Un estudio asegura que la intensidad lumínica puede señalar qué países falsean su PIB

Pavel Ramírez
Luces PIB

Los análisis económicos son tan complejos que los indicadores más aceptados en la actualidad no son completamente fiables.

Ni siquiera el Producto Interior Bruto (PIB), con el que se mide la riqueza global de un país. Y, en el caso de países con falta de democracia, aún menos, ya que este dato es utilizado por gobernantes autocráticos para perpetuarse en el poder, tal y como señala un reciente estudio de Luis Martínez, profesor de Estudios Políticos en la Universidad de Chicago.

"El desempeño económico afecta a la habilidad de los gobiernos, tanto democráticos como autocráticos, para permanecer en el poder. No obstante, por lo general los ciudadanos no logran observar perfectamente el estado de la economía y deben acudir a indicadores como el PIB para guiarse en la evaluación de sus gobernantes", sostiene Martínez, quien considera que "esto genera un problema", porque se produce un conflicto de intereses evidente, ya que éstos pueden verse tentados de manipular las cifras.

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Por eso, la pregunta clave que se hace Martínez es "si el sistema de pesos y contrapesos característico de la democracia logra frenar el impulso que tienen los gobernantes para exagerar el crecimiento económico. En una democracia saludable, la oposición puede cuestionar las cifras en el parlamento, la prensa puede a su vez hacer preguntas, el sistema judicial puede investigar cualquier evidencia de fraude, el público puede hacer peticiones de información, etc. En un régimen autocrático, por el contrario, este arreglo institucional tiende a ser más débil o a estar ausente por completo".

"Para resolver esta pregunta, yo comparo dos fuentes de información sobre el estado de la economía de un país. Por un lado, los datos de PIB, los cuales, de nuevo, son producidos por las agencias estadísticas estatales y son susceptibles a manipulación. Por otro lado, la intensidad de las luces nocturnas, la cual es medida por satélites en el espacio y es mucho más difícil de manipular. En este sentido, mi investigación se basa en una amplia literatura académica que ha documentado la habilidad de las luces nocturnas para capturar la actividad económica en diversos contextos y a distintas escalas", explica.

"Lo que yo hago en mi trabajo es preguntarme si la misma magnitud de crecimiento en luces nocturnas está asociada con un mayor crecimiento del PIB en regímenes autoritarios que en regímenes democráticos. La respuesta es sí. Yo encuentro que un incremento de 10% en las luces nocturnas está asociado con un incremento de 2.4% en el PIB en las democracias más fuertes y con un incremento de entre 2.9% y 3.4% en los regímenes más autocráticos. Cabe señalar que esta metodología no permite establecer si existe manipulación de las estadísticas en las democracias, pero sí permite investigar si este fenómeno es relativamente más frecuente o intenso en las autocracias", asegura.   

Los regímenes autoritarios inflan el crecimiento entre el 15% y el 30%

En este sentido, Martínez argumenta que en su investigación ha descubierto que "los regímenes autoritarios inflan el crecimiento [anual] entre el 15 y el 30%. Es decir, cuando la economía crece 1%, el gobierno reporta crecimiento de 1.2%, mientras que cuando la economía crece 5%, el gobierno reporta 6% de crecimiento. A mi juicio, esta magnitud de exageración es lo suficientemente grande para afectar el comportamiento de los agentes (votantes, inversionistas, etc.), pero es también lo suficientemente pequeña como para ser difícil de detectar".   

Sin embargo, Martínez ─con la doble nacionalidad colombiana y venezolana─ evita señalar a ningún país en concreto. "El punto de la investigación no es ir a la caza de países específicos o gobiernos puntuales. Lo que sí intento hacer es investigar si existen características que estén asociadas con una mayor exageración. Al respecto, encuentro que ciertas diferencias en el entramado institucional de los países ayudan a disminuir la manipulación de las estadísticas", sostiene.

"Por ejemplo, la existencia de un parlamento o asamblea, la existencia de un banco central independiente o la existencia de una corte constitucional. Al comparar distintas formas de autocracia, encuentro que la exageración del crecimiento económico es mayor en las dictaduras civiles que en aquellas encabezadas por militares o por una familia real. Este último resultado creo que tiene que ver con factores como la intensidad de la represión o la abundancia de ingresos fiscales de fuentes como el petróleo, los cuales reducen el incentivo a inflar las cifras", continúa.

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En cualquier caso, democracias y autocracias tienen algo en común: los momentos clave en los que inflar las cifras, que suelen coincidir con crisis institucionales o períodos electorales. Eso sí, "la exageración que ocurre en los regímenes autoritarios es aún mayor cuando el crecimiento de la actividad económica medido por las luces está por debajo del promedio mundial. Encuentro también que la exageración es mayor un año antes de que haya elecciones. Al respecto, cabe señalar que hoy en día existe un número amplio y creciente de regímenes híbridos, los cuales comparten buena parte de las características que asociamos con una dictadura, pero en los cuales a su vez tienen lugar elecciones con regularidad", argumenta.

"Por otra parte, también encuentro que la exageración es mayor cuando los países sobrepasan el límite de Renta Nacional Bruta [equivalente al PIB menos los impuestos netos sobre la producción y las importaciones, menos la remuneración de los asalariados y las rentas de la propiedad a pagar al resto del mundo además de las partidas correspondientes a cobrar del resto del mundo] necesario para acceder a ayuda internacional y a préstamos subsidiados. Es decir, la exageración sólo ocurre cuando el país deja de ser considerado relativamente pobre y pierde acceso a la ayuda internacional", explica.

La URSS, el primer precedente

Y, aunque Martínez no quiere matizar qué países en la actualidad son los que más tienden a exagerar sus cifras, sí pone un ejemplo reconocible en la historia, la URSS: "La discrepancia entre democracias y autocracias es mayor en el conjunto de países que ha tenido un régimen comunista en algún punto del tiempo. Al respecto, es bueno subrayar que la muestra que yo estudio empieza en 1992, después de la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS. Los datos indican que los países que se democratizaron con posterioridad a estos eventos, como Letonia o Estonia, se comportan de manera similar a democracias más establecidas".

"Por otra parte, los que continuaron siendo relativamente autocráticos, como Bielorrusia, Kazajistán o la misma China tienen niveles de exageración mayores. Este hallazgo no es sorpresivo, dado que existen evidencias que indican que la manipulación sistemática de la información es una práctica común en los regímenes comunistas. Por ejemplo, en 1937 Stalin mandó a ejecutar a los funcionarios a cargo del censo de población de la URSS de ese año y ordenó que se rehiciera el conteo, después de que el censo original revelara que la población no había crecido tanto como se esperaba", concluye.

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