Los grandes bancos entierran la fiebre del Bitcoin

Eduardo Álvarez,
El bitcoin es la criptomoneda más conocida.
  • Los principales bancos y firmas de inversión han decidido no apresurarse a la hora de planificar su estrategia a futuro relacionada con las criptomonedas.
  • Tras el entusiasmo vivido a finales de 2017 y principios de 2018, todo parece indicar que la banca vuelve al discurso original: "seguiremos de cerca su evolución, nos interesa, pero aún es un mercado en fase de desarrollo".

Goldman Sachs, Barclays, Morgan Stanley y otros grandes bancos y firmas de inversión han decidido tomarse un tiempo con el Bitcoin. Esta criptomoneda sigue siendo de su interés, aunque ya no ven urgente crear una estructura dedicada única y exclusivamente a comerciar con ella.

Así parecen indicarlo los últimos movimientos de todos estas importantes corporaciones, que por ahora no se darán demasiada prisa para ofrecer a sus clientes productos derivados del Bitcoin y otras monedas virtuales como Ethereum o Litecoin.

El motivo es más que evidente: tras haberse esfumado buena parte de su valor en el último año, el atractivo de las criptomonedas como valor en el que invertir ha decaído muchísimo, aunque aún sigue siendo interesante seguir su evolución de cara al futuro. Es por eso que ni Goldman Sachs ni ningún otro banco ha abandonado por completo su interés en este mercado, aunque sí lo ha enfriado, según confirma Bloomberg.

Tras el entusiasmo vivido a finales de 2017 y principios de 2018, todo parece indicar que la banca vuelve al discurso original sobre las criptomonedas, que viene a decir algo así como "seguiremos de cerca su evolución, nos interesa, pero aún es un mercado en fase de desarrollo".

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A la aparente retirada de los grandes fondos de inversión del BTC y otras monedas virtuales le sigue -y quizá tenga algo que ver- la ofensiva de varios países contra el fraude en criptomonedas, particularmente contra la evasión de impuestos.

El ministerio de Hacienda de países como España ha pasado a rastrear las operaciones en estas monedas, calificadas como un producto de inversión más, como lo serían las materias primas o las acciones de cualquier compañía, y por lo tanto también exigen que se tributen como tal.

Si todo esto fuera poco, está el aspecto ecológico del asunto, y es que la minería de Bitcoins consume ya más energía que varios países juntos, un problema que se acentúa en un contexto en el que reducir las emisiones de CO2 es una prioridad absoluta para todos los países, o al menos debería serlo.

Más allá de los entusiastas de estas divisas alternativas, todo parece indicar que el interés de todo el mundo se enfría, incluso el de aquellos ávidos de encontrar nuevos vehículos de inversión.

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