Estas decepcionantes fotografías muestran cómo es realmente ir de crucero
- Hace poco pasé una semana en el crucero más grande del mundo, y fue además mi primer viaje en crucero de toda mi vida.
- La realidad no cumplió con mis expectativas, sobre todo después de haber visto todos esos anuncios y fotos en redes sociales.
- En realidad, los cruceros suelen estar abarrotados, hay que hacer cola para todo y se pasa mucho calor en las excursiones.
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Viendo los anuncios en televisión e imágenes en redes sociales de los cruceros, es lógico que la gente tenga muchas ganas de pasar sus vacaciones en uno de ellos. Sin embargo, la realidad es muy distinta a lo que muestran esos idílicos vídeos y fotografías.
Descubre cómo son realmente los cruceros a través de estas decepcionantes fotografías.
Cuando reservé mi primer crucero a bordo del 'Wonder of the Seas de Royal Caribbean', esperaba pasar unas impresionantes vacaciones en las que ver mundo y relajarme tranquilamente tomando el sol.
Sin embargo, mi primera experiencia en un crucero no cumplió mis expectativas.
Pude tomar el sol junto a la piscina en una zona totalmente abarrotada de gente cuando tuve la suerte de encontrar una tumbona libre. Para ello, sin embargo, me tocó hacer cola durante bastante tiempo, y las vistas me las tapaban las cabezas del resto de pasajeros.
Mi decepción empezó incluso antes de subir a bordo: tuve que coger un vuelo y una habitación de hotel económica cerca del puerto en el que me iba embarcar en Fort Lauderdale, Florida.
Cuando llegué al aeropuerto de la ciudad portuaria, me tocó esperar durante 45 minutos a que me recogiera el autobús del hotel, y debo decir que fue el primero de muchos autobuses abarrotados de gente que me tocó coger esos días.
Al día siguiente, subí a otro autobús con varios huéspedes del crucero para dirigirnos al puerto.
El puerto de Fort Lauderdale no me pareció especialmente bonito, aunque tampoco esperaba que lo fuera.
Había una larga cola para entrar en la terminal de cruceros, y debería haberme imaginado que esa sería la primera de muchas largas esperas.
Dentro de la terminal, había otra larga cola para pasar el control de seguridad; mientras esperaba, me hizo gracia leer carteles que decían: 'La aventura comienza aquí'.
Una vez a bordo del barco, me entusiasmó la idea de ver el océano mientras nos alejábamos, pero los altos y gruesos cristales lo impedían, y no conseguí encontrar un sitio con buenas vistas.
El barco era tan grande que me perdí varias veces durante mi estancia, pero los mapas de cada planta me resultaron útiles.
Mientras exploraba el barco, me sorprendió descubrir que incluso para ser el mayor crucero del mundo me parecía que había demasiada gente.
Aunque la gente parecía divertirse, muchas de las cubiertas tenían el aspecto de un centro comercial demasiado lleno de gente.
Había multitudes y colas prácticamente en todos lados, incluyendo el buffet.
Las piscinas solían estar siempre al completo.
Había 19 piscinas en total, según un representante de Royal Caribbean.
Y las zonas para tumbarse junto a las piscinas solían estar igual de llenas.
Aunque las normas prohibían reservar las sillas colocando las toallas, vi a mucha gente haciéndolo, así que me costó mucho encontrar un sitio.
Los miembros de la tripulación pueden retirar los objetos personales de las tumbonas pasados 30 minutos si no hay nadie en ellas, pero deben hacerlo con criterio teniendo en cuenta a las familias y grupos que puedan estar bañándose, según explica un portavoz de Royal Caribbean.
Esperar hasta por la tarde para conseguir sitio no tenía mucho sentido, ya que a la hora de poder sentarme hacía demasiado frío y viento.
Los cruceros suelen estar llenos de actividades, pero descubrí que para muchas de ellas también hay que esperar demasiado.
En los puertos, me tocaba hacer cola para pasar por el control de seguridad cada vez que salía y volvía al barco; me resultaba molesto aunque también me hizo sentir más segura.
La espera continuaba en cada puerto, ya que había demasiada gente.
Me costaba encontrar al guía de las excursiones entre tantas personas.
Me resultó emocionante explorar nuevos lugares en cada parada, aunque parte de estas visitas las hice desde otros autobuses, también abarrotados.
Y cuando por fin conseguía realizar la actividad que había reservado, no la disfrutaba igual porque éramos demasiados.
Según un miembro de la tripulación, había unas 5.000 personas más a bordo del barco. Creo que en caso de haber reservado un crucero menos concurrido lo habría disfrutado mucho más.
La próxima vez, creo que reservaré durante la temporada baja para evitar las multitudes.
Aunque mi primer crucero no cumplió mis expectativas, tengo la esperanza de poder disfrutar de uno algún día.
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