Cuenta atrás para el final de la aventura de Gorillas en España: los empleados hablan de un ambiente tóxico, malas decisiones estratégicas y un modelo de negocio poco rentable

Imagen de dos trabajadores en un 'supermercado fantasma' de Gorillas.
Imagen de dos trabajadores en un 'supermercado fantasma' de Gorillas.

Gorillas

  • Gorillas mantiene que sigue en busca de un socio en España que evite su salida, al mismo tiempo que comienza a tramitar un ERE que afectará a 300 de sus 500 trabajadores.
  • Los problemas vienen de lejos, según explican a varios trabajadores. En enero el equipo directivo de Italia tomó el control de España y comenzaron los recortes.
  • Según ha podido saber Business Insider España, los salarios de los riders estaban en algunos meses casi 100.000 euros por debajo de lo presupuestado desde Alemania, mientras que los salarios de los empleados de las oficinas excedían el presupuesto.
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"Gorillas es la peor empresa en la que he trabajado en mi vida. Es una cultura muy tóxica", opina un extrabajador de la empresa de reparto que prefiere mantener el anonimato.

"La fragilidad del modelo se ha visto ahora en una crisis. Gorillas cierra porque se ha quedado sin financiación. En España fue un caos desde el principio; yo desde que entré ya vi que eso no estaba bien coordinado", añade otro exempleado que también prefiere no desvelar su identidad.

"En términos generales, la verdad es que mi experiencia fue muy buena. Al final, las cosas como son, te da la oportunidad de encontrar un buen trabajo después", añade un extrabajador de la parte de oficinas.

Estos son algunos de los testimonios de exempleados de Gorillas, desde repartidores a altos directivos, recabados por Business Insider España durante las últimas semanas. Todos han hablado bajo condición de anonimato por miedo a represalias. Algunos continúan en empresas del sector o ejercen funciones similares a las que desempeñaban en la empresa de reparto. 

La mayoría de las opiniones de los trabajadores sobre Gorillas coinciden: caos, malas decisiones, una cultura de trabajo tóxica y un modelo de negocio al que no les salen los números

Esta es una historia breve: apenas dura 12 meses y es el mejor ejemplo del fin de una era. Una era de bonanza para el sector tecnológico en general, pero especialmente para el universo startup, que ha visto cómo ideas que parecían imposibles siempre encontraban un inversor dispuesto a financiarlas. 

Gorillas ha sido una de esas ideas. La compra en casa en unos pocos minutos. El epítome de la aceleración contemporánea que nació al calor de la pandemia, cuando el reparto de última milla y el comercio electrónico se dispararon en todo el mundo.

La compañía alemana nació a mediados de 2020. En solo un año y medio se convirtió en una de las startups europeas que más rápido alcanzaba el estatus de unicornio —empresa valorada en más de 1.000 millones de dólares— mientras pasaba de 0 a 14.000 empleados en todo el mundo. Hasta la fecha, ha levantado 1.100 millones de euros, según datos de Dealroom, provenientes de fondos de capital riesgo como Greenoaks o Dragoneer, y empresas como Tencent o Delivery Hero, actual dueña de Glovo. En su última ronda de financiación, en octubre de 2021, Gorillas logró una valoración de cerca de 3.000 millones.

Desde sus inicios, la sombra de ser un nuevo WeWork o de formar parte de una burbuja ha acompañado tanto a Gorillas como al sector de los envíos ultrarrápidos en general. En España aterrizó hace ahora exactamente un año con mucho ruido, riders asalariados y con la promesa de llevar desde plátanos a mascarillas a la puerta de sus clientes en tan solo 10 minutos. 

Hoy, en cambio, todo eso ha acabado por esfumarse.

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Hace un mes, la matriz en Alemania daba un giro de 180º a su estrategia de expansión y anunciaba que la fiesta se había acabado. En Berlín, 300 personas fueron despedidas y, en España, Gorillas se apresuró a anunciar que buscaba un socio para evitar echar el cierre.

Finalmente, a pesar de las especulaciones sobre una posible compra por parte de los gigantes del retail, la empresa de reparto tiene todas las papeletas para abandonar nuestro país. Desde la compañía se empeñan en asegurar que todavía están vivos. "En este momento, todas las opciones, que van desde una asociación estratégica hasta el redimensionamiento de nuestra empresa, siguen estando sobre la mesa", señala un portavoz a Business Insider España.

Pero ya ha pasado un mes desde el anuncio del recorte de inversión y todo hace pensar que nadie ha acudido a su rescate. Mientras tanto, Gorillas ha iniciado el proceso de despido colectivo de 300 de sus empleados, un movimiento que, tal y como adelantó El Salto, también viene cargado de polémica porque los empleados no han tenido tiempo de organizarse sindicalmente y ahora temen que la negociación de sus indemnizaciones sea a la baja.

