De la psicosis por el aceite de girasol a descartar 'lujos' como el café en cápsulas: así ha cambiado la guerra nuestra cesta de la compra

Ilustración de inflación en el supermercado

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  • La guerra de Ucrania sigue teniendo un fuerte impacto en los supermercados españoles. La subida de precios y el encarecimiento de la energía ha provocado que tanto consumidores como cadenas hayan tenido que cambiar su forma de relacionarse.
  • La subida de los precios, aunque contenida, ha impactado mucho en el bolsillo del consumidor, lo que ha provocado que su forma de comprar varíe decantándose por productos de marca blanca y yendo más veces a la tienda.

El 24 de febrero de 2022 estalló la guerra entre Rusia y Ucrania y los resultados no tardaron en llegar a España. Además del encarecimiento de la energía y los combustibles, uno de los principales daños colaterales de este conflicto se vivió en los supermercados.

A las pocas semanas comenzamos a ver como el precio de determinados alimentos, como los cereales y el aceite de girasol, comenzaba a subir. Un año después, estas subidas se han vuelto una tónica habitual.

"Los supermercados españoles están sufriendo los altos costes de la energía —esta partida ha pasado a ser la primera o la segunda para la gran mayoría de las cadenas— y también los altos costes de la producción de alimentos", afirma Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS, la patronal que representa a supermercados como Mercadona, Lidl y Dia.

"Durante los primeros meses de 2022 se hizo un gran esfuerzo de contención de precios a costa de los márgenes de las empresas de distribución: cabe recordar que el IPC alimentario tardó meses en cruzarse con el IPC general", matiza el directivo de ASEDAS a Business Insider España

Según Magarzo, la cadena agroalimentaria española ha conseguido contener los precios del IPC alimentario, situándose por debajo de la media europea. "Aún hoy hay 23 países europeos que tienen un IPC de alimentos más alto que España".

Los expertos matizan que, aunque es cierto que el precio ha subido para el consumidor, parte de esta subida la han absorbido los supermercados. "Es verdad que para el consumidor los productos han subido de precio, pero es que también para los vendedores han subido", señala Antonio Sanabria Martín, profesor de economía del Departamento de Economía Aplicada, Estrutura e Historia de la Universidad Complutense de Madrid.

"Si comparamos la evolución de los precios mayorista en comparación con el IPC y con los precios al consumo, vemos que los precios mayoristas han subido más de lo que han subido los precios al consumo", añade el profesor. Pero esta realidad no es la que están experimentando todas las cadenas de supermercados. 

"Los supermercados han tendido a absorber parte de esos costes para intentar que la demanda no se resienta o no se resienta tanto debido al encarecimiento de los productos", matiza. 

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Estas acciones de contención de precios pueden repercutir en sus beneficios

Aunque estamos acostumbrados a que los supermercados cosechen auténticas millonadas en beneficios —Mercadona cerró el 2021 con unos beneficios de 680,3 millones de euros y una facturación por encima de los 27.800 millones de euros—, lo cierto es que estos márgenes suponen únicamente entre el 1% y el 3% de todo lo generado.

"En un contexto de precios altos, los márgenes se estrechan todavía más para que las empresas puedan seguir siendo competitivas en el mercado, por lo que esta situación se verá reflejada en los beneficios empresariales", subraya Ignacio García Magarzo.

Además, el director de ASEDAS señala que las compañías están haciendo esfuerzos para ajustar sus estructuras de costes a la situación actual y mantener de esta manera su competitividad, así como su nivel de inversión y de creación de empleo para seguir siendo sostenibles. 

Otro factor que merma la cuenta de resultados de los supermercados es la fuerte competitividad. "Las cadenas sobre todo han luchado mucho por la carrera por conseguir mantener la cuota de mercado y esto ha hecho que, en algunos casos, que se erosionen los márgenes", explica Bernardo Rodilla, director de Retail de Kantar Worldpanel.

