Adiós a la cultura abierta y transparente de Google, paradigma de Silicon Valley: sus empleados lamentan el cambio de rumbo hacia un ambiente poco flexible y corporativo

Los cofundadores de Google Page y Brin sonríen durante una conferencia de prensa en Mountain View
Los cofundadores de Google Page y Brin sonríen durante una conferencia de prensa en Mountain View
  • La cultura de Google, que durante un tiempo fue el paradigma de Silicon Valley, se ha vuelto mucho más corporativa, según un grupo de trabajadores de la firma.
  • "Lo que funcionaba cuando Google era una compañía más pequeña, ya no sirve", dicen las mismas fuentes en referencia a las famosas reuniones TGIF de la firma. 
  • En ellas se promovía la transparencia y la discusión abierta, aunque actualmente esas sesiones se centran en el negocio. 
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Las reuniones semanales de Google fueron durante un tiempo un lugar seguro. En ellas, se juntaban los trabajadores para dar ideas, repasar los últimos logros e incluso para hablar sobre aquello que les preocupaba de la compañía. Lo hacían libremente y sin miedo a represalias. 

Esos encuentros se conocen como TGIF, unas siglas que en inglés significan 'Thank God It's Friday', es decir, 'Gracias a Dios es viernes'. 

Esas asambleas tenían lugar en una empresa emblemática que ha dejado de existir, según ha contado un grupo de trabajadores de Google a Business Insider, quienes lamentan que la firma se haya vuelto más cerrada y corporativa. 

En noviembre del año pasado, el CEO de Google, Sundar Pichai, anunció que estas sesiones pasarían a ser mensuales, en vez de semanales. "TGIF ha sido siempre un lugar para juntarnos, compartir progresos y preguntar, algo que no está funcionando actualmente", dijo Pichai en un correo a los empleados. 

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A esta decisión le siguieron meses de tensiones en la compañía. Los empleados alzaron la voz contra la dirección y el rumbo de algunas actuaciones. Por ejemplo, se cuestionó el contrato por el que se suministraría tecnología de inteligencia artificial al ejército.

Tampoco gustó la cantidad que se pagó al creador de Android para que abandonara la compañía. Fueron más de 83 millones de euros para que este saliera de la tecnológica, cuando estaba siendo investigado por un posible abuso a una de sus empleadas. 

Ese lugar de trabajo transparente, en el que los empleados gozaban de comidas gratis, fue una vez la envidia de la cultura corporativa de Silicon Valley. Ahora, los trabajadores dicen que esa comunicación abierta se ha esfumado con los TGIF, también después de un tiempo en el que Google opera de una forma distinta.

"Había un espíritu de que todos éramos del mismo equipo", ha señalado un trabajador. "No digo que no nos sintamos así ahora, pero es algo muy complicado entre más de 100.000 personas". 

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La plantilla de Alphabet asciende a los 123.048 empleados, según las cifras más recientes de la tecnológica. Hace 10 años, eran unos 24.000. 

"Sabemos que ya no funciona para Google lo que sí lo hacía cuando era una compañía más pequeña", ha dicho otro trabajador que lleva en la compañía desde la época de sus cofundadores, Sergey Brin y Larry Page. "Incluso cuando éramos 30.000 o 40.000 era increíble la confianza que había en cada uno de nosotros. Al crecer, hubo casos en los que ese sentimiento se difuminó". 

Desde que pasaron a ser mensuales, las sesiones TGIF se han vuelto muy formales, centrándose únicamente en el negocio. En la última que se celebró, el 7 de mayo, la CFO de Google, Ruth Porat, iba a detallar las cuentas del primer trimestre, aunque terminó hablando de las actualizaciones de Google Shopping, un comparador de precios. Muchos trabajadores ya no se conectan a las reuniones y otros prefieren verlas en vídeo.

"Funcionaban hace bastante tiempo, pero creo que esa cultura abierta, en la que la gente se sentía capaz de hablar sobre lo que quisiera, ya no es algo que funcione en una compañía tan grande", sostiene otro empleado. 

Todos ellos describen ahora la cultura de Google como "corporativa" —esa que un día fue el paradigma de la creatividad y de la transparencia en Silicon Valley—. 

"Las conversaciones eran abiertas. La gente se dedicaba a hacer memes, y en cierto modo se desahogaban y, al final, todo el mundo buscaba la forma de avanzar juntos", según otro trabajador. 

"Larry y Sergey hablaban de cosas confidenciales. Ahora, la gente está preocupada de que si algo se sabe, se extenderá por toda la compañía, y también fuera de ella". 

