Fui azafato durante 17 años: tuve que lidiar con pasajeros borrachos y maleducados, pero a veces saber manejar a mis compañeros era más difícil

Stephanie Stacey,
Airline cabin
iStock/Getty Images
  • Pierre-Yves Monnerville trabajó 17 años como tripulante de cabina en grandes compañías aéreas.
  • Ha tenido que echar a gente de los aviones por estar demasiado borracha, pero siempre intentaba calmar los altercados. 
  • Monnerville declara a Business Insider que no estaba allí para "jugar a la policía" con los pasajeros.

Este artículo se basa en una conversación con Pierre-Yves Monnerville, que trabajó 17 años en la aviación comercial. Se ha editado para darle mejor extensión y claridad.

He trabajado como tripulante de cabina en 2 grandes compañías aéreas durante 17 años. Algunos de mis compañeros tenían enfrentamientos con los pasajeros de forma habitual, pero a mí me ocurría muy pocas veces.

Creo que, en última instancia, es una cuestión de personalidad. A diferencia de algunos de mis colegas, yo no estaba allí para jugar a la policía con los pasajeros. 

En un avión es muy fácil que las pequeñas cosas se salgan de control. Negarse a abrocharse el cinturón de seguridad, por ejemplo, es una infracción legal, así que cualquier auxiliar de vuelo que quiera ejercer su autoridad puede agravar la situación. 

Cuando la gente no quería seguir nuestras instrucciones, yo siempre intentaba dialogar. A menudo señalaba a los pasajeros: "Yo no voy a su despacho a decirles cómo tienen que hacer su trabajo".

Fumar y beber alcohol suelen estar implicados en mis peores experiencias

Algunas cosas, como fumar en los aseos, son muy graves porque unas pocas chispas perdidas pueden poner en peligro todo el avión.

Una vez tuve que lidiar con un pasajero al que habían pillado fumando en el baño. Mi primera prioridad no era castigarle, sino encontrar los cigarrillos y asegurarme de que no corríamos peligro.

Después, intenté tratar el comportamiento del pasajero con la mayor delicadeza posible, sin dejar de transmitir la gravedad de sus actos. Le indiqué: "¿Te das cuenta de que podrías meterte en un buen lío por esto? Fumar en un avión no sólo te acarrea una multa, sino que puedes ir a la cárcel".

Le conté al capitán lo sucedido. Al final decidió no llamar a la policía, lo que me pareció bien. No tenía por qué arruinarle las vacaciones a nadie por un estúpido error.

Pierre-Yves Monnerville.
Pierre-Yves Monnerville.

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El alcohol también fue fuente de muchos problemas con los pasajeros. 

Volábamos de España a Londres y un dispatcher (las personas que gestionan la negociación entre el bróker y el dueño de las cargas) nos preguntó si nos parecía bien llevar a un pasajero que estaba "un poco borracho".

Pregunté a mi equipo. Nos afecta a todos, así que no es una decisión que puedas tomar solo, pero todos respondimos que nos parecía bien.

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Cuando subió a bordo, le llevé aparte y le expliqué que le estábamos haciendo un favor al permitirle subir al avión, así que tenía que hacernos un favor y comportarse, a lo que señaló que no habría ningún problema.

Poco después de empezar a avanzar hacia la pista, nos dimos cuenta de que la situación era peor de lo que habíamos pensado. El pasajero estaba demasiado borracho para abrocharse el cinturón. 

Llamé al capitán y le comenté: "Lo siento, ya no estoy cómodo. Llevémoslo de vuelta".

Fue una decisión muy importante. Ya habíamos empezado a dirigirnos hacia la pista, y el tiempo en tierra cuesta una fortuna. Pero no era justo poner en peligro a mi tripulación.

Por suerte, el capitán me apoyó. Cuando volvimos al aeropuerto, descubrimos que esta persona nos habían engañado. Resultó que el hombre llevaba 2 días en el aeropuerto y estaban desesperados por deshacerse de él. 

Si la situación se descontrolaba, llevábamos a bordo un par de esposas para inmovilizar a los pasajeros alborotadores. Nunca llegué a utilizarlas, pero hubo un par de ocasiones en las que estuve dispuesto a hacerlo. 

 

En una ocasión, un pasajero empezó a comportarse de forma muy agresiva sin motivo aparente. Descubrimos que había mezclado un medicamento con alcohol que le afectó mucho, pero al final se quedó dormido.

En ese tipo de situaciones, me ayudó mucho tener algo de experiencia vital. Definitivamente mejoré mi capacidad para afrontar situaciones a medida que me hacía mayor.

A veces era más difícil tratar con mis compañeros de tripulación que con los pasajeros

A veces, mis compañeros de tripulación me resultaban mucho más molestos que los pasajeros. Algunos podían ser bastante críticos e incluso intolerantes, y eso afectaba sin duda al trato con los pasajeros y los compañeros. 

Aunque a veces eran maleducados y revoltosos, a mí me gustaba tratar con los pasajeros. Creo que tenía la personalidad adecuada para el trabajo: nunca me ha costado ser amable con la gente, aunque no sea recíproco.

Por eso, durante la mayor parte de mi carrera, nunca lo sentí como un trabajo. De niño estaba obsesionado con los aviones, así que este era el trabajo de mis sueños.

Decidí dejar de volar en 2020 y ahora dirijo mi propia marca de ropa, Unapologaytic, y trabajo como fotógrafo de fitness y moda.

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