La hoja de ruta para 2023 de Holaluz, la empresa que quiere convertir los barrios en inmensas centrales eléctricas

Carlota Pi, cofundadora y presidenta ejecutiva de la comercializadora de electricidad Holaluz.
Carlota Pi, cofundadora y presidenta ejecutiva de la comercializadora de electricidad Holaluz.

Holaluz.

  • Holaluz se ha marcado el objetivo de alcanzar las 40.000 instalaciones solares distribuidas en 2023 para alcanzar un ebitda positivo de 32 millones de euros, explica a Business Insider España su CEO, Carlota Pi.
  • Este año han totalizado 16 millones de euros de ebitda positivo tras dar el paso de convertirse en instaladores y renunciar al gas.

Hace algo más de una década, cuando la cuestión de la producción de energía renovable empezó a estar de verdad en la conversación pública, una palabra copó buena parte de los debates: el autoconsumo.

Los expertos lo veían claro. En apenas unos años, cuando los avances tecnológicos permitieran almacenar de manera masiva energía limpia como la que proviene de fuentes como el sol o el viento, la máxima aspiración de cualquiera sería el autoconsumo, es decir, vivir exclusivamente de la energía que una construcción como una vivienda fuese capaz de generar.

La teoría era sencilla: tú lo produces, tú lo consumes. Los paneles solares y los molinos de viento prometían un futuro consagrado a la independencia de cada hogar y de cada negocio.

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De un tiempo a esta parte, sin embargo, empresas especializadas en energías renovables como Holaluz rechazan hasta cierto punto el autoconsumo. En su lugar, proponen algo más amplio: las comunidades energéticas.

Puede ser una calle, pero también un barrio, un distrito o, por qué no, tal vez una ciudad entera. La filosofía de estas comunidades se sustenta en la capacidad de cada construcción de generar energía no solo para sí misma, sino también para los demás.

El resultado es una evolución: de una casa produciendo energía solo para sí misma a un conjunto de inmuebles que generan suficiente energía para abastecerse al tiempo que hacen lo propio con las casas de alrededor.

La idea, además, es hacerlo con energía limpia y de kilómetro 0, lo que quiere decir que se consume donde se produce. Esto ahorra buena parte de los costes de distribución, por no decir casi todos.

En Holaluz esta manera de entender el complejo mundo de la generación y distribución de energía tiene eslogan desde hace tiempo: la revolución de los tejados. Por ahora, la idea les sirve para hacer un balance positivo de lo que ha significado para ellos 2022.

"Ha sido un año espectacular, estoy muy orgullosa de lo que hemos hecho porque en medio de la tormenta perfecta que hay en el mundo de la energía estamos siendo capaces de transformar un sector desde la tecnología y el producto", explica a Business Insider España Carlota Pi, CEO de Holaluz.

En cifras, esto se ha traducido en un ebitda positivo de 16 millones de euros. Pero Holaluz no quiere detenerse aquí: para 2023, los planes de la empresa pasan por alcanzar las 40.000 instalaciones solares distribuidas para duplicar sus resultados e irse a los 32 millones de euros de ebitda positivo.

El objetivo final es totalizar 75.000 instalaciones y un ebitda positivo de 80 millones de euros para 2024.

En este último año, la principal transformación que ha vivido la empresa ha sido pasar de ser simples proveedores de tecnología a hacer ellos mismos las instalaciones.

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"Nos dimos cuenta de que el modelo de externalización de las instalaciones no funcionaba porque en realidad no se entendía muy bien cuál era nuestra idea. De ahí, empezamos a usar diversos instaladores como plataforma para crecer con una integración vertical a nuestra propia instalación", explica Pi.

Hoy, Holaluz presume de ser capaz de valorar la instalación técnica en una vivienda en apenas un día. Hecho este análisis, hacen una propuesta al potencial cliente en la que desvelan cuánto dinero puede terminar ahorrándose con la instalación. Finalmente, si todo va según lo previsto, en unos 45 días esta puede quedar en pleno funcionamiento.

Al actual y disparatado precio de las facturas de luz, calculan desde Holaluz, una instalación convencional puede quedar amortizada en no más de 3 años.

Holaluz renuncia al gas en mitad de la crisis energética

Estos resultados se han producido en un año en el que la empresa ha tenido que hacer una importante renuncia: la comercialización de gas. 

Esta supuso pasar a sus 70.000 clientes al mercado regulado a través de lo que se conoce como tarifa de último recurso (TUR) y renunciar a 4 millones de euros de ebitda en 2022 y 6 millones para 2023, un dinero que se contemplaba en las previsiones iniciales pero que finalmente no entrará.

"No fue una decisión difícil. De hecho, fue muy fácil, porque la tomamos acudiendo al motivo por el cual existe Holaluz. Estábamos ganando dinero con el gas y podíamos seguir ganando, pero no era moral hacerlo con una tarifa que era 4 o 5 veces más cara que la tarifa regulada, a la que se puede acoger cualquiera", explica Pi.

Y ahonda: "No era bueno para nuestros clientes y, mirado con un poco de cuidado, no tenía ninguna correlación con nuestra estrategia, sobre todo considerando que no tenemos ninguna solución a largo plazo para el problema estructural del gas".

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Estructural es también, a ojos de Pi, el problema que vive desde hace tiempo Europa con las tarifas de la luz.

"Producimos electricidad muy cara, basada el 50% en combustibles fósiles. Y va a ir a peor, porque hay que contar además el coste de que se consuma energía a 400 kilómetros de donde se produce. La guerra en Ucrania es un aire frío que nos ha subido la fiebre de 38 a 41, pero, una vez se pase, seguiremos teniendo fiebre", explica al respecto la CEO de Holaluz.

"La solución no es el autoconsumo, porque eso solo beneficia a una familia. Hay que maximizar la producción en los tejados. Cuando lo consigamos, tendremos energía verde y baratísima en horas pico para todos los vecinos de un lugar. Mientras no pase esto, seguiremos igual".

La internacionalización, en el horizonte de Holaluz

Con esto en mente, Holaluz no tiene prisa por el momento por abrirse al mercado internacional.

"Ya solo en España tenemos un mercado potencial de 50.000 millones de euros. Las empresas que se internacionalizan rápido lo suelen hacer porque su mercado doméstico no es suficiente. Nosotros podríamos no salir de España y hartarnos a hacer instalaciones aquí. No hemos tenido prisa porque no lo hemos necesitado", dice Pi.

Aun a pesar de sentirse cómodos en España, la empresa no descarta abrir sus fronteras a medio plazo. 

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Lo explica la propia CEO: "Si tenemos la oportunidad y la capacidad de hacerlo, sin duda lo haremos. Pero para hacerlo necesitaremos levantar alguna ronda, y para eso tiene que haber buena relación entre la dilución de capital y la financiación que pueda llegar. Antes de llegar a esto, no lo haremos porque no tenemos prisa".

Por ahora, como potencial vía de financiación, la empresa ha presentado en bolsa un plan de emisión de pagarés por valor de 100 millones de euros que, por el momento, sirve tan solo como un primer paso: tampoco hay prisa, dice Pi, por tratar de colocar estos pagarés. .

No pasará mucho tiempo, en todo caso, antes de que Holaluz empiece a mirar fuera de verdad: "En 2027, por ejemplo, nos imagino con cientos de miles de instalaciones llevadas a cabo en varios países y tal vez cotizando en el Nasdaq, por qué no".

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