Los empleados de las estaciones de servicio cara a cara frente a unos clientes despreocupados: "Hubo un pico de locura al principio. La gente se saltaba las normas a la torera"

Fabián Romero, empleado de una estación de servicio en Galicia
Fabián Romero, empleado de una estación de servicio en Galicia
  • Business Insider España quiere presentarte a las personas que, con su esfuerzo, están haciendo posible que los enfermos reciban atención y que, quienes tienen que quedarse en casa para frenar la expansión del brote de coronavirus, tengan cubiertas sus necesidades básicas.
  • Médicos, enfermeros, auxiliares, administrativos, camioneros, cajeros de supermercados, reponedores, quiosqueros, conductores de autobús... La lista es larga y su labor merece un reconocimiento de toda la sociedad.
  • Acudiendo a su trabajando y desempeñando sus funciones con normalidad permiten que nuestro sistema funcione en este escenario inédito en España. A cambio, sólo piden una cosa: que te quedes en casa, que salgas a la calle únicamente lo imprescindible. Es la manera de conseguir frenar el COVID-19.
  • Si eres uno de ellos, nos encantará ponerte voz y contar tu historia. Si conoces a alguien en esta situación, compártelo. No dejemos pasar ni un día más para reconocer a todos los que están ayudando a los demás en esta histórica emergencia sanitaria. 
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Cintillo especial Coronavirus

La vida hizo un paréntesis el pasado 14 de marzo. Una escena: las persianas de comercios, bares y cafeterías bajadas, puede esbozar las esquinas del confinamiento. Y al otro extremo, el arrojo de aquellos que saben que su granito de arena dará una vuelta más al planeta.

Esa serenidad de quien se sabe confinado no es plato de gusto para todos pero sí a disposición de muchos. Otros, los empleados de las estaciones de servicio de todo el país, se disponen a garantizar un servicio de primera necesidad. Un empleo en el que bailan entre la negligencia de unos y el alarmismo de otros, entre lo bullicioso de una mañana y lo desértico de una tarde. 

“Hubo un pico de locura al principio. De repente, los primeros días fue todo el mundo llenar el depósito. La gente se saltaba las normas a la torera”, explica Uxía de la Torre, responsable de seis estaciones de servicio en Galicia. “Hubo un pico importante los primeros días tanto en tienda como en combustible. Cada cliente hacía lo que quería y no respetaban nada ni a nadie”, coincide Rubén Seoane, empleado de una estación de servicio del área de Santiago de Compostela. 

Son las voces de los trabajadores que con disposición, cada día -con o sin estado de alarma-, hacen un inciso al rutinario trajín de los ciudadanos. El emblema de la responsabilidad desprende de tensión la labor de estos trabajadores. Están expuestos a la galería en una empleo que, en una coyuntura de crisis, se ha convertido en primera necesidad.

Si en el paréntesis que se abrió el sábado, la histeria llevó a que el que más y el que menos conviniera que disponer de combustible era una prioridad, las estaciones de servicio contemplan ahora a ciudadanos un tanto ociosos en busca de un periódico que excuse un paseo.

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De cuando en cuando, algún que otro cliente vacía de cervezas, varias veces al día, las neveras de las estaciones de servicio para llenar la suya propia. Y la estampa la completan los habituales transportistas, otros en primera línea al no poder trabajar tampoco desde sus casas, que llenan los depósitos de sus vehículos en su habitual trasiego entre entregas.

Ha caído la afluencia en los últimas jornadas. “Hay pocos coches estos días”, explica Fabián Romero, empleado en una estación de servicio en el área de Santiago de Compostela, “El que más, el que menos, suele llenar el depósito para no volver”.

En una perspectiva más optimista y con vierto alivio Romero revela que los ciudadanos están cada vez más concienciados. “Los clientes siguen los protocolos y guardan las distancias entre personas”, confirma Rubén Seoane. “Siempre hay algunos que no siguen las pautas, pero siempre los ha habido y siempre los habrá”, relata no sin cierta resignación. 

Ellos, empleados con guantes en mano, mascarilla y gel desinfectante. Cumplen con todas las medidas para evitar el contagio. “Desinfectamos los surtidores continuamente, también las pantallas por si las tocan los clientes”, explica de la Torre. “Me siento más segura aquí que en el ascensor del edificio en el que vivo”. Enfatiza esta coordinadora de seis estaciones de servicio el rigor con el que se aplican las medidas de salubridad: "Aquí al menos sé que se cumplen los protocolos". Y si bien entre estos protocolos figuran que los baños estén cerrados, De la Torre avanza que sí se abren en caso de que algún transportista o camionero lo necesite.

Además, en "la gasolinera, la mayor parte gente paga desde el coche y con tarjeta. No me siento tan vulnerable". Con cierta naturalidad Romero asume la coyuntura de situación “no me considero de los más afectados”, tranquiliza al compararse con otros profesionales en primera línea, como los sanitarios.

Sí se advierte cierta cautela en el discurso de Seoane, no sin poner en valor la casuística personal de estos profesionales frente a la pandemia “personalmente, estoy asustado por la situación ya que los que estamos de cara al público estamos más expuestos”.

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Seoane no hace sino apelar a la responsabilidad de todos y hace hincapié en que, ante tal situación, sólo hay que salir de casa si es necesario. Un civismo con el que llama a no alargar a meses lo que pueden ser semanas. “Hay clientes que ya de por sí no creen nada y pasan de las medidas. Lo único que nos queda es que, si quiere ser atendido, que respete las normas. Esos son los realmente peligrosos a la hora de contagiar”, detalla de la situación Seoane. 

De obligado uso los guantes, la mascarilla y mantener la distancia de seguridad de un metro y medio. Cierto es que la situación se complica para coger las llaves del coche o para pagar. Aunque se priorice la transacción con tarjeta no siempre es posible mantener esa distancia de seguridad.

A  estos profesionales no se les ha dado la opción de quedarse en casa a trabajar. Sencillamente, no la tienen. Salen a la calle, dan la cara, hablan con los clientes, cogen llaves, llenan depósitos y cobran para que el mundo pueda seguir girando un poquito más a la espera de que se cierre el paréntesis.

Este testimonio es parte de una serie especial de Business Insider España que trata de poner cara a las personas que, con su esfuerzo, están haciendo posible que los enfermos reciban atención o cubriendo las necesidades básicas de la población con su trabajo. Son médicos, enfermeros, auxiliares y administrativos pero también limpiadoras, camioneros, cajeros de supermercados, reponedores o conductores de autobús. A cambio de su trabajo solo piden una cosa: que te quedes en casa y salgas a la calle solo lo imprescindible para frenar los contagios.

Si eres uno de ellos, nos encantará ponerte voz y contar tu historia. Puedes ponerte en contacto con nosotros a través del correo electrónico o mediante mensajes privados en nuestras redes sociales vía Twitter, Facebook, o Instagram. Si conoces a alguien en esta situación, compártelo. No dejemos pasar ni un día más para reconocer a todos los que están ayudando a los demás en esta histórica emergencia sanitaria. 

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