes tecnológicos del futuro

Jay Reinemann, responsable de Propel.

Propel

  • "Esperamos que al menos el 20% de los ingresos de nuestra cartera de grandes ganadores compensen el resto de las pérdidas", explica Jay Reinemann, socio de Propel, el fondo de capital riesgo de BBVA, a Business Insider España.
  • "Somos inversores en las primeras fases de una empresa y eso significa que estamos invirtiendo en empresas antes de que tengan ingresos", apunta. 
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Detectar en sus primeros pasos las empresas que serán gigantes tecnológicos de dentro de unos 10 años. Este es el objetivo de Propel, el fondo de capital riesgo de BBVA especializado en invertir en fintech. No todas las apuestas salen bien, aunque llevar años en el sector ayuda a detectar patrones. 

"Invertimos en menos de un 1% de las compañías que analizamos. Esto es lo más duro del negocio, encontrar las compañías adecuadas. Supongo, que al mismo tiempo, si llevas haciendo esto el tiempo suficiente, entiendes lo que quieres", explica Jay  Reinemann, responsable de Propel, en una entrevista con Business Insider España 

BBVA anunció en febrero que planea invertir hasta 150 millones de dólares adicionales (unos 129 millones de euros) para respaldar Propel, incrementando su compromiso con el fondo de capital riesgo hasta los 400 millones de dólares (unos 327 millones de euros), teniendo en cuenta la inversión previa realizada en 2016. 

En sus años de vida, Propel ha invertido en más de 40 empresas de 5 países. Algunas han protagonizado grandes éxitos, como la compañía de criptoactivos Coinbase, que recientemente debutó en bolsa, lo que permitió a BBVA ganar entre 200 y 250 millones. Otras aún continúan en su cartera. Es una carrera de fondo. 

"Somos inversores en las primeras fases de una empresa y eso significa que estamos invirtiendo en compañías antes de que tengan ingresos. Invertimos en la etapa pre-semilla (lo que en el argot del sector se conoce con el término anglosajón preseed), antes de las inversiones semilla o las rondas de inversión de Serie A o B. Así que nosotros tenemos en cuenta que las empresas tardarán un tiempo largo en crecer, esperamos que las buenas compañías tarden al menos entre 7 y 10 años en madurar", señala Reinemann. 

Pone como ejemplo a grandes gigantes actuales, que también nacieron siendo pequeñas compañías tecnológicas. "Si observas empresas como Amazon u otras similares, creo que, al menos hasta que no pasaron unos 15 años, no fueron rentables y entonces escalaron tanto que sus beneficios son enormes", apunta.

Como práctica general, explica Reinemann, las startups en las que están invirtiendo suelen tener pérdidas porque utilizan el capital que consiguen para seguir creciendo, reinvirtiendo en la compañía o contratando a personas para crear un mejor producto. Sería la versión contraria a apostar por una compañía para recibir dividendos anuales. 

"Invertimos en estas compañías desde el punto de vista del capital riesgo. Les decimos, 'ok, es estupendo, entendemos la dirección que toma lo que estás haciendo'. Estás viendo una buena tracción de los consumidores y en algún momento se podrá dejar de invertir en la compañía y esas empresas, a menudo, llegan a ser rentables", apunta al hablar del camino que toman sus participadas. Reinemann señala que es un relación habitual entre la mayoría de inversores y las compañías tecnológicas; no se espera una rentabilidad "inmediata". 

Para conseguir conformar esta cartera de empresas en las que invertir, parte del trabajo es ver muchas startups, conocer proyectos y hablar con emprendedores. 

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En este sentido, explica que están en una búsqueda constante de compañías haciendo una investigación propia, hablando con gente del sector y acudiendo a eventos relacionados con el mundo fintech. "Analizamos muchas referencias de los actuales fundadores", apunta Reinemann. Y explica que algunas de las mejores referencias provienen de emprendedores en los que Propel ya ha invertido: "Llevo 20 años invirtiendo en fintech, así que con el tiempo he construido una red". 