Sin embargo, los primeros problemas en España empezaron al poco tiempo de su desembarco, tal como comparten con Business Insider España los trabajadores que han vivido todo el proceso. De hecho, la situación de Gorillas llegó a ser tan mala en nuestro país que el equipo directivo de Italia tuvo que venir en enero a poner orden e intentar salvar un barco que se hundía, cuentan estas fuentes.

La empresa niega esta información y asegura que lo que hicieron fue "buscar sinergias entre los dos equipos" para ser más eficientes en sus procesos internos. "En la práctica, esto significa que, por ejemplo, compartimos ciertas partes de nuestra estructura organizativa, como los Recursos Humanos", asegura el portavoz de la compañía.

Los empleados con los que ha podido hablar este medio no dicen lo mismo. El propio director general de Gorillas en Italia, Alessandro Colella, mantiene en su perfil de LinkedIn que ocupa el cargo de director general en ambos países. Es decir, un solo país y 2 CEO.

En España, a pesar de los distintos recortes de personal, solo en marketing Gorillas llegó a gastar hasta 800.000 euros en algunos meses. Sumando todos los mercados donde está presente, la empresa estaría gastando 75 millones de euros mensuales, según recoge Bloomberg.

"España era un despiporre", opina uno de los extrabajadores. 

Fracaso en el Mediterráneo

El exterior de uno de los 'supermercados fantasma' de Gorillas en una estrecha calle de Madrid.
El exterior de uno de los 'supermercados fantasma' de Gorillas en una estrecha calle de Madrid.

Durante el verano, la empresa de reparto se expandió por el litoral mediterráneo, además de Madrid y Barcelona, y se lanzó en ciudades como Valencia, Alicante, Murcia, Málaga, Marbella o Palma de Mallorca. 

Según contó a este medio la directora general de la empresa en España, Magdalena Szuszkiewicz, quien curiosamente había sido antes de llegar directora de estrategia y crecimiento de WeWork en Latinoamérica, su plan pasaba por "estar muy cerca de los lugares donde las personas van a estar disfrutando del verano".

A los pocos meses, cerraron silenciosamente en varias de esas ciudades porque los números no salían. Desde la matriz apretaban para reducir gastos y alcanzar los objetivos de rentabilidad que les habían marcado. La solución, según señalan fuentes de la empresa, pasaba por reducir personal. Sin embargo, la dirección prefirió no prescindir de la gente y recolocarles en diferentes ciudades. Estas medidas afectaron a todo el personal de almacén, es decir, riders, pickers y jefes de los supermercados fantasma.

En un primer momento, la dirección aseguró que no se despediría a nadie e incluso se les llegó a decir a los trabajadores que la salida de esas regiones era momentánea, pero las órdenes que venían desde Berlín eran diferentes. "Nos decían que teníamos demasiado personal", comenta uno los extrabajadores.

Muchos empleados accedieron a mudarse a otras ciudades y cambiar de vida, otros finalmente aceptaron los despidos. "De los que fueron recolocados, unos 50 o así, en menos de 3 meses se volvió a despedir alrededor de 10", comparte el mismo trabajador.

"En el momento en el que Italia toma control de España a principios de año, ya estaba claro que esto bien no iba a salir. Los números no estaban saliendo. Desde enero empieza a ser patente que iba a salir de España, y creo que nadie se ha sorprendido", apunta uno de los extrabajadores.

El portavoz de Gorillas asegura que no tienen previsto trasladar a ninguno de sus empleados actuales afectados por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a otros lugares. 

'Riders' asalariados, pero no contentos

Un 'rider' de Gorillas dentro de un supermercado fantasma de la compañía.
Un 'rider' de Gorillas dentro de un supermercado fantasma de la compañía.

En octubre del año pasado, los riders con los que pudo hablar este medio se mostraban muy contentos con las condiciones que tenían en la empresa. Aunque desde Alemania llegaban ecos de explotación y problemas dentro de los almacenes de Gorillas, como publicó Sifted, el panorama aquí era distinto. Al menos, por el momento.

Muchos de esos riders venían de la precariedad de modelos como Glovo o Uber, que les obligaban a estar continuamente pedaleando en la calle durante largas jornadas a cambio de unos ingresos más bajos. En Gorillas encontraron un proyecto que les proporcionaba bicis eléctricas, un espacio de descanso y contrato laboral.

La situación, sin embargo, ha ido cambiando poco a poco con el paso del tiempo.

"Nos tienen muy mimados", contaba un rider en octubre. Ahora, ese mismo repartidor asegura que el descontento ha ido creciendo con los meses. "Empezaron muy bien, como una familia. Vendieron una cosa que luego no era así. No sé en qué momento se fue todo a la mierda. Las condiciones laborales bajaron porque no tienen pasta", señala.

