Una compañía biotecnológica está recogiendo piel humana procedente de cirugías estéticas y la mantiene viva para someterla a todo tipo de experimentos

Una serie de muestras de piel humana viva de Genoskin.
Una serie de muestras de piel humana viva de Genoskin.
  • Genoskin es un compañía que toma piel sobrante de cirugías estéticas, la mantiene viva, y la facilita a industrias farmacéuticas y biotecnológicas para realizar experimentos.
  • Las muestras se mantienen en un gel que las mantiene vivas y nutridas durante una semana. A lo largo de ese tiempo se comparta exactamente igual que en un cuerpo humano vivo.
  • La empresa —que trabaja con el permiso de donantes— explica que el proceso cumple con todas las normas éticas internacionales y es una alternativa a las pruebas con animales.
  • Las muestras pueden broncearse, puede crecer en ellas pelo e incluso pueden sanarse si se lastiman.
  • Se puede utilizar para utilizar todo tipo de cosas, desde los efectos de la luz ultravioleta en la piel a respuestas inmunitarias o la reacción ante sustancias tóxicas.
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Genoskin es una compañía que ha descubierto cómo mantener con vida la piel humana hasta una semana fuera del cuerpo, y está usando su tecnología para proporcionar muestras para pruebas a empresas biotecnológicas, farmacéuticas y cosméticas.

La compañía distribuye pequeños trozos de piel —que se mantienen vivos gracias a una capa de gel fabricada a partir de una receta secreta— que se comportan de manera muy parecida a la piel de nuestros cuerpos. Es lo más parecido a un experimento humano real.

El fundador de Genoskin, Pascal Descargues, cuenta a Business Insider que su empresa recoge los restos de piel de cirugías cosméticas como la abdominoplastia y estiramientos faciales, que de otra manera se tirarían a la basura.

Una muestra de piel humana viva de Genoskin.
Una muestra de piel humana viva de Genoskin.

"Durante un período de tiempo, tenemos un órgano funcional ... y lo gracioso es que el pelo crece, puede broncearse," explica el director comercial de Genoskin, el doctor Eric Merle, a Business Insider.

Las muestras también exhiben respuestas inmunes, asegura.

Existe una gran cantidad de piel que nadie quiere. Cada año, sólo en los Estados Unidos, la piel sobrante de las cirugías de abdomen podría cubrir unos siete campos de fútbol, según publicó la empresa en la revista de la industria Soap, Perfumery and Cosmetics.

Usando parte de esa piel, la compañía ha desarrollado modelos de productos para GlaxoSmithKline, Sanofi y Unilever, que han publicado estudios con Genoskin.

Las muestras se convierten en la base de pruebas para medir una amplia gama de factores, incluyendo la capacidad de absorción de la piel, los niveles de melanina, la inflamación o la respuesta inmunológica, y cómo reacciona a las toxinas, la luz ultravioleta o la contaminación.

 

Tres muestras de la piel viva de Genoskin, vistas de perfil, ilustran la integridad del tejido después de un día (fila superior) y 10 días (fila inferior).
Tres muestras de la piel viva de Genoskin, vistas de perfil, ilustran la integridad del tejido después de un día (fila superior) y 10 días (fila inferior).

La compañía ofrece diferentes modelos que ayudan a investigar diferentes cosas: por ejemplo, InflammaSkin, destinada a probar fármacos antiinflamatorios; HypoSkin, que viene con una capa de grasa destinada a recibir inyecciones; o NativeSkin, que está diseñada para manifestar respuestas inmunológicas.

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A pesar del tono de película de terror, Genoskin asegura que su forma de trabajar es tanto científica como ética. Uno de sus argumentos es que ofrece una alternativa a las pruebas con animales.

Pero igual de importante para Genoskin es que los "datos humanos", es decir, lo que aprendemos de las pruebas sobre la piel humana, es mucho más fiable científicamente para las aplicaciones humanas.

"Hemos transformado esa cosa hipervariable, que es un humano, en un producto vivo que la gente puede probar", afirma Merle.

Las alternativas convencionales tienen limitaciones

Los laboratorios tienen varias opciones para realizar ensayos clínicos sobre la piel. En primer lugar, están las pruebas con animales, que son relativamente baratas pero que tienen una enorme oposición por parte de la opinión pública.

Ya es ilegal en la UE y en varios otros países para productos cosméticos o de uso doméstico. En octubre de 2019, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) anunció que dejaría de exigir la realización de pruebas con animales.

"Los cobayas no son relevantes", afirma Merle, propietario de un beagle, la raza de perro más utilizada en los ensayos con animales. "Son demasiado monos, y no son relevantes para los datos de los humanos".

La mayoría de los datos derivados de las pruebas con animales "no tienen sentido" cuando se aplican a los humanos, argumenta Merle.

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También existen bancos de tejidos, que proporcionan piel fresca o congelada de cuerpos muertos donados, o sea, cadáveres. Pero esa piel muerta tiene una gama más reducida de usos.

Las biopsias convencionales son la alternativa más cercana, cuando se toman muestras de tejido de un voluntario vivo con fines de diagnóstico o estudio clínico.

Pero sólo se pueden tomar un número limitado de biopsias de una persona. Tal y como dice Merle: "No existe ningún paciente en un estudio clínico que autorice ser convertido en queso suizo".

Estas muestras tampoco incluyen la hipodermis, la capa de grasa, que se incluye en el producto HypoSkin de Genoskin. La ventaja de esta capa es que la muestra puede recibir inyecciones.

Una muestra de piel humana viva de Genoskin mientras recibe una inyección.
Una muestra de piel humana viva de Genoskin mientras recibe una inyección.

