"La guerra retrasará gravemente la recuperación": El FMI avisa de que los efectos económicos se extienden como un terremoto y arrasan el PIB mundial, que pasará del 4,4% al 3,6% en 2022

terremoto grieta

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Cuando parecía que la economía mundial empezaba a levantar cabeza del batacazo de la pandemia, llega un nuevo golpe. La guerra en Ucrania ha sido la gota que colma el vaso de unas economías con el agua al cuello.

"Los efectos económicos de la guerra se están extendiendo lejos, como ondas sísmicas que emanan del epicentro de un terremoto", advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su World Economic Outlook.

¿En qué se ha traducido esto? En una rebaja drástica de las previsiones económicas para 2022 y 2023 anunciada hoy por el FMI, que avisa de que "las perspectivas económicas mundiales han empeorado significativamente desde nuestro último informe de enero".

El PIB mundial ya no crecerá un 4,4% en 2022, como pronosticaba en enero, sino un 3,6%. Un recorte de 0,8 puntos de crecimiento en cuestión de meses, que se deben exclusivamente al impacto de la guerra.

Para 2023, el PIB crecerá 0,2 puntos menos: un 3,6% interanual, en lugar del 3,8% estimado en enero. Más allá de 2023, el crecimiento se reducirá a alrededor del 3,3%.

"La guerra retrasará gravemente la recuperación mundial, ralentizando el crecimiento y aumentando aún más la inflación", resume el organismo dirigido por Kristalina Gueorguieva.

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Una recuperación truncada por la guerra 

En enero, el mundo se encaminaba hacia la culminación de la recuperación económica, tras dos duros años de pandemia. Apenas la aparición de una nueva variante, Ómicron, nublaba las expectativas de algunos países, pero incluso este riesgo fue temporal. Entonces estalló la guerra.

"En el momento, habíamos proyectado la recuperación global a fortalecer a partir del segundo trimestre de este año después un impacto de corta duración de la variante Ómicron", señala el FMI. 

La economía global estaba en el camino hacia la ansiada recuperación, "pero aún no se había recuperado por completo de la pandemia. Este shock llega justo cuando la amenaza de la variante Ómicron parecía estar desvaneciéndose", añade.

De un día para otro, los riesgos para las perspectivas económicas han aumentado bruscamente. Según se desprende del informe, el daño económico del conflicto contribuirá a una desaceleración significativa del crecimiento mundial en 2022. 

También provocará una severa caída de doble dígito en el PIB de Ucrania y una gran contracción en Rusia. 

La onda expansiva terminará llegando al resto de países (si no lo ha hecho ya), a través de cuellos de botella, problemas en las cadenas globales de valor y, cómo no, más inflación. Para 2022, el FMI pronostica una subida de precios del orden del 5,7% en las economías avanzadas.

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Las previsiones podrían empeorar todavía más

El pronóstico actual del organismo, de hecho, es bastante optimista, dentro de lo que cabe: asume que el conflicto se limita a Ucrania, que las sanciones a Rusia dejan fuera al sector energético, y que el impacto económico y sanitario de la pandemia disminuyen a lo largo de este año.

Sin embargo, hacía mucho tiempo que las previsiones no estaban tan en el aire y el horizonte tan turbio. El FMI advierte que debido a la naturaleza sin precedentes de este shock, el crecimiento podría desacelerarse todavía más, o la inflación ser mayor si, por ejemplo, "las sanciones destinadas a poner fin a la guerra se extienden".

Problemas de desabastecimiento hasta 2023

La guerra en Ucrania llega en un momento en el que la economía mundial ya sufría una crisis de desabastecimiento. Y aunque se esperaba que los llamados cuellos de botella se aliviaran, "se espera que la escasez de suministro en algunos sectores dure hasta 2023".

Las empresas en Rusia y Ucrania suministran productos especializados, y la falta de algunos de esos bienes ya están teniendo consecuencias, por ejemplo en la industria automovilística europea. "A través de cadenas de suministro globales estrechamente integradas, las interrupciones de producción en un país pueden muy rápidamente cascada globalmente", avisa el FMI.

La consecuencia de esto es que la inflación "se mantenga elevada durante mucho más tiempo".

Inflación descontrolada más tiempo

El FMI espera ahora que la inflación, ya descontrolada, se mantenga en esos niveles por más tiempo del esperado. La guerra, apunta el informe, influirá en el aumento del precio de las materias primas y la energía. 

