Miguel Fernández, el CEO más joven de la industria farmacéutica, se enfrentó a la pandemia tras mes y medio al frente de Merck España: "Ser un sector esencial conlleva una exigencia tremenda"

Miguel Fernández, CEO de Merck.
Miguel Fernández, CEO de Merck.
  • Miguel Fernández, CEO de Merck España, se enfrentó a la pandemia de coronavirus tras un mes y medio en el cargo.
  • La farmacéutica tuvo que adaptar sus protocolos para garantizar la seguridad, mientras luchaba por mantener su actividad esencial, de la que dependían millones de pacientes en todo el mundo. 
  • El ejecutivo reconoce que la industria está sometida a un gran escrutinio en el que se juega su reputación, pero pone en valor el papel que juega el sector en la sociedad. 
  • Así se ha enfrentado el CEO más joven de la industria farmacéutica en España a la mayor crisis sanitaria.
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El 1 de febrero, Miguel Fernández se convirtió en el CEO más joven en dirigir una empresa farmacéutica en España tras acceder al cargo en Merck España. Tras un paso brillante por la compañía en Finlandia, Fernández fue el elegido para sustituir a Marieta Jiménez, para la que el joven ejecutivo no tiene más que palabras de admiración. 

"Mi antecesora pasa a un cargo superior dentro de la compañía como presidenta europea y eso es una constatación de que obviamente el trabajo que se ha hecho en España es muy positivo", señala en una entrevista con Business Insider España

Merck Group cumplió todos sus objetivos financieros en 2019 y las ventas del grupo aumentaron en un 8,9% hasta 16.200 millones de euros. Cuenta con presencia en 66 países del mundo y emplea a más de 57.000 personas. 

España, con tres centros de producción y un millar de empleados, es uno de los cinco primeros países europeos para la compañía por volumen de negocio y Miguel Fernández asegura que se encontró con una empresa "tremendamente bien gestionada" y "más fuerte y más sólida de la que yo dejé".

La industria farmacéutica se enfrenta al reto de distribuir una vacuna para toda la población mientras lucha por mantener su actividad anterior a la pandemia

Mes y medio después de acceder al cargo, el CEO de Merck miraría, como un español más, la pantalla a través de la cual el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comunicaba que el país se sometía a un confinamiento domiciliario que acabó durando tres meses por una crisis sanitaria que ya se ha cobrado más de 1,6 millones de vidas en todo el mundo. 

Cuando un presidente ocupa un cargo, se suele hacer balance de sus primeros 100 días en el puesto. A Fernández no le dio tiempo ni a eso. 

El estado de alarma se decretó el 14 de marzo, cuando el CEO no había cumplido su segundo mes. "Yo venía con una hoja de ruta clara, con unos primeros 100 días en los que quería hacer algo", recuerda Fernández. 

"Y, obviamente, la pandemia y la crisis cambia bastante la hoja de ruta en el corto plazo", asegura. 

"Creo que pocas veces espero enfrentarme a un reto de esta complejidad en mi vida profesional y poca gente, independientemente de los años de experiencia profesional, se ha enfrentado a algo así recién llegