8 productos en los que vas a notar la guerra de Ucrania: gasolina, luz, aceite de girasol, maíz, automóviles o vivienda

Mujer en una gasolinera.

La guerra que sufre Ucrania provoca consternación en la sociedad europea, que asiste impotente a la deriva totalitarista de Vladímir Putin. Pero el Viejo Continente también sufrirá las consecuencias de esta guerra en el plano económico. 

Rusia y Ucrania son fichas clave en el tablero europeo en todo lo referente a energía y agricultura. De todo el gas que llega a Europa, el 40% viene de Rusia. Moscú también suministra un cuarto del petróleo que se consume en los países comunitarios, y Ucrania un 30% de todo el trigo que compra la UE.

Los problemas de suministro de materias primas y de la energía se traducirán en más costes de producción para las empresas, que terminarán repercutiendo el alza en la cesta de la compra. 

La onda expansiva terminará por golpear el bolsillo del consumidor, es cuestión de tiempo. En febrero, la inflación ya se disparó un 7,3%, y preludia una primavera descontrolada por la crisis de Ucrania.

"Cada vez que llenemos el depósito o paguemos la factura de la luz podemos recordar que esto nos afecta, y lo ha generado el ataque de Putin", resume Gonzalo Escribano, investigador principal y director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano.

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Echar gasolina, pagar la factura de la luz o comprar aceite de girasol son sólo algunos ejemplos de productos cotidianos que sufrirán el alza de precios en España. El conflicto, incluso, podría traducirse en una mayor subida de los alquileres.

Del trigo y maíz a la carne o los huevos

Rusia es el principal productor de cereales del mundo, por encima de Estados Unidos y Canadá. En cuanto a Ucrania, alrededor del 30% de todo el trigo que compra la Unión Europea viene de Ucrania, precisamente de algunas de las zonas afectadas por el conflicto.

En el caso de los cereales, la crisis en Ucrania podría tener dos efectos: 

  1. Por un lado, podría poner en peligro las cosechas y provocar escasez en el suministro de cereales. Esta consecuencia por el momento no se está dando, pero es un riesgo al alza.
  2. El segundo efecto sí está ocurriendo, y es que el conflicto está agravando los cuellos de botella. La crisis en las cadenas de suministro está disparando el precio de las materias primas, aunque por el momento no haya desabastecimiento. 

¿De qué manera afecta esto a España? España es el mayor productor de pienso en Europa, y para producir pienso, hace falta mezclar cereales con aceites. 

"Aproximadamente el 30% del maíz y el 20% del trigo que importamos se lo compramos a Ucrania", explica Jorge de Saja, director general de Cesfac (Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos Para Animales).

El problema está en que "en cuestión de 10 días, el precio de las materias primas, como el trigo o el maíz, ha subido entre un 30% y un 60%", añade De Saja.

Si sube el precio del pienso, se encarece buena parte de la cesta de la compra, porque ese pienso alimenta a los animales que luego consumimos. En el sector porcino, por ejemplo, el 70% de los costes se debe al pienso para alimentar a los cerdos, según Coag.

"Lo que ha pasado va a tener un impacto al alza en la cesta de la compra. La alimentación es el principio de la cadena, afecta a todo lo que te puedas imaginar: carne, leche, huevos...", avisa De Saja.

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Aceite de girasol

Resulta que Ucrania es el mayor proveedor de aceite girasol para España. Aproximadamente el 63% del aceite de girasol que España compra a otros países viene de este país, afirman desde Cesfac.

Como ocurre con los cereales, desde el sector agrícola alertan del encarecimiento del aceite de girasol, que a su vez contagiará a tantos otros productos que se fabrican con él. En los últimos meses, las empresas ya estaban sufriendo un alza de costes por ello, que ahora podría empeorar.

"En España, el aceite de girasol no se utiliza tanto para consumo en casa, pero es el aceite número uno para la elaboración de productos de hostelería o industria alimentaria. Es bastante estratégico en la industria", añade De Saja.

