Una artista convirtió un estudio de 5,5 metros de altura en una casa diminuta y la alquila en Airbnb por 100 euros la noche
- Sheree Rasmussen reutilizó el estudio de un artista que construyó su difunto marido para alquilar una pequeña casa.
- Quería honrar su vida dejando que otros disfrutaran del espacio mientras ganaba dinero en Airbnb.
- La mujer, de 70 años, gana ahora unos 2.200 dólares (2.000 euros) al mes alquilando esta torre roja de 5,5 metros de altura.
Dos años después de la muerte de su pareja, Sheree Rasmussen decidió convertir el estudio que él había construido en una pequeña casa que alquilaba en Airbnb.
La artista textil de 70 años quería honrar la vida y obra de Clive Russell compartiendo la Torre Roja con otros, así que la convirtió en una propiedad de alquiler en 2018.
La pareja compró 12 hectáreas de tierra rural en un pequeño pueblo llamado Castleton en Ontario, Canadá, hace unos 15 años, y Russell construyó el estudio para que trabajaran en él.
"Cuando Clive falleció reflexioné sobre qué hacer con él porque es un edificio único", explica Rasmussen a Business Insider. "Pensé '¿por qué no alquilarlo?', porque sería una forma preciosa de compartir su obra y su terreno".
Rasmussen comenta que atrae sobre todo a jóvenes de Toronto –que está a unas 2 horas de distancia– que quieren pasar unas noches viendo las estrellas, haciendo una hoguera y disfrutando de la naturaleza.
Ahora la alquila por unos 150 dólares canadienses (100 euros) la noche.
"Los inviernos son muy largos y el paisaje puede ser muy sombrío en Ontario, así que la idea era instalar una escultura de color rojo vivo para darle un poco de color", indica Sheree Rasmussen.
La pareja decidió hacerla de 5,5 metros de altura y 9,3 metros cuadrados de superficie, ya que en Ontario las construcciones de menos de 10 metros cuadrados no requieren permiso.
Hay una zona para dormir en el altillo de la torre, que ofrece vistas de 360 grados y espacio para unas cuantas sillas.
Russell y un amigo tardaron aproximadamente un mes en construir la torre roja. Primero construyeron una estructura metálica.
Rasmussen gana unos 3.000 dólares canadienses (2.014 euros) al mes alquilándolo y ella misma se encarga de la limpieza y el mantenimiento.
En los últimos años, Rasmussen ha añadido una gran terraza donde los huéspedes pueden descansar, una sala de proyecciones, una ducha exterior y un retrete.
Hay electricidad, calefacción y agua. Rasmussen convirtió un jacuzzi en una piscina porque en verano hace mucho calor, y también añadió una hoguera.
El edificio en sí es bastante minimalista, con un exterior rojo de chapas metálicas. El interior es de madera de cedro.
"Durante la pandemia, fue un regalo del cielo para la gente, porque había muy pocos lugares a los que se pudiera ir y escapar, y está aislado y en la naturaleza", apunta Rasmussen.
La propiedad está rodeada de bosques e instalaciones artísticas, incluido un "bosque" de metal.
Rasmussen comenta que la mayoría de las parejas reservan la casita para una o 2 noches, y que la mayoría vienen entre mayo y octubre.
La ducha está al aire libre pero tiene agua caliente.
"Lo que me encanta de alquilar la casita en Airbnb es que la disfruten tantas parejas jóvenes y he visto a algunas personas comprometerse aquí", afirma. "La propiedad me paga poder pasar tiempo con mi hija y mi nieta, que viven en Francia".
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