Al final, no hay una fórmula mágica, pero sí varios ingredientes que deben reunir los proyectos para lograr su respaldo. 

"Entre los criterios, y esto puede sonar obvio, lo primero y más importante que se busca es un equipo muy motivado, que entienda un problema mejor que cualquiera y que haya identificado que algo está mal". Y pone como ejemplo que el cliente tenga necesidad de ganar dinero, que haya una solución que no se ajusta a lo que quiere el cliente o que se esté cobrando demasiado por un determinado servicio. 

"Buscamos esos emprendedores que puedan hacer una mejora de 10 veces en relación a lo que ya existe para el consumidor", añade. En el caso de las fintech, destaca, "necesitas un tipo de fundador que esté deseando luchar contra una industria muy grande y que tenga la habilidad de atraer a gente con mucho talento". 

Además, Reinemann apunta que el mercado tiene que ser suficientemente grande para que las empresas tengan "potencial para escalar hasta decenas de miles de millones en ingresos". Y agrega: "Si se trata de una compañía que solo tiene una oportunidad de negocio en un nicho de mercado, probablemente no sea una inversión de capital riesgo. Podría ser una buena inversión pero, desde el punto de vista del capital riesgo, necesitamos que nuestras inversiones también sean de 10 veces como mínimo". 

"Es cierto que, a veces, los emprendedores simplemente fracasamos o todos fallamos juntos y esas inversiones serán 0. En ese caso, no obtendremos nada a cambio, pero esperamos que al menos el 20% de los ingresos de nuestra cartera, esos grandes ganadores, compensen el resto de las pérdidas", apunta. 

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"Siempre hemos estado en San Francisco dándonos cuenta de que es uno de los hubs de innovación, donde han nacido startups como Paypal, Facebook o Google, y todos estos chicos están intentando averiguar cuál es el movimiento que les permitiría entrar en los servicios financieros. Esto es importante para entender la estrategia general de la industria. Desde nuestra perspectiva, es importante entender la dirección que han tomado estas empresas porque han influenciado la forma en la que los bancos ofrecen ahora sus servicios", asegura Reinenman en relación a la trayectoria de Propel y su papel en el mundo de las fintech. 

La relación entre las grandes tecnológicas y las finanzas es cada vez más estrecha tanto en productos, como en el uso de las infraestructuras. 

"Hay empresas como Google que ofrecen servicios financieros como Google Pay y hay compañías como Google o Amazon que ofrecen infraestructuras donde ahora los bancos están colocando sus infraestructuras. Está habiendo una mezcla en cómo se ofrecen los servicios financieros", explica el responsable del fondo. 

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"Todo se está moviendo todo muy rápido. Desde nuestro punto de vista, una de las mejoras formas de entender la industria y tener perspectiva de lo que puede pasar dentro de 10 años es mirar a las empresas que se están creando ahora mismo. Las startups que están ahora en sus primeras etapas serán las empresas grandes dentro de 10 años. Coinbase es un ejemplo de ello", apunta.  

En el marco de esta perspectiva de entender hacia dónde se movía la tecnología, BBVA Ventures se transformó en Propel con el objetivo de optimizar y ser "el mejor inversor que pudiéramos ser; así que la mejor forma de entender la dirección de la industria es participar en ella. Nos enfocamos en encontrar y financiar a los mejores emprendedores y ojalá seamos recompensados con grandes ganancias". 

Respecto a la independencia del fondo por su pertenencia a un banco, Reinemann señala que Propel se creó a propósito como un instrumento independiente para poder tomar decisiones basándose en la inversión como criterio exclusivo. El propósito no es invertir en compañías que puedan ser útiles estratégicamente para BBVA: "Teníamos más ese papel cuando estábamos dentro del banco". 

"Estamos enfocados en generar retorno económico", señala al apuntar que las inversiones están dirigidas a encontrar las mejores compañías, aunque puedan ser competidores para BBVA. 

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