El problema de la energía no desaparecerá a corto plazo

Desde febrero de 2022 a febrero de 2023, el precio de mantener abierto un supermercado también se ha incrementado

"Calculamos que el 75% de los gastos de las empresas de distribución alimentaria se dedican la compra de mercaderías, que se están pagando un 39% más caras que hace un año en el caso de los frescos y un 21% de los alimentos transformados. A esto habría que sumar los altos costes de la energía y de los carburantes y también la alta presión fiscal que soporta el comercio", explica Magarzo.

La crisis de carburantes representa uno de los principales quebraderos de cabeza que ha tenido el sector durante este año. La energía ha pasado a ser uno de los principales costes para las cadenas de distribución alimentaria, que son grandes consumidores de energía tanto en tiendas como en plataformas logísticas, entre otras cosas por la necesidad de mantener la cadena del frío durante 24 horas todos los días de la semana. 

"Las empresas están haciendo grandes esfuerzos para instalar sistemas de energías renovables y, de hecho, casi el 35% de las tiendas son nuevas o han sido reformadas en los últimos 4 años e introducen los más modernos sistemas de ahorro energético", matiza Ignacio García Magarzo.

 

Aun así, los altos costes de la energía están afectando mucho a las empresas, que están muy preocupadas por la evolución de los mercados a futuro y por la incertidumbre tecnológica a la hora de optar por alternativas a las energías tradicionales, añade el director general de ASEDAS. 

Sin embargo, Antonio Sanabria Martín, también recuerda que estas cadenas tienen contratos a largo plazo, por lo que su impacto ha podido ser menor.

De hecho, el propio Juan Roig confesó durante la presentación de resultados en marzo de 2022 que, hasta la fecha, la subida del precio de la luz no les había afectado porque aún tenían en vigor el contrato que firmaron en 2021. 

"Inicialmente, cuando llegan las subidas, no les afectaban porque seguían manteniendo el contrato anterior y eso les protegía. El problema surge cuando hay que renovar, que pueden notar una subida importante e, incluso, impactante", explica el profesor de la Universidad Complutense de Madrid. 

Los consumidores han cambiado su cesta de la compra

Sin embargo, hay otras voces que indican que es difícil saber cuáles de estas consecuencias se deben a la guerra en Ucrania. "Ha habido muchos factores que al final han influido en la foto final que nos ha dejado en 2022", señala Bernardo Rodilla, de Kantar Worldpanel.

"Lo que sí que vemos es que el precio, por la situación actual, es lo que ha dominado todo el año y esto ha llevado al comprador a plantearse buscar distintas alternativas, ya sea dentro de una misma cadena o la fuera de su cadena habitual", explica a Business Insider España.

Esta inflación ha hecho que el consumidor haya cambiado su forma de relacionarse con el supermercado en este último año. Según el experto de Kantar, el consumidor no conoce el precio de todas las cadenas. El hecho de que hayan cambiado los productos que compran o dónde los compran se debe "a los aprendizajes que han ido aprendiendo que están asociados a ese momento de ahorro".

Otro de los cambios que se han visto derivados de esta guerra es el cambio de peso en algunos productos dentro de la cesta. "Vemos que algunas categorías están creciendo mucho y otros segmentos más básicos lo están perdiendo. Un ejemplo de esto es el café. Hasta ahora, las cápsulas han crecido mucho, pero este crecimiento se ha frenado en detrimento del café molido u otras opciones similares".

Otro de estos cambios es el auge de la marca blanca frente a la de fabricante. En la búsqueda que está haciendo el consumidor para encontrar opciones más económicas, "la oferta que estamos encontrando es que la distribución está empujando mucho su propia marca para mantener la competitividad de precios y una cesta asequible". 

Además, la cantidad de productos que se adquieren cada vez que se va al supermercado también ha cambiado. Los expertos indican que, mes a mes, las cestas se están volviendo cada vez más pequeñas, aunque suponga ir más veces. 

Los supermercados están tratando de adaptar su oferta a esta nueva tipología de cestas. "Al final hay distintos factores a los que la distribución tiene que trabajar para buscar ese balance entre la cuota de mercado y los márgenes", concluye el responsable de Kantar. 

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