La gente está gastando cientos de dólares en "álbumes de cuarentena", pagando a fotógrafos para que les retraten a través de las ventanas de sus casas
- La fotógrafa Caroline White, residente en Los Ángeles, ha pasado los últimos 10 años viajando para fotografiar a sus clientes.
- Una vez comenzó la pandemia y California se confinó, su negocio empezó a complicarse.
- Entonces se le ocurrió la creativa idea de hacer fotos con la temática de la pandemia, retratando a sus clientes a través de las ventanas.
- Ahora, la contratan en Los Ángeles todas aquellas personas que desean documentar su encierro.
- Descubre más historias en Business Insider España.
Caroline White es una fotógrafa cuya marca personal ha estado muy solicitada durante más de una década, viajando por todo el mundo para retratar a una larga lista de clientes. Hace poco, sin embargo, comenzó a sentir la necesidad de un cambio, un hambre de más autenticidad y profundidad.
Poco sabía ella que una pandemia global la ayudaría a darle la vuelta a su trabajo.
White dice que no ha estado en el mismo lugar durante tanto tiempo en años, pero que la crisis ha sido positiva para ella. Partiendo del bloqueo productivo que empezó a sufrir, ha impulsado su negocio para vender cuadros y hacer "sesiones de cuarentena" de personas a través de sus ventanas. En las últimas semanas, White ha sido contratada para realizar aproximadamente media docena de estos retratos, y su precio es de entre 400 y 1.000 dólares por sesión (entre 350 y 950 euros).
"Honestamente, este pequeño proyecto ha sido mi salvación, dándome un sentido de creatividad, conexión, propósito y responsabilidad muy necesaria", contó a Insider.
Desde un hombre que quería fotos para su prometida, que se encuentra en el extranjero hasta un DJ que realizaba una sesión en Instagram en directo, aquí tienes los últimos trabajos de White.
La fotógrafa Caroline White afirma que la mayoría de sus clientes han sido oradores, autores y entrenadores, y que su trabajo ha sido tradicionalmente "muy positivo, brillante y comercial".
La autora describe sus fotografías como "retratos, pero un poco alejados y más sobre la persona dentro de un espacio concreto. Es mostrar algo del estilo de vida de alguien, de su personalidad".
Explica que normalmente se sumerge en la vida personal y profesional de una persona antes de retratarla.
"De alguna manera extraemos en qué consiste la marca visual en función de su estilo personal, su gusto, sus clientes, su industria", explica.
La exactriz es una fotógrafa autodidacta, atraída por el legado de su tía abuela, la famosa fotoperiodista Margaret Bourke-White.
White estima que el 80% de su negocio dependía de que viajara o bien de que viajaran los clientes para encontrarse con ella. Una vez que la pandemia empezó y California se confinó, su negocio empezó a sufrir dificultades.
Cuando se dio cuenta de que no podría pagar el alquiler, entró en pánico: "Cuando entro en pánico como muchas patatas fritas, mucho chocolate, me asusto y luego me pongo a trabajar".
White comenzó a vender algunas de sus imágenes online, aunque al principio donó todas las ganancias al banco de alimentos de Los Ángeles.
"Comencé a enloquecer por el dinero y pensé, 'sabes, estoy mucho mejor que la mayoría de la gente'". "Y una buena manera de recordármelo es hacer algo para devolver lo que se me da".
El éxito de su tienda online inspiró otra idea: retratar a la gente a través de las ventanas.
"Me encantaba fotografiar a mis clientes a través de preciosas ventanas de hoteles y cafés. Siempre pensé que ese estilo era un poco soñador y voyeur".
Entonces decidió empezar a fotografiar gente a través de las ventanas, lo cual es difícil debido a los reflejos, y comenzó un "álbum de cuarentena" retratando a amigos y vecinos.
"Noté que surgía un estilo y un estado de ánimo totalmente diferente de mi trabajo anterior, tan alegre y colorido".
Cuando la contratan para una sesión de cuarentena, pide a los clientes que le hagan un recorrido virtual por su casa para averiguar dónde fotografiarlos, si mover los muebles y a qué hora del día será mejor.
"Me resulta fácil hacer lo mismo una y otra vez [a través del vidrio], así que intento encontrar aquello que es único en cada ventana, en cada persona".
Por lo general, pide a los clientes que preparen un atuendo claro y uno oscuro, y que sea sencillo ya que "es difícil enfocar algo concreto a través de una ventana".
Después, aparece con todo su equipo y grita instrucciones o las facilita por teléfono.
Explica que dar indicaciones por teléfono es surrealista. "Mirar a alguien cara a cara pero escuchar su voz con retraso, un poco fuera de sintonía con la realidad, es un poco extraño. Pero también lo es todo en este momento".
"Todos, instintivamente, me preguntan si quiero agua, vino o usar el baño, lo cual es muy agradable de escuchar, pero por supuesto debo rechazar estas invitaciones".
Sin embargo, añade que las fotos a través de la ventana también la han ayudado a conectar mejor con los sujetos: siempre que estén completamente encerrados, dice que se acerca físicamente a sus clientes más que antes.
"He sido muy perfeccionista durante mucho tiempo, y esta es realmente la excusa perfecta para tirar la perfección por la ventana", bromeó.
Otros artículos interesantes:
Conoce cómo trabajamos en Business Insider.