España sufriría más pérdidas si China pierde la guerra comercial que si EE.UU. impone aranceles a la UE

Pavel Ramírez
Trump y Xi Jinping durante una visita de Estado

Tras la amenaza del presidente de EE.UU., Donald Trump, de una tercera ronda de aranceles a China por valor de 100.000 millones de dólares, su homólogo en el país asiático apeló a enterrar el hacha de guerra y apostar por el diálogo. "La puerta de China a la apertura no sólo no va a cerrarse, sino que va a abrirse aún más", declaraba Xi Jinping este martes ante la inminente escalada en la guerra comercial abierta hace casi tres semanas. Un escenario de diplomacia que no sólo le conviene a China, sino que indirectamente beneficia a España, ya que en el contexto actual sufriría más pérdidas si EE.UU. se impone en la contienda que si aplica aranceles a la Unión Europea.

"No creo que Donald Trump vaya a dar marcha atrás en las decisiones que ha tomado hasta ahora. Entre otras cosas, porque quien tiene más que perder es China. En el caso de EE.UU., las exportaciones a China son sólo el 8% del total, unos 100.000 millones de dólares, que no es mucho; mientras, en el caso de China, las ventas a EE.UU. representan el 22% de sus exportaciones totales. Estamos hablando de una cantidad muchísimo más grande de dinero. China es la que menos capacidad de aguante tiene en esta guerra, por lo que lo más probable es que EE.UU. tenga la última palabra", resume Emilio González, profesor de Economía en Comillas ICADE.

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El problema es que en el fuego cruzado están varios actores que tienen bastante que perder. En el caso de la UE, EE.UU. continúa revisando la relación comercial que mantiene con Europa y la amenaza de nuevos aranceles idénticos a los impuestos a los productos chinos y japoneses ─del 25% al acero y del 10% al aluminio─ se cierne sobre el viejo continente. Aunque aún no hay ninguna decisión en firme, Trump espera que la presión obligue a los líderes europeos a reconsiderar una apertura al mercado estadounidense de alimentos, coches y sus componentes, medicamentos y maquinaria industrial.

Además, la amenaza a la UE "parece que está mucho más relacionada con Alemania", apunta González. "EE.UU. quiere que la UE asuma sus responsabilidades en materia de Defensa, aumentando su gasto en un 2% en el PIB. Y Alemania se niega por activa y por pasiva", por lo que un hipotético impuesto a sus exportaciones le haría mucho daño y es la medida de presión escogida por Trump, "a pesar de que las formas de EE.UU. están dejando bastante que desear". En este sentido, considera que Europa no se verá afectada por ninguna tasa extra mientras siga en liza la guerra comercial abierta entre EE.UU. y China.

Los aranceles "apenas afectarían a España"

Y, aunque el conflicto llegase a Europa, un hipotético arancel al acero y el aluminio "apenas afectaría a España", tal y como señala González. "El acero europeo es de alta calidad y se necesita para los materiales estratégicos y militares de EE.UU. En el caso de España, no tenemos tanto acero propio. Nosotros aquí ya no tenemos mucha producción de acero y aluminio, por lo que este tipo de tarifas nos afectan, pero muchísimo menos que a otros países como Francia, Luxemburgo o Alemania", explica.

"Casi no tenemos industria siderúrgica y la que tenemos es para consumo propio y para alguna pequeña exportación. Para nosotros no es tan importante [el arancel]. Lo que sí nos afectaría es una desaceleración económica en el caso de Francia o de Alemania", continúa González, quien considera difícil cuantificar las escasas pérdidas que sufriría España en el caso de la imposición de una nueva tasa a la UE por parte de EE.UU.

En cambio, considera más peligrosa la relación con China: "Si tú quieres vender allí, en muchos casos tienes que hacer una empresa conjunta con una firma local que, a partir de ahí, va a implicar una transferencia de tecnología. Y, si no, no vendes. Y ahí hay una práctica de discriminación. Es un tema especialmente sensible cuando los países europeos y EE.UU. están invirtiendo tantísimo dinero en desarrollos tecnológicos, para que luego te diga China: 'Si entras en mi mercado, te traes la tecnología'".

Un arancel en el equipamiento energético sí tendría efectos en nuestra economía

En este sentido, González critica que la apropiación ilícita de tecnología que Trump denuncia en el caso de China también ocurre con España. "Hay que observar a todos esos españoles que han hecho la aventura china y que se han vuelto, como el caso del BBVA, al que le estaban haciendo obligando a transferir tecnología y no estaba ganando dinero ni pudiendo operar. Y, al final, decidió cerrar porque no iba a seguir transfiriendo clientes, transfiriendo 'know how' bancario, experiencia, etc. Y a Telefónica con China Telecom le ha pasado tres cuartos de lo mismo", sostiene.

Pero la interdependencia económica con China es más profunda de lo que parece y, en este caso, González ve más efectos perjudiciales en que la guerra comercial continúe (y que China la pierda) que en la amenaza de aranceles a la UE. "Una desaceleración seria de China implicaría una desaceleración de la economía mundial. Eso sí nos afectaría directamente. Si observamos los indicadores de coyuntura económica, la demanda interna en España va desacelerándose y va aguantando bien gracias al sector exterior y a la recuperación del sector bancario: si se viene abajo China, ahí sí que tendríamos una situación de desaceleración económica y una crisis en la generación de empleo", pronostica.

Aunque también existe otra posibilidad no contemplada: que EE.UU. fije nuevos aranceles a productos que puedan a nuestro país. "Los más sensibles para España serían los equipamientos energéticos, sobre todo las placas solares y los aerogeneradores que están en el punto de mira de EE.UU., por lo que nos podría afectar bastante" en el caso de que se imponga un arancel sobre ellos, según González. En este escenario, España sí tendría que buscar socios alternativos, ya que el 80% de los equipamientos energéticos de nuestro país van a parar al extranjero. Y la mayoría de ellos a China y EE.UU.

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