Concretamente, la escasez de suministros relacionada con la guerra amplificará las presiones de precios, en particular a través aumentos en el precio de la energía, los metales y los alimentos.

Para 2022, el FMI proyecta una subida de precios del orden del 5,7% en las economías avanzadas y del 8,7% en mercados emergentes. Son 1,8 y 2,8 puntos por encima de lo proyectado en enero.

"Los aumentos de los precios de los alimentos y los combustibles perjudicarán hogares de bajos ingresos en todo el mundo, incluso en América y Asia", augura el informe.

Si aparecen señales de que la inflación seguirá siendo alta en el medio plazo, los bancos centrales se verán obligados reaccionar más rápido de lo que se prevé actualmente, elevando las tasas de interés y exponiendo las vulnerabilidades de la deuda, particularmente en mercados emergentes. 

"Hay un riesgo creciente de que las expectativas de inflación se desanclen, provocando una respuesta de ajuste más agresiva de los bancos centrales", avisa el FMI.

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Rusia y Ucrania, las más castigadas

Se prevé que tanto Rusia como Ucrania experimenten grandes contracciones del PIB en 2022, a ritmo de doble dígito.

"El grave colapso en Ucrania es un resultado directo de la invasión, de la destrucción de infraestructuras y éxodo de su gente", observa el informe.

En Rusia, en cambio, la fuerte caída del PIB, del 11,3% este año, refleja el impacto de las sanciones con una ruptura de los lazos comerciales, en gran medida por el deterioro de la intermediación financiera interna y la pérdida de confianza en los mercados.

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El conflicto golpea duramente en el Viejo continente

El Viejo continente es otro de los mayores damnificados por esta guerra, debido a su elevada dependencia energética y comercial de Rusia y Ucrania, y esto se refleja en el deterioro de las previsiones.

"Al ser importadores netos de energía, los precios globales de la energía tendrán un impacto negativo para la mayoría de los países europeos, lo que se traduce en una menor producción y mayor inflación", subraya el informe.

Por otro lado, las interrupciones en la cadena de suministro ya habían afectado a algunas industrias, como el sector del automóvil, antes de la invasión de Rusia. Ahora, la guerra y las sanciones dificultan aún más la producción. 

En consecuencia, el FMI revisa al 2,8% el crecimiento del PIB de la eurozona para 2022 (1,1 puntos porcentuales menos que en enero). 

En Europa, la peor parte se la llevan economías como Alemania e Italia, con sectores manufactureros relativamente grandes y mayor dependencia de las importaciones de energía de Rusia. 

España: una rebaja de un punto de crecimiento en 2022

En el caso de España, el FMI ha recortado en un punto su previsión de crecimiento. El PIB crecerá un 4,8% este año, y no un 5,8%, como pronosticaba en enero. Para 2023, la rebaja es de 0,5 puntos: la economía pasará a crecer un 3,3%, en lugar del 3,8% esperado.

Estados Unidos resiste mejor a la guerra

Los vínculos económicos entre Rusia y Estados Unidos son limitados, lo que se traduce en una mayor resistencia ante los efectos de la guerra. 

Sin embargo, hay otros factores que afectarán negativamente a EEUU, según avisa el FMI. El organismo ya empeoró su previsión para el crecimiento de EEUU, debido a la no aprobación del plan fiscal de la administración Biden y a los problemas en la cadena de suministro. 

Ahora, el FMI recorta todavía más la previsión en 0,3 puntos, por la retirada del apoyo monetario, que está siendo más rápida para controlar la inflación.

China, lastrada por el peor brote de COVID-19 desde 2020

Ajeno al conflicto que se libra en el Viejo Continente, China sorprendió en el primer trimestre con un crecimiento económico mayor del esperado. 

Pero las sorpresas positivas podrían durar poco: mientras en Occidente las economías dejan atrás las restricciones, China sufre el peor brote de COVID-19 desde 2020, y los nuevos confinamientos amenazan con un nuevo golpe a su economía.

"Los acontecimientos en China continúan dominando el perspectivas para Asia, especialmente para las economías emergentes. La combinación de variantes más transmisibles y la estricta estrategia para combatir el COVID-19 en China ha llevado a duras restricciones de movilidad y bloqueos localizados que, junto con una anémica recuperación del empleo urbano, han pesado sobre el consumo privado", señala el informe.

El FMI subraya que los recientes bloqueos en centros clave de fabricación y comercio como Shenzhen y Shanghái agravarán las interrupciones del suministro en otros lugares de la región y más allá.

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