Una estudiante de 17 años ha desarrollado un hilo quirúrgico que cambia de color al contacto con heridas infectadas y tiene como objetivo luchar contra el racismo

puntos cirugía mujer negra

Getty Images

  • Dasia Taylor, una estudiante de secundaria del Instituto de Iowa (Estados Unidos), ha creado un tinte a base de remolacha, junto a un hilo de algodón y poliéster, que cambia de color al entrar en contacto con una herida infectada.
  • El objetivo de esta científica precoz de 17 años ha sido el de luchar por una sociedad más igualitaria en la que el acceso sanitario esté garantizado en todos los países, sin que su economía implique un riesgo más elevado de fallecimiento por infecciones quirúrgicas.
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Las intervenciones quirúrgicas pueden suponer un elevado riesgo de infección para los pacientes, el cual se acrecienta si el mismo reside en países menos desarrollados.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1.400.000 personas, a lo largo del globo terráqueo, contraen infecciones en el hospital, con una cifra que oscila entre el 5% y el 10% de los pacientes de los países más desarrollados.

Sin embargo, las infecciones pueden suponer un factor añadido a tener en cuenta en cuanto a mortalidad en los países más empobrecidos, y con sistemas sanitarios menos eficientes, en los cuales la proporción de pacientes puede ascender hasta el 25%, con efectos devastadores en operaciones como cesáreas, que afectan a las mujeres pobres.

Por ejemplificar este hecho, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2006 y 2018, el número de muertes por septicemia en España no superó los 4.500 casos anuales, lo cual es relativamente bajo.

Defunciones por septicemia, entre 2006 y 2018, en España.
Defunciones por septicemia, entre 2006 y 2018, en España.

INE

Esta misma lógica fue la que llevó a Dasia Taylor, una estudiante de 17 años del Instituto de Iowa (Estados Unidos), a crear un hilo quirúrgico de sutura que cambia de color, desde un rojo intenso hasta un púrpura más saturado, al entrar en contacto con una herida infectada.

El invento, que se ha convertido en un arma de Taylor contra el racismo, fue presentado durante la feria de ciencias estatal y ha contado con la supervisión de Walling y Michelle Wikner, profesores de química, aparte de una revisión posterior por Theresa Ho, microbióloga de la Universidad de Iowa.

Las infecciones quirúrgicas, desde una perspectiva antirracista

La trayectoria de Taylor comenzó en 2019, año en que empezó a trabajar en este proyecto, tras el anuncio de que iban a tener lugar las ferias de ciencias alrededor del Estado, por parte de su profesora de química.

Taylor se presentó y, en enero de este mismo año, fue seleccionada como una de las 40 finalistas del Regeneron Science Talent Search, una feria nacional estadounidense de largo recorrido y prestigio consensuado, destinada a estudiantes de último año de secundaria.

Como parte de su extendida implicación, los propios miembros del campeonato científico la votaron para el premio Seaborg, para ser la portavoz de sus descubrimientos, entre los cuales aparecían algunos sobre algoritmos y potabilidad del agua.

Dasia Taylor, la estudiante de 17 años que ha protagonizado el invento.
Dasia Taylor, la estudiante de 17 años que ha protagonizado el invento.

Society for Science

Como mujer negra estadounidense, Taylor no dejó de lado una mirada que pusiera el foco en la igualdad étnica. “He realizado mucho trabajo de equidad racial en mi comunidad y he sido oradora invitada en varias conferencias”, ha asegurado Taylor a la revista Smithsonian. "Cuando se me presentó esta oportunidad, no pude evitar hacerlo desde una perspectiva de equidad".

Por ello, no es de extrañar que en su proyecto este sea uno de los temas centrales: conseguir que los pacientes en países menos desarrollados no fallezcan a causa de una infección que en sus vecinos más desarrollados no suponga un riesgo tan elevado.

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Así, su conciencia proviene de actividades extraescolares, en su mayor parte, como la participación en Black History Game Show, un club que contaba con reuniones semanales y que luchaba por la existencia de un plan de estudios antirracista, antes de que llegara la pandemia de COVID-19. 

Por su parte, Kathryn Chu, directora del Centro de Cirugía Global de la Universidad Stellenbosch (Sudáfrica), también estudia el acceso equitativo en las intervenciones quirúrgicas y ha celebrado este suceso.

"Es asombroso que esta joven científica de secundaria se haya inspirado para trabajar en una solución para abordar este problema", ha celebrado la cirujana en un correo electrónico enviado a la revista Smithsonian. "Un producto que pudiera detectar temprano estas infecciones sería extremadamente valioso". 

Por qué las remolachas

Aparte de la clara voluntad de Taylor por cambiar el mundo, cabe destacar su originalidad y creatividad respecto al descubrimiento. Ella había estudiado algunos materiales conductores que cumplían la función con cambios en la resistencia eléctrica, aunque esto requería de un elevado coste, muy importante para su aplicación en países económicamente menos desarrollados.

Para entender por qué Taylor utilizó la remolacha, es necesario subrayar que la epidermis es ácida, con un pH de alrededor de 5; al infectarse una herida, dicho pH asciende a 9, más o menos. Como ya conocía la estudiante, muchas frutas y verduras indican, de manera natural, el cambio del pH a través de su color y la remolacha no era diferente.

De esta forma, Taylor se puso manos a la obra y consiguió encontrar el tinte adecuado para que el hilo identifique las infecciones: el de remolacha.

Así cambia el color al entrar en contacto con un pH alrededor de 9, el propio de una infección.
Así cambia el color al entrar en contacto con un pH alrededor de 9, el propio de una infección.

Society for Science

“Descubrí que las remolachas cambiaban de color en el punto de pH perfecto”, ha concretado Taylor. Sin embargo, aquí apareció un problema para Taylor y era qué hilo de sutura iba a utilizar, ya que los estándar tienen poca absorción, lo cual favorece la protección frente a bacterias tras las intervenciones quirúrgicas.

Por ello, Taylor descubrió un material integrado por algodón y poliéster, que cumplía los requisitos de su proyecto. Tras 5 minutos en un pH similar al de una infección, el hilo teñido con remolacha cambiaba, desde un rojo intenso hasta un púrpura más oscurecido.

Por último, la estudiante ha asegurado que quiere acceder a la Universidad de Howard (Estados Unidos), para hacer la carrera de Ciencia Política o algo relacionado con el mundo de la abogacía. Desde el mundo científico, seguro que se echan las manos a la cabeza con esta última decisión de Taylor.

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