Esto es lo que ganarías en 5 años si invirtieras 20 euros cada mes

Mover el dinero es un concepto básico dentro de las finanzas personales de cada uno. Imprescindible para que la salud económica sea la más adecuada y para garantizarse un futuro, pensando en la jubilación, que te permita alcanzar la libertad financiera.

La planificación financiera, el presupuesto, el fondo de emergencia, no gastar más de lo que se ingresa… Todo ello son herramientas que pueden echarte un cable para alcanzar las metas financieras que te propongas. Sin embargo, es la idea de invertir la que puede hacer que dispongas de más liquidez en el futuro y la que hace que seas capaz de superar a la inflación.

El incremento de precios provoca, a la postre, que se diluya el poder de compra. Un factor que lastra la economía personal de cada uno con el paso del tiempo. Mina el ahorro de forma rápida y con efectividad. Por eso, es muy importante adentrarse en el mundo de la inversión para sortear este factor tan adverso a nivel económico. 

Además, hay muchas más razones para invertir. Por ejemplo, que el banco donde se tienen depositados los ahorros ha empezado a cobrar por ello, porque preocupe el nivel de vida de la jubilación o porque se quiera intentar ganar un extra de dinero sin sudar la gota gorda por ello. 

Al final, el motivo importa poco si se da el paso de invertir. En este sentido, uno de los errores más comunes al querer mover el capital es que con poco dinero no se puede comenzar.

Bien es verdad que hasta hace poco no era fácil encontrar productos que permitiesen la entrada con cantidades reducidas, pero ahora si se quiere empezar con aportaciones muy bajas. El abanico es cada vez más amplio.

Mover el dinero con la mayor rapidez posible

Lo fundamental, en todo caso, es actuar con la mayor celeridad posible. 

Así, antes de empezar a invertir resulta primordial conocer el perfil de inversor y ser conscientes del objetivo para el que se quiere invertir. 

No es lo mismo querer hacerlo para intentar reunir antes la entrada para una vivienda, que hacerlo para la educación de los hijos, que para mejorar la vida en la jubilación, o para un viaje. Una de las diferencias más destacables entre estas opciones es el tiempo que va a durar la inversión. 

Cuanto menor sea el horizonte temporal, mayor la volatilidad y, por lo tanto, mayor el riesgo. Por ello, resulta aconsejable optar por productos de menor riesgo. 

Por el contrario, a plazos más amplios, la volatilidad se reduce y con ello, también, el riesgo. Lo más conveniente es contar con tantas carteras como objetivos se tengan. En cada una de ellas se invertirá acorde con el riesgo que permita dormir con tranquilidad, siempre teniendo presente que a mayor riesgo mayor rentabilidad.

El dinero que puedes conseguir aportando 20 euros durante 5 años

Siguiendo todo este esquema, cabe ponerse en situación de que solamente tienes la capacidad de hacer aportaciones de 20 euros durante 5 años. En esta línea, si esas cantidades las metieras en una hucha, tendrías al final de ese marco temporal 1.200 euros. 

Sin embargo, con una inflación activa de entre el 2% y 5% anual, tu poder adquisitivo se habría visto reducido significativamente. 

La idea entonces es poder hacer aportaciones mensuales de 20 euros para obtener una rentabilidad y que la magia del interés compuesto haga el resto para regatear a las presiones inflacionarias y, por qué no, ganar capital con el paso de los años.

Teniendo esto como referencia, con una rentabilidad anualizada del 3% y aportando 20 euros al mes durante todo un lustro, dispondrías al final de 1.312 euros. 

En cambio, si el porcentaje de rendimiento se amplía al 5% el montante final sería de 1.392 euros y de 1.476 euros para un retorno del 7% cada año.

Siendo más optimistas, con una rentabilidad del 10% cada año y esas aportaciones de 20 euros cada mes, serías capaz de acumular en el transcurso de 5 años 1.611 euros. 

Para que te hagas una idea de cómo conseguir estas rentabilidades, debes saber que, por ejemplo, el El S&P 500 ha tenido una rentabilidad anualizada del 8,26% desde 1927 hasta 2020.

En definitiva, los datos ponen de manifiesto que hacer trabajar tu dinero es esencial para garantizarse una mayor estabilidad económica. Invertir siempre ofrece ventajas si se sabe conjugar bien el binomio de rentabilidad y riesgo.