(Genoskin acaba de solicitar la patente de un sistema de circulación de las muestras, que esperan que haga que las inyecciones funcionen aún más como en la realidad).

Las biopsias tampoco ofrecen respuestas inmunológicas o curativas. Pero si cortas una de las muestras de Genoskin, podrás ver cómo una herida empieza a cicatrizar, explica Merle.

Todo el proceso está orquestado como una donación de órganos, por el 'controlador de tráfico aéreo' de Genoskin

El proceso comienza cuando un paciente se somete a una cirugía cosmética en un hospital asociado a Genoskin en Estados Unidos o Francia. La mayoría son mujeres blancas entre 30 y 60 años, aunque alrededor del 20% de los donantes son hombres.

Cuando se reserva una cirugía en uno de los hospitales, que Merle se niega a enumerar, se pregunta al paciente si quiere donar. Merle afirma a Business Insider que menos del 20% dice que no.

Los que están de acuerdo "pueden cambiar de opinión en cualquier momento" y se les pregunta por segunda vez justo antes de la cirugía, dice Merle.

No hay forma de que ninguno de los 25 empleados de Genoskin identifique al donante, señala. La compañía sólo conoce su edad, sexo y etnia. También se enteran de cualquier problema de salud importante, y analizan las muestras para el VIH.

 

Una ilustración de una muestra de Genoskin en el contenedor de plástico y la base de gel patentada por la compañía.
Una ilustración de una muestra de Genoskin en el contenedor de plástico y la base de gel patentada por la compañía.

Genoskin dice que su proceso está en consonancia con la Declaración de Helsinki, un acuerdo adoptado por primera vez por la Asociación Médica Mundial en 1964 que establece las normas éticas para el uso de materiales humanos en la investigación médica.

Genoskin trabaja indirectamente con alrededor de 1.000 donantes al año de esta manera, utilizando una estricta cadena de suministro.

Merle describe al coordinador de esta cadena como un "controlador de tráfico aéreo" que supervisa un calendario de las próximas cirugías y las compara con los horarios de los clientes.

La pandemia de coronavirus ha puesto en espera cirugías no esenciales en todo el mundo, deteniendo el suministro de piel. Pero el 11 de mayo, el día en el que Francia levantó parcialmente su confinamiento, dos nuevas cirugías volvieron a ponerse en marcha.

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El día de la cirugía, Genoskin suele pagar una cuota al hospital para que empaquen y envíen la muestra. La piel flota en una pequeña copa de una solución elaborada por la compañía, que se convierte en un gel en el laboratorio de Genoskin.

En la parte superior hay un pequeño círculo de carne, de hasta 2,5 centímetros de ancho.

También existe un "medio de cultivo" bajo el que se mantiene viva la piel, y que se cambia diariamente. Las muestras se envían por FedEx en una caja a prueba de impactos y con temperatura controlada.

La piel llega al cliente antes de que se cumplan las primeras 48 horas posteriores al bisturí del cirujano. A partir de ahí la piel recibir una inyección, ser frotada con sustancias, cortada, quemada con luz ultravioleta, o sometida más o menos a cualquier otro proceso que un investigador quiera ver.

Una ilustración del proceso desde la cirugía estética hasta la prueba de la muestra de piel.
Una ilustración del proceso desde la cirugía estética hasta la prueba de la muestra de piel.

La muestras mantienen la misma temperatura que la piel real

Las limitaciones éticas significaron que Business Insider no pudo ver una muestra del producto. Pero Merle asegura que la piel parece real.

Un hecho es que es exactamente tan cálida como tu propia piel. Mientras que las muestras biológicas generalmente se mantienen frías o congeladas, estos son tejidos vivos, y se mantienen a la temperatura del cuerpo: alrededor de 37 grados centígrados.

La mejor manera de tener una idea de cómo se siente una muestra es sostener el trozo de carne entre el pulgar y el índice, comenta Merle.

"Cuando se presiona justo ahí, tiene un poco de elasticidad... la gente no está acostumbrada a eso", señala.

Una serie de muestras de Genoskin encapsuladas en la masa de gel patentada por la compañía.
Una serie de muestras de Genoskin encapsuladas en la masa de gel patentada por la compañía.

Genoskin cree que es el futuro de las pruebas clínicas

La probabilidad de que los productos probados con Genoskin estén en tu bolsa de maquillaje es muy pequeña, reconoce Merle.

La industria de los cosméticos fue una de las primeras en adoptarlos debido a la presión pública para encontrar alternativas a las pruebas con animales, pero la adopción es limitada en este área porque cuesta mucho dinero.

Las empresas "siguen gastando mucho más dinero en frascos de lujo que en la ciencia", señala Merle. "[Genoskin] es una propuesta cara".

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La compañía hasta ahora se ha autofinanciado y no ha invitado a ningún inversor, asegura Merle. De acuerdo con los documentos públicos disponibles, la compañía tuvo beneficios durante tres años seguidos hasta el 2018, cuando perdió 167.696 dólares. En 2019, la compañía alcanzó la rentabilidad y duplicó su tamaño, afirma Merle.

La clientela de la empresa se ha orientado más hacia las empresas farmacéuticas y biotecnológicas, que están sometidas a una regulación cada vez más estricta. En 2019, Genoskin fue invitada a formar a los revisores de la FDA en el desarrollo de medicamentos.

"Llegará un momento en que los organismos reguladores dirán: 'No, no puedes ir a hacer pruebas en un ser humano. No me importa si son voluntarios. Quiero ver los datos antes de eso". Ese es el futuro", dice Merle.

Al preguntarle cómo reaccionan los no científicos a su trabajo, afirma: "Recibimos más a menudo comentarios sorprendentes que macabros", explica. "Existe un factor de 'wow'... Todavía me impresiona cada día que esto sea posible."

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