¿Un combustible para aviones hecho de desechos alimenticios? Sí, y podría reducir drásticamente las emisiones de CO2

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Avión y su estela

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  • Un grupo de investigadores de Estados Unidos ha conseguido transformar los desechos alimenticios en una parafina que sirve como combustible para aviones.
  • Aseguran que este combustible reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 165%.
  • Los autores del estudio estiman que para 2023 podrían empezar a probarlo en aviones de Southwest Airlines.
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Actualmente, la mayoría de los restos de comida que se utilizan para generar energía en todo el mundo dan lugar a gas metano, pero investigadores en Estados Unidos han convertido estos desechos en un tipo de parafina que funciona en los motores de reacción, lo que se traduce en que han transformado esos desechos en combustible.

Desde la BBC destacan este estudio en el que los autores afirman que el combustible reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en un 165% en comparación con la energía fósil. Esta cifra proviene de la reducción del carbono emitido por los aviones, sumado a las emisiones que se evitan cuando los residuos de alimentos no llegan a los vertederos.

Actualmente, varias compañías aéreas se habían comprometido a reducir sus emisiones de carbono al 50%. Los métodos actuales de producción de combustible verde para aviones requieren el uso de aceites vegetales vírgenes y grasas de desecho para fabricar el combustible sintético. 

¿Qué ocurría con esta manera de crear combustible? No compensaba.

Cuando se obtenía el combustible era más sencillo convertirlo en diésel, por lo que luego había que pasarlo de nuevo a combustible apto para aviones, lo que aumentaba los costes.

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Ahora, los investigadores explican que han desarrollado un método alternativo capaz de convertir los desperdicios de alimentos, el estiércol animal y las aguas residuales en un hidrocarburo.

Este material, denominado residuo húmedo, se convertía, con los procesos tradicionales, en gas metano. Sin embargo, los investigadores han encontrado una forma de interrumpir este proceso, y que en su lugar produjera ácidos grasos volátiles.

Así es como se pudo generar la parafina de la que se hablaba al principio. Después se combinaron las dos formas, pudieron mezclar el 70% de la mezcla, con combustible para aviones normal. 

"Hay combustibles para aviones interesantes que dependen de la quema de basura y desechos secos, pero esto en realidad funciona para aquellos desechos que tienen un alto contenido de agua, que normalmente desechamos en vertederos", explica Derek Vardon, ingeniero de investigación senior del Laboratorio Nacional de Energía Renovable de EE. UU. y el autor principal del estudio.

Otra gran ventaja, además de reducir las emisiones, tanto por el carburante como por los residuos, es que este nuevo combustible produce alrededor de un 34% menos de hollín que los estándares actuales. 

"Ahí es donde vemos el mayor potencial de esta tecnología. Está previniendo las emisiones de metano y reduciendo drásticamente la huella de carbono del combustible para aviones", explicó Vardon.

Eso sí, también aportan una visión realista, "El combustible de aviación sostenible no es una solución milagrosa". Por ahora su prioridad es reducir drásticamente las emisiones, pero son conscientes de que los problemas derivados de los aviones abordan más ámbitos donde también quiere adoptar cambios. 

El equipo de investigación ya ha adelantado que planean aumentar la producción del nuevo combustible y comenzar con los vuelos de prueba con Southwest Airlines en 2023.

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