He estado usando tabaco sin combustión durante 15 días y seguramente no vuelva a probar los cigarrillos normales

Alberto Iglesias Fraga
Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3
  • Probamos el IQOS 3, la alternativa sin combustión de Philip Morris, que asegura ser menos dañina (que no sana) para la salud que el tabaco tradicional.
  • Aunque el período inicial de adaptación al nuevo sabor es complicado, al final consigue generar hábito. Entre sus principales ventajas figura también el hecho de que no deja un olor que impregne en la ropa o que no arroje cenizas una vez consumido.
  • Por el contrario, este cigarrillo electrónico tiene todavía que resolver el tiempo disponible para fumar, demasiado corto para fumadores lentos, y aclarar con estudios oficiales cuál es su verdadero impacto sobre la salud.

La Organización Mundial de la Salud estima que habrá 1.000 millones de fumadores en 2025, una cifra muy similar a la existente en la actualidad. Eso implica que, pese a todas las campañas contra el tabaquismo y los avisos constantes de los (enormes) peligros de este hábito, muchas personas siguen y seguirán fumando en todo el planeta.

Pero lo que nadie puede obviar es que, incluso entre los fumadores más empedernidos, existe preocupación sobre los efectos nefastos del tabaco. Así se entiende el surgimiento del vapeo en los últimos años o de lo que vamos a hablar en este artículo: los cigarrillos sin combustión.

Leer más: Los peligros de fumar cigarrillos electrónicos y el vapeo

Ideado por Philip Morris, la firma detrás de Malboro, esta modalidad de tabaco busca ser "una alternativa menos dañina que el tabaco tradicional".

Según me cuentan desde la empresa, el humo del tabaco contiene más de 7.000 sustancias, de las que unas 100 son potenciales nocivas y provocar enfermedades tan graves como el cáncer. Su idea entonces es clara: si eliminamos el humo generado al arder el tabaco, podremos reducir la exposición a estas sustancias. "Fuman por la nicotina pero mueren por el humo", comentó el profesor David Sweanor en el Global Forum on Nicotine de 2018.

Para ello, esta tabacalera gestó un sistema que —como si de un horno se tratase— calienta el tabaco a 350 grados, muy por debajo de los 1.000 grados que se necesitan para que entre en combustión. Según estudios realizados por la propia empresa, IQOS emite unos niveles de sustancias tóxicas que son, de media, un 95% inferiores en comparación con el cigarrillo tradicional. Asimismo, aseguran por medio de dos estudios clínicos de una semana y otros dos estudios clínicos de tres meses, los fumadores que cambiaron completamente a IQOS redujeron significativamente su exposición a 15 sustancias tóxicas. Datos sesgados por sus propios intereses, como no podía ser de otra forma, y que otros estudios independientes rebajan de forma notable.

En cualquier caso, y a la espera de estudios o análisis oficiales al respecto, de lo que estamos seguros es que del monóxido de carbono sí que nos libramos con esta propuesta.

Probando el IQOS 3

Por lo pronto, el packaging del IQOS 3 sorprende a primera vista: parece más la caja de un teléfono móvil o de cualquier otro objeto tecnológico que de un cigarrillo electrónico. Al fin y al cambio, se supone que es una experiencia premium, con lo que la presentación es clave para enganchar desde el primer vistazo.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

Según abrimos la caja, ya nos encontramos -cuidadosamente colocados- los dos elementos clave del IQOS 3: el cigarrillo electrónico en sí y el cargador, capaz de ofrecer energía para 20 unidades de tabaco para calentar. O, lo que es lo mismo, para una cajetilla entera. Tras levantar esa parte, encontraremos también el cable USB para recargar el dispositivo, así como manuales de uso y un limpiador para los restos de tabaco que se puedan quedar en el interior de la boquilla. 

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

He aquí los tres elementos: limpiador, cigarrillo y cargador. Tanto el cargador como el cigarrillo están disponibles en varios colores y, además, Philip Morris comercializa varios cabezales del dispositivo y frontales del cargador en diferentes diseños, hasta superar las más de 500 opciones de personalización. Su propósito es, claramente, devolver un cierto atractivo al hecho de fumar, convirtiendo estos equipos en algo trendy.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

El funcionamiento del IQOS 3 es sumamente sencillo: tan solo deberemos introducir una de las unidades de tabaco para calentar por la boquilla y esperar unos 30 segundos a que se caliente. Al terminar, levantamos la boquilla para retirar el cigarro ya usado e introducimos el dispositivo en el cargador para que vuelva a estar operativo alrededor de 2 minutos más tarde.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