Gasolina y diésel

El mismo día que estalló el conflicto, el petróleo escaló hasta los 100 dólares por barril. El temor ante un corte de suministro de petróleo, como consecuencia del conflicto, está llevando los precios a máximos no vistos desde 2014.

Estas subidas ya se están notando a la hora de echar combustible.

Rusia es uno de los principales productores mundiales de petróleo. Un cuarto de todo el oro negro que entra en la UE se le compra a Rusia. De ahí viene el miedo a una disrupción en las cadenas de suministro, que llevaría a una escalada de precios.

España, de hecho, es más vulnerable que otros países a la montaña rusa de precios del petróleo. Un 35% de la energía que consume Europa viene del petróleo, pero es que en España este porcentaje supera el 40%. 

Eso quiere decir que, si el petróleo sube de precio, Europa lo nota en el 35% de la energía que consume, pero España en un 40%.

Transporte y turismo

Si echar gasolina o diésel es mucho más caro que antes, el transporte de productos también lo será, y todas aquellas empresas que dependen de esta energía para producir sufrirán un encarecimiento de costes, y si producir es más caro, los precios de venta también suben.

Y lo mismo ocurre con el turismo. El encarecimiento de la energía y la electricidad están pasando factura al transporte y a los servicios de alojamiento. Estas subidas se producen en un momento en que el sector trataba de volver a la normalidad, tras dos años de pandemia.

Además, el sector del automóvil también podría verse golpeado. "Ambos países en conflicto son abastecedores relevantes de metales que intervienen en la fabricación de automóviles, dispositivos tecnológicos y electrodomésticos”, apunta el presidente de UNO Logística, Francisco Aranda.

Según explica Aranda, “Rusia acumula casi un 10% de las reservas mundiales de aluminio, níquel y cobre; asimismo, produce un 40% de todo el paladio, que es un elemento básico para la industria automovilística”. “Por su parte, Ucrania es un gran proveedor de níquel, que se utiliza en la producción de los chips electrónicos”, añade.

Factura de la luz

En el caso del gas, la situación puede ser todavía más sombría. Rusia es el principal proveedor de gas de la Unión Europea y casi la mitad del gas que compran los países comunitarios viene de Moscú. El temor a una disrupción en el suministro, también de gas, está elevando los costes.

"En estos dos o tres días el gas ha subido un 60%. Al subir el gas, sube la electricidad. Ahora está subiendo en picado, por encima de 200 megavatio/hora", apunta Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas. 

Si el gas se encarece, sube el precio de la luz (hace falta gas para generar electricidad), y si sube la electricidad, la inflación aumenta, y ya estábamos en los niveles más altos desde 1989. El encarecimiento de costes también afecta al precio de la calefacción.

Como las subidas se concentran en suministros esenciales (luz, calefacción, gasolina, alimentos...), "afectarán desproporcionadamente más a los más vulnerables: las rentas más bajas", advierte Escribano.

Hasta los alquileres suben

La crisis de Ucrania también puede provocar que suban los alquileres en España. Más que un efecto mariposa, es una bola de nieve que va aumentando de tamaño o un efecto dominó que cada vez se lleva por delante más fichas.

La primera ficha es el encarecimiento de los combustibles. La crisis de Ucrania mantiene los precios en máximos, y esto sigue haciendo escalar la inflación. 

Lo que ocurre es que, todos los años, cuando se cumple un año más de contrato de alquiler, el propietario puede aplicar una subida conforme a la inflación. Por lo que, si la inflación se dispara por esta crisis, los alquileres pueden hacerlo en la misma medida.

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Según la regulación vigente en materia de alquileres, todos los años, el propietario puede hacer una revisión del alquiler y aplicarle la subida del IPC. 

En febrero, la inflación fue del 7,4%. Esto quiere decir que, aquellos contratos de alquiler que se firmaron en los meses de enero, pueden encarecerse un 7,4% en febrero de 2022.

"Los inquilinos a los que les toque la revisión anual de su contrato de arrendamiento en febrero verán aumentar su alquiler mensual en unos 51 euros de media a partir de ahora", avisan desde Idealista.

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