"Esperábamos el día en el que nos encontráramos con que alguien hubiera escrito sobre esto"

Cuando Sundar Pichai anunció que se cancelaban las TGIF semanales, también pidió un "esfuerzo conjunto" para que no se filtrara el contenido de esas sesiones, algo que ocurría cada vez más. En 2018, se filtró un vídeo de todos los altos cargos de la compañía reunidos, después de las elecciones de 2016. 

El medio en el que se filtró, Breitbart, usó la secuencia para dar a entender que la plana mayor de Google actuaba con sesgos políticos. Se refería a los cofundadores, Brin y Page, y al actual máximo responsable, Pichai. También se filtró el proyecto Maven, para suministrar de tecnología de inteligencia artificial al ejército o el intento de acceder al negocio de las búsquedas en China, conocido como Dragonfly. Ambos planes se abandonaron después. Y entonces, se vieron las grietas en esa cultura abierta de Google. 

Google, de una cultura de transparencia a otra corporativa

Esta situación refleja que Google polariza a la sociedad y que, su negocio esencial, toca temas que dividen a la ciudadanía. 

Aunque se filtraran detalles del proyecto militar o el de China, los trabajadores de Google seguían manteniendo la confidencialidad de sus tareas y de otros proyectos también polémicos. 

Por ejemplo, en los meses previos al disruptivo lanzamiento del asistente de voz Duplex AI, en mayo de 2018, los empleados estaban probando las funciones de la herramienta y, en ninguna ocasión, se supo nada del proyecto. Todos los empleados estaban probando esa tecnología y, sin embargo, nadie supo nada de la misma hasta su lanzamiento. 

"Nos levantábamos cada mañana esperando que alguien hubiera escrito sobre eso, pero no sucedió", ha contado uno de los empleados que probó el software. "Estaba en manos de todos los empleados, pero ni siquiera salió a la luz". 

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Google se ha alejado de la cultura por la que era un referente. Uno de sus programas, que permitía a la plantilla dedicar el 20% de su tiempo a proyectos con animales, y que fue un emblema, también se ha modificado. Aunque sigue existiendo, antes se trataba de construir iniciativas y desarrollaras y ahora consiste en colaborar en las que ya existen.

Las fuentes fechan en 2018 el año en el que la política de Google cambió radicalmente. 

Google tuvo que lidiar con varias controversias y, además, fue un año en el que hubo renuncias masivas de empleados. En 2019, Brin y Page, cofundadores, dejaron de asistir a las TGIF, una clara muestra de que la cultura de la compañía había tomado otro rumbo. 

"El CEO de Google es muy cuidadoso con las palabras"

Bajo el mando de Pichai hay menos espacio para esa cultura inicial de la tecnológica, un cambio que los trabajadores reconocen que podría ser razonable para una compañía de esa envergadura. 

"Sundar Pichai es mucho más cuidadoso con las palabras de lo que lo eran Larry, Sergey o Eric", según otro profesional de Google. "Hemos vivido ocasiones en las que, lo que decían ellos, podía provocar un ataque al corazón de Kent", dice en referencia a Kent Walker, el responsable jurídico de la compañía. 

Sundar Pichai, CEO de Alphabet.
Sundar Pichai, CEO de Alphabet.AP

Las sesiones TGIF eran una forma de que Google y sus trabajadores estuvieran en contacto. Actualmente, muchos mensajes internos se trasladan a través del correo o de la intranet de la empresa. 

Una de las herramientas de la intranet es un generador de memes en el que los empleados creaban bromas sobre la compañía y sus líderes. Cuando las cosas fluyen en Google, estos memes son una de las vías de escape de los empleados, como un pequeño desahogo. 

Larry Page y Sergey Brin parecen estar prácticamente fuera de Google, aunque son directivos de Alphabet. Como en las reuniones TGIF, los trabajadores tienen que enviar sus preguntas por adelantado y se vota qué cuestiones son prioritarias. 

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La plantilla considera que el fin de esos encuentros en persona ha abierto la distancia entre los directivos y los empleados, algo que no gusta a muchos. "Creo que el cambio de las TGIF ha sido malo para Google", dice un trabajador. "Silencia la rendición de cuentas. Los responsables del negocio tienen que responder y hacer frente a preguntas desagradables". 

Las reuniones semanales se mantienen en algunos países y en algunas áreas, pero los empleados más antiguos de la firma echan en falta esas auténticas sesiones que daban identidad a Google.

"Brin y Page eran el corazón de esos encuentros", dice uno de esos empleados. "Mirando hacia atrás, era evidente que, desde que dejaron de venir, los TGIF iban a perder su fuerza". 

Este contenido fue publicado originalmente en BI Prime

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