Las cajetillas de este tabaco se llaman 'Heets', se ofrecen en cuatro sabores distintos (suave, medio, fuerte y mentolado) a un precio de venta recomendado de 4,85 euros las 20 unidades. Son mucho más pequeñas que las cajetillas de tabaco tradicional porque cada unidad ocupa menos de la mitad que un cigarro normal, aunque desde la tabacalera aseguran que dura más o menos lo mismo que un cigarro normal: 6 minutos o 14 caladas, lo que primero suceda. Lo cierto es que, si estás acostumbrado a fumar lento como un servidor, la experiencia se queda algo corta y obliga a fumar más deprisa de lo que a uno le gustaría.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

He aquí la diferencia de tamaño entre un tabaco para calentar y un cigarrillo de toda la vida. Recordemos, a diferencia del vapeo, estos 'Heets' sí contienen tabaco al uso, solo que preparado específicamente para ser calentado y no quemado.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

La primera sensación al probar este tabaco calentado es extraña: parece que estés fumando madera quemada. Incluso he de admitir que la primera cajetilla llegó a provocarme algo de náuseas de lo complicado que era el cambio de sabor. La tabacalera recomienda, de hecho, que aguantemos al menos 10-15 días para hacernos con la nueva sensación. De lo contrario, volveríamos de inmediato al cigarrillo de toda la vida. Más allá del sabor y del escaso tiempo disponible para fumadores rezagados, lo cierto es que el tabaco sacia las necesidades de nicotina como un cigarrillo normal, el vapor que emite es más blanquecino de lo habitual y, además, no molesta en la garganta como lo puede hacer el tabaco convencional.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

Una vez se finaliza el tiempo, lo que extraemos del dispositivo es la unidad de tabaco completa. No hay cenizas ni desechos, y la única diferencia que notaremos entre un cigarrillo usado y sin usar es el color del mismo, más tostado una vez que se ha consumido. Además, puede percibirse la abertura horizontal que la lámina de calentar hace en el centro del cigarrillo, desde donde se supone expande el calor a través de un entramado de tabaco laminado.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

Si abrimos la unidad de tabaco, esto es lo que nos encontramos: un filtro más o menos al uso y la enanísima parte de tabaco laminado.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

Supuestamente, el IQOS 3 se limpia solo cada vez que lo cargamos, mediante un proceso de pirólisis (sí, cuando decimos que es como un horno para calentar tabaco es literal). Sin embargo, de cuando en cuando es necesario hacer una limpieza más en profundidad con la herramienta blanca que nos provee el fabricante. Un par de giros con él y podremos sacudir los restos que se hayan quedado en el interior del cabezal.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

He aquí los restos acumulados, por ejemplo, tras una semana de uso intensivo.

Cigarrillo electrónico sin combustión IQOS 3

Con todo ello, he de decir varias cosas. Por lo pronto, y aunque los comienzos son duros, al final el sabor de este tabaco sin combustión consigue generar hábito e incluso disfrutar de él. En segundo lugar, que esta modalidad de tabaco no sirve en absoluto para dejar de fumar: aunque tampoco era mi intención hacerlo, lo cierto es que sigo fumando exactamente lo mismo. Tercero, que la comodidad de que el olor no se impregne en toda la casa ni en la ropa o el hecho de que no haya cenizas son dos de sus principales ventajas en el uso cotidiano.

Y en cuanto a la salud, he de decir que —desde mi visión subjetiva— noto exactamente la misma (nefasta) resistencia pulmonar que antes. Ahí entramos en el debate sobre sus supuestas bondades para nuestro cuerpo. La Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo (SEDET) afirma sobre el IQOS que "a día de hoy y mientras no se estudie adecuadamente no es posible asegurar que sea menos tóxico que lo que tenemos hasta ahora, aunque podría serlo".

Por su parte, NeumoMadrid afirmó al respecto que es cierto que estos dispositivos reducen la cantidad de nitrosaminas (un compuesto químico que se encuentra en el tabaco y que puede aumentar el riesgo de padecer cierto tipos de cánceres), pero los mantiene en niveles tóxicos. Y, por el contrario, la concentración de acenafteno (un compuesto aromático cristalino e incoloro) en el vapor del IQOS es el doble respecto al humo de los cigarros normales.

En cualquier caso, que quede claro, lo único verdaderamente sano es dejar de fumar o no empezar nunca. Así que plantéate cambiar a esta clase de dispositivos únicamente si no quieres abandonar este hábito pero quieres probar algo diferente, más limpio y -a esperas de un debate más amplio sobre el tema- potencialmente menos dañino. "Es morir pero morir más lento", me dijo un amigo al respecto. Quizás sí. Yo por lo pronto seguiré con él por su comodidad (y por no pasar por el período de adaptación de vuelta al cigarro convencional).

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