Investigadores británicos alertan de la necesidad de estudiar las mutaciones que se están dando en algunas cepas de coronavirus para evitar el peligro de desarrollar una vacuna efectiva solo contra ciertas cepas

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  • Investigadores británicos han encontrado nuevas mutaciones en algunas cepas del nuevo coronavirus, lo que indica que el virus podría estar adaptándose a los humanos a medida que se extiende por el mundo.
  • En concreto los científicos han informado de hasta 13 mutaciones tras estudiar 5.349 genomas de SAR-CoV-2 de 62 países diferentes.
  • Si bien las conclusiones afirman que el nuevo coronavirus es bastante estable, puntualizan la necesidad de seguir rastreando las implicaciones de estos cambios a la hora de desarrollar vacunas y tratamientos efectivos.
  • Las limitaciones actuales de movimiento entre naciones podrían conllevar que las  "variantes virales se conviertan en cepas distintas con implicaciones potenciales para diagnósticos, terapias y vacunas", afirma el estudio.
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Cintillo especial Coronavirus

Investigadores británicos han identificado varias mutaciones en algunas cepas del nuevo coronavirus, lo que indica que el virus podría estar adaptándose a los humanos a medida que se extiende por el planeta. 

Desde que el patógeno comenzó a infectar a los primeros afectados en China a finales de 2019 el virus se ha expandido por todo el mundo, con más de 4 millones de confirmados a día de hoy. 

Los primeros análisis sobre su secuencia genética detectaron que el nuevo coronavirus no estaba mutando fácilmente, sin embargo dada su rápida expansión es de esperar que variaciones genéticas significativas se den a medida que el patógeno afecta a diversas poblaciones humanas. 

Así lo recoge un reciente estudio elaborado por investigadores del London School of Hygiene and Tropical Medicine en el cual se han analizado hasta 5.349 genomas de este coronavirus en 62 países con el objetivo de identificar "diversificación de cepas y presión selectiva."

Si bien las conclusiones remarcan que el SAR-CoV-2 es bastante estable, las mutaciones detectadas en algunas de sus cepas — incluyendo dos cambios genéticos capaces de alterar la "proteína espiga" utilizada por el virus para infectar células humanas— podrían afectar a la eficacia de futuros diagnósticos así como de terapias y vacunas. 

"Esto es exactamente lo que debemos tener en cuenta. La gente está haciendo vacunas y otros tratamientos contra esta proteína porque parece un buen objetivo. Tenemos que vigilarla y asegurarnos de que las mutaciones no invaliden ninguno de estos enfoques", remarca Martin Hibberd, profesor de enfermedades infecciosas emergentes y autor principal del estudio, a The Guardian.

Para llevar a cabo la investigación los científicos analizaron 5.349 genomas de coronavirus disponibles en dos bases de datos genéticas encontrando que el virus se había dividido en 2 grandes grupos o clados que a su vez se subdividían en hasta 6 subclados. Los clados son grupos filogenéticos que establece la evolución genética de un organismo y que permiten ayudar a comprender cómo este se comporta.

"Nuestro análisis, basado en 5.349 genomas de SAR-CoV-2, muestra una clara segregación en clados de transmisión dentro y entre países. Reportamos dos clados principales que se agrupan en seis subclados, definidos por 13 mutaciones."

Asimismo los autores del estudio remarcan que debido a las limitaciones actuales en el movimiento social entre países, es posible que "variantes virales se conviertan en cepas distintas con implicaciones potenciales para diagnósticos, terapias y vacunas". 

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Otra investigación llevada a cabo recientemente por científicos estadounidenses identificó nueva cepa del coronavirus más contagiosa que la cepa original detectada en Wuhan, China, que empezó a extenderse por Europa y que ahora predomina en todo el mundo.

En este sentido, a principios de abril investigadores del Laboratorio de Virus Respiratorios del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) lograba secuenciar el genoma del coronavirus en nuestro país, estableciendo que las secuencias españolas del SARS-CoV-2 se han relacionado en 3 ‘clados’ diferentes, denominados S, G y V.  

Bajo este escenario, el nuevo estudio remarca la necesidad de llevar a cabo sucesivos seguimientos sobre las mutaciones del virus, a medida que los países van logrando un mayor control y comprensión sobre este, con el objetivo de evitar una posible resistencia antiviral.

"Incluso si estas mutaciones no son importantes para las vacunas, otras sí podrían serlo y necesitamos mantener nuestra vigilancia para no quedar atrapados mediante el despliegue de una vacuna que solo funcione contra algunas cepas", advierte Hibberd, a The Guardian.

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