En el futuro tú mismo te pondrás las vacunas: investigan inyecciones que serán como tiritas, no necesitarán refrigeración y se basarán en virus de bacterias y plantas

Vacunas llegarán a tu buzón

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  • Uno de los mayores desafíos de la vacuna para el coronavirus fue el logístico, debido a la refrigeración y transporte que requieren los pinchazos. 
  • La profesora de nanoingeniería Nicole Steinmetz imagina para el futuro vacunas "térmicamente estables" que no requerirán congelador, vendrán e parches de microagujas y podrán ser administrados por los propios pacientes como si fuesen una tirita. 
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Las vacunas del futuro podrían llegar directamente a los buzones, ser autoadministradas por los propios pacientes y parecerse más a una tirita convencional que a los pinchazos para inocular en la actualidad los fármacos, ya que tendrían un formato de parche de microagujas

Es la perspectiva de Nicole Steinmetz, profesora de nanoingeniería y directora del Centro de Nano Inmunoingeniería de la Universidad de California en San Diego (UCSD), recogida por Fast Company

En la actualidad, las vacunas requieren una compleja y costosa cadena de frío para su distribución: la exigencia de refrigeración provoca que algunas expiren sin llegar a su destino, se desperdicien, sean vulnerables o los ciberdelincuentes o jamás lleguen a regiones remotas o lugares sin electricidad. 

De forma más concreta, la vacuna de Moderna se envía a 5 grados centígrados y la vacuna de Pfizer a 76 grados centígrados bajo cero. Ambas duran solo un mes en un refrigerador, lo que genera importantes escollos a nivel logístico. 

En un artículo publicado recientemente en el Journal of the American Chemical Society, la investigora y su equipo explican el progreso de las vacunas COVID-19 sin necesidad de refrigeración elaboradas con virus de bacterias o plantas.

El documento detalla que estas candidatas a vacunas desencadenaron en ratones la producción de anticuerpos neutralizantes del SARS-CoV-2, comparables a las que Moderna detectó en su trabajo preclínico.

Un envío de la vacuna de Moderna llega a Toronto.
Un envío de la vacuna de Moderna llega a Toronto.

Reuters

Estas inyecciones no emplean partículas lipídicas y ARN mensajero, como sucede con las de Pfizer y Moderna, sino que son vacunas de subunidades, lo que significa que contienen un fragmento inocuo de la proteína del patógeno.

Los investigadores crearon dos opciones, una hecha de un virus vegetal y otra hecha de un virus bacteriano. Logran hacer creer las copias de esos virus en un grupo de nanopartículas, y unieron a su superficie un fragmento de la proteína pico del SARS-CoV-2.

"Estamos usando fragmentos de la proteína S, y la hemos reducido a unas pocas secuencias que son reconocidas por el sistema inmunológico", explica la autora. Los virus bacterianos y vegetales no son infecciosos y además, se han adaptado para soportar un amplio abanico de condiciones ambientales, razón por la que no necesitan refrigerador.  

"El sistema inmunológico los ve como un virus, por lo que son buenos estimulador inmunológico".

Vacunas de liberación lenta: una sola inyección en parches de microagujas

Estas vacunas presentan poderosas ventajas: al ser de liberación lenta no requieren dos dosis sino una única inyección, administrada mediante un parche de microagujas más parecido a una tirita que a una vacuna convencional. Esto aceleraría los procesos de vacunación y permitiría cerrar la brecha con las zonas rurales y regiones remotas. 

El concepto de usar virus para fabricar una vacuna no es nuevo, pero las vacunas de virus bacterianos o de origen vegetal aún no se han usado en humanos. Por el momento, el desarrollo de estas vacunas aún se encuentra en sus primeras etapas.

La lentitud de los procesos podría provocar que estas vacunas no lleguen a tiempo para contribuir a paliar la pandemia de coronavirus, pero sí que podrían sentar las bases para la nueva generación de vacunas del futuro. 

Nicole Steinmetz denomina a estas vacunas una "tecnología plug-and-play" porque ese fragmento de SARS-CoV-2 adherido a la planta o virus bacterianos podría reemplazarse fácilmente con un fragmento de otro patógeno. 

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