Las noticias de Alemania corrieron como la pólvora dentro de los almacenes de España. 

Trabajador de Deliveroo

En Berlín se sucedían los despidos y las protestas, e incluso se filtró un mensaje en el que el CEO de la compañía, Kagan Sümer, alertaba de que se estaba fraguando un sindicato en su empresa y que había que despedir al cabecilla. "Cuando nos contaban lo de Alemania, nos vendían las cosas de forma muy diferente. Nos vendían que los riders querían cobrar mucho por trabajar poco", cuenta este repartidor. 

Al principio, según relata este mismo rider, la comunicación fluía de arriba a abajo. Había reuniones semanales para informar de cómo avanzaba la compañía, pero repentinamente dejaron de hacerlas. "Nos teníamos que enterar como podíamos. Hoy sabemos que teníamos un 25% menos de riders de los que nos haría falta para entregar los envíos a tiempo", comparte el rider.

Esa falta de personal en los almacenes ha sido un problema estructural en Gorillas. Otro trabajador de la parte de almacenes, pero de Alemania, con el que ha podido hablar Business Insider España, asegura que al menos en Múnich, donde él trabajaba, sucedía exactamente lo mismo.

La proclama de las entregas en 10 minutos se acabó diluyendo con el paso de los meses y terminó por desaparecer de la publicidad de la empresa. Business Insider España publicó un reportaje al respecto y la empresa respondió diciendo que los pedidos en 10 minutos ya no se hacían "por seguridad de sus repartidores". 

Sin embargo, según pudo comprobar este medio, las entregas en 10 minutos, en el caso de que se pudieran hacer, seguían sucediendo. La presión por cumplir los tiempos era continua y un algoritmo dentro de los almacenes vigilaba al milímetro lo que sucedía dentro. Entre todos los almacenes de la empresa se competía por ver cuál era el más rápido y quién tenía el mayor número de pedidos.

"Siempre se ha buscado el bienestar de los trabajadores", sostiene un exempleado de la parte de oficinas.Los repartidores con los que ha podido hablar Business Insider España no opinan lo mismo.

Cambios en las condiciones laborales de los 'riders'

Según el testimonio de varios trabajadores, tanto de las oficinas como de los almacenes, en un determinado momento se cambiaron los criterios a los repartidores para poder cobrar el plus por rendimiento. 

"Conseguir el plus era imposible", asegura un rider. 

Ese plus se paga en base a la velocidad de entrega de un pedido, y funciona como una cadena. Es decir, se van sumando los diferentes tramos de la tienda, desde la recogida de los productos y su empaquetado en bolsas, a la propia entrega, y se tiene que hacer en un tiempo estipulado. Cuanto más rápido, mejor.

Este repartidor cuenta que conseguir el primer punto, bajar de los 2 minutos, era algo que se podía hacer. Sin embargo, cumplir las expectativas de tiempo en la entrega final era muy complicado, comenta.

La empresa no ha respondido a la solicitud de comentarios por parte de este medio para aclarar los motivos de esta medida. Además, los repartidores aseguran que se dejó de cobrar el plus de nocturnidad. 

Documentos internos de la empresa a los que ha tenido acceso a Business Insider España, demuestran que los salarios de los riders en nuestro país llegaron a estar en algunos meses casi 100.000 euros por debajo de lo presupuestado desde Alemania, mientras que los salarios de los empleados de las oficinas excedían ese presupuesto.

Prisas, carreras y comida a la basura

En noviembre del año pasado, Business Insider España tuvo acceso a un supermercado fantasma de Gorillas en Madrid para conocer cómo funcionaba por dentro.

En esos almacenes había personas como Alfredo, un venezolano de 54 años que trabajaba como picker o reponedor. Su trabajo consistía en asegurarse de que en ninguna estantería faltaba nunca de nada y en meter a toda velocidad los productos en las bolsas cada vez que llegaba un pedido nuevo. 

Los pickers tenían que realizar su trabajo en menos de 1 minuto y 40 segundos, cuenta un extrabajador. Las prisas y las carreras se sucedían constantemente por los pasillos de las dark stores, como se puede ver en este vídeo.

Además, según cuenta uno de los riders de Gorillas, el desperdicio de comida era algo habitual y los problemas de stock se repetían día tras día.

"Se ha tirado mucho género. No teníamos sitio para guardar todo. Enviaban muchas cosas, casi cada día. Empezamos a hacer envíos entre tiendas y conseguimos parar un poco esto, pero hemos tenido que tirar cosas. Cosas de nevera, fruta o verdura se han tirado la basura. Nos ha pasado muchas veces", asegura.

"Se tiraba comida al igual que cualquier supermercado. O sea, no podemos decir que un El Corte Inglés o Mercadona no tiran comida", matiza otro de los extrabajadores.

En diciembre, la empresa lanzó una campaña de Packs para Salvar el Planeta. En dicha campaña confirmaba que el desperdicio de comida diario era una realidad. "Aunque la compañía pone todo su empeño en evitar el desperdicio de alimentos, todavía es bastante difícil calcular con exactitud cuáles productos o qué comida no se va a vender durante el curso del día", señalaba en una nota de prensa.

El portavoz de la empresa reitera que el problema del desperdicio es general en la industria. "Este problema que no es exclusivo de nosotros, sino que afecta a toda la industria de los supermercados tradicionales. Nos tomamos este problema muy en serio y ya hemos puesto en marcha múltiples medidas para gestionar los excesos de existencias ocasionales", señala.

Una empresa tecnológica sin tecnología

Pero los problemas no acaban ahí. Según 3 empleados, en las entrevistas de trabajo se inflaban las cifras respecto al volumen de pedidos de los supermercados fantasma para dar una imagen positiva de lo que sucedía en Gorillas. "Decían que en Barcelona se hacían 1.000 pedidos diarios por almacén. Pero el día que más se hacían 250", dice uno de los repartidores. 

A la pregunta de Business Insider España de si se inflaron las cifras de la empresa respecto a los pedidos realizados, el portavoz de la empresa responde con un escueto "no".

"El ticket medio de Gorillas es de entre 8 y 11 euros, y se hacían unos 50 pedidos diarios como máximo", añade otra de estas fuentes. Además, este empleado asegura que a pesar de que Gorillas se vende como una empresa tecnológica, la única tecnología que tiene es su app y el sistema que tienen los usuarios de hacer los pedidos: "Todo es superrudimentario, no tienen una ERP, se hace todo en hojas de cálculo de Google Sheets".

Una ERP (Enterprise Resource Planning en inglés) es una herramienta tecnológica que sirve para integrar y automatizar los principales procesos y datos de una empresa en una sola plataforma, lo que facilita la gestión de datos y la organización de la compañía.

Ilustración de Centauros vs unicornios

"Todo el mundo es 'head' de algo en Gorillas"

Recién llegada a España, Gorillas realizó una ambicioso proceso de captación de talento. La empresa ofrecía salarios mucho más competitivos que sus rivales y aterrizó acompañada de una fuerte inversión en marketing, trasladando la imagen de empresa moderna y disruptora, lo que en gran medida le ayudó a contratar personal.

Sin embargo, las opiniones de varios extrabajadores difieren del aura de horizontalidad y e innovación que venden algunas startups de este tipo, aunque también los hay que no han tenido ningún problema. "Yo he trabajado a un nivel alto en la empresa y siempre se me consideró. La verdad es que siempre se me ha tenido en cuenta. No puedo decir nada malo de Gorillas", señala uno de los extrabajadores de las oficinas.

Otros, en cambio, van en la línea opuesta.

"Es todo fachada. Yo pensaba que aquí es donde había más equipo. Que todo era más horizontal. Es lo típico que te dicen desde fuera, que aquí se escucha a todos, que aquí opinamos todos. Eso es mentira", comenta uno de ellos.

"Todo es titulitis. Todo es head de tal, director de no se qué...", añade. "A mí personalmente me decepcionó, todo era muy piramidal".

Business Insider España también ha podido hablar con un trabajador de la sede de Berlín despedido recientemente tras los recortes masivos de plantilla. Las sensaciones de estos antiguos empleados más críticos coinciden con los testimonios de sus compañeros en Alemania.

Mucha rotación y desorden en general. Sin embargo, él asegura que tampoco ha tenido ninguna mala experiencia en la empresa.

"El organigrama nunca lo tienes claro; no sabes quién es el jefe de qué o a quién reporta quién", comenta. "Pero supongo que eso forma parte de lo que es una startup".

Una nueva era para el delivery

El sector de los envíos ultrarrápidos se ha ido desinflando tan rápido como llegó. En los últimos meses, una ola de despidos ha golpeado el sector tecnológico en general: desde GoPuff a Getir, pasando por la propia Gorillas, o las fintech Klarna y Bolt.

Muchas de las empresas que aparecieron en 2020 se han quedado por el camino, y las previsiones del propio Sümer, CEO de Gorillas, son poco optimistas: en los próximos meses solo quedarán uno o dos players en pie.

Comienza una nueva etapa para el universo startup. Samuel Gil, socio del fondo JME Ventures, lo resumía en una frase recientemente en un reportaje de Business Insider España: "Ideas que no se deberían haber financiado en el pasado, ahora se quedarán fuera".

Gorillas pasó de 0 a 100 en apenas 2 años. Incluso montó un sello discográfico por el camino. Ahora le ha llegado el momento de pisar el freno.

Andrea Gómez Bobillo ha colaborado en la elaboración de esta información.

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