Clubs de 'swingers', poliamor y una boda entre robots: un nuevo libro destapa los entresijos de la cultura de la fiesta y el sexo de Silicon Valley

Dorothy Cucci,
Ilustración fiesta

KIT8/Getty Images

Laurie Segall estaba comiendo ostras con un inversor de un fondo de capital riesgo en San Francisco cuando se enteró, para su sorpresa, de que el poliamor y las fiestas sexuales eran habituales entre la gente de Silicon Valley.

"Todo el mundo está experimentando", le contaron.

Era 2015, y la tecnología era un tema candente. Como periodista de la CNN, Segall ya llevaba tiempo entrevistando a emprendedores, pero quería saber más sobre la vida personal de las personas que se dedican a programar las webs y aplicaciones que luego usan todo el mundo en su día a día.

A lo largo de los años siguientes, entrevistó a todo el mundo en el sector, desde directores de empresas hasta trabajadoras sexuales, y descubrió que había mucho más de lo que parecía.

Business Insider ha recopilado 6 de los detalles más disparatados sobre la cultura del sexo y las fiestas de Silicon Valley que aparecen en el nuevo libro de Laurie Segall, Special Characters: My Adventures with Tech's Titans and Misfits(Personajes especiales: mis aventuras con titanes de la tecnología e inadaptados).

1. Un antiguo empresario organizaba fiestas sexuales todos los meses para los swingers de Silicon Valley, entre los que se encontraban ingenieros de software, empleados de startups e inversores

La autora, Laurie Segall, y la portada del libro.
La autora, Laurie Segall, y la portada del libro.

Cortesía de Laurie Segall y Dey Street Books

Segall cuenta que el hombre que organizaba estas fiestas, Ralph, le dijo que había más de 4.000 empleados del sector tecnológico en su lista de correo. Y no tuvo problemas en invitar a Laurie, que fue citada en un "edificio anodino" de San Francisco.

Cuando llegó, se comprobaba que las parejas estaban en la lista de invitados mediante un iPad y la fiesta tenía incluso su propia app. Ralph le contó que un swinger, desarrollador de iPhone, estaba trabajando en la interfaz de esa app. "El tipo que creó nuestro software de check-in básicamente montó Oracle", llegó a decirle Ralph.

Segall relata que entabló conversación con un inversor y su novia mientras esta, que trabajaba para Google, estaba en topless, y que más tarde esa misma noche, el propio Ralph la condujo a una habitación un poco separada del resto en una planta superior del edificio. 

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"Un cesto de toallas estaba junto a una puerta que conducía a una habitación enmoquetada con colchones cubiertos con sábanas rojas y rodeados de almohadas azules", describe Segall.

"El mismo inversor con el que había hablado antes estaba de rodillas, desnudo, con un gigantesco tatuaje multicolor en la parte baja de la espalda, empujando hacia delante y hacia atrás".

2. Segall habló con varias trabajadoras sexuales que aseguran haberse reunido de manera habitual con peces gordos de Silicon Valley

Una dominatrix que trabajaba en Oakland se reunió con Segall en su "mazmorra secreta". Le contó que sus clientes eran los que la ayudaban a crear algunos de los accesorios tecnológicos que usaba, como una máscara de gas que incorporaba unos auriculares de Apple, una grúa capaz de levantar más de 400 kilos e incluso un dispositivo electrónico capaz de proporcionar descargas eléctricas de baja intensidad.

"¿De dónde crees que sacan su inspiración creativa todos los ingenieros de Apple?", le preguntó la dominatrix a Segall. "Los encierro durante el fin de semana".

Nunca faltaban clientes. Otra trabajadora sexual le explicó que veía a los empleados de una determinada empresa con bastante regularidad. Esta empresa podía fracasar o cerrar, pero siempre llegaban nuevos clientes de otra empresa distinta a ocupar su lugar.

Una mujer del mismo sector animó a sus compañeras de trabajo a llevar ropa interior con temática de  la popular serie Juego de Tronos para atraer a un mercado friki -y pudiente-, escribe Segall.

3. El poliamor se hizo popular entre las parejas de Silicon Valley, incluyendo una relación que mantenía un importante fundador que vendió su empresa por varios millones

"En el mundo de la tecnología la gente tiene mayor apetito de riesgo", dice un hombre en una entrevista anónima con Segall. "Abrir tu relación es algo tan arriesgado que se parece al proceso de fundar una empresa".

Los mismos empleados del sector tecnológico que ya estaban un tiempo incursionando en el LSD y las microdosis de diversas sustancias para mejorar su productividad, explica Segall, terminaron experimentando también con diferentes tipos de relaciones.

Un libro revela las fiestas sexuales secretas de Silicon Valley

Chris Messina, un ingeniero de Twitter conocido por haber inventado el hashtag, le dijo a Segall que él también era polígamo. Y le ofreció una analogía tecnológica para explicárselo: si un producto, en este caso la monogamia, falla el 50% de las veces, es posible que cualquiera quiera reconsiderar el diseño para mejorarlo.

4. Segall asistió a la fiesta de compromiso de una mujer que se casó con un robot construido por ella misma

Segall consiguió una entrevista exclusiva con una mujer parisina que dijo haberse enamorado de su propio robot. Lily llamó a su prometido de plástico InMoovator, y explicó que se sintió atraída por su lógica y previsibilidad, que contrasta con la volatilidad de los humanos.

"Dobló los brazos del robot para que la rodearan por la cintura. Al principio, se mostró tímida, pero finalmente", cuenta Segall, "fue como si las cámaras hubieran desaparecido. Acarició su cabeza de plástico y susurró: 'Te quiero, mi ángel".

5. El festival SXSW era unas "vacaciones de primavera para empollones" en las que los emprendedores prometedores, los inversores y los famosos asistían a fastuosas fiestas

La tecnología se había convertido en uno de los principales focos de atención del South by Southwest ​(SXSW), un festival que tiene lugar cada primavera en Austin (Texas, Estados Unidos). 

Segall aprovechó la ocasión para, noche tras noche, colarse en fiestas y entrevistar a los fundadores de las empresas, incluido el CEO de Twitter en aquel momento, Ev Williams.

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En una fiesta posterior organizada por Foursquare, "Ashton Kutcher se quedó de pie, despreocupado, mientras los empollones fingían que era uno de ellos", dice Segall. 

"Después, la gente, como flotando, acudió a unas sesiones de improvisación de Kutcher a las que solo se podía ir por invitación suya. Allí, los empresarios se pasaron toda la noche bebiendo whisky y debatiendo sobre el futuro".

6. La fiesta posterior a la Defcon en Las Vegas estuvo "llena de hackers, tequila y desenfreno"

Segall fue invitada a la Defcon, conocida como la mayor convención de hackers del mundo. Acudió junto con un colega.

"Cuando entramos, unos bailarines hacían malabares con llamas brillantes de fuego sobre un fondo de palmeras que se extendían sobre las máquinas tragaperras", describe Segall.

Cuando un hombre se quitó la camiseta y se tiró de bomba, otro asistente a la fiesta señaló que era un hacker que trabajaba contra espías chinos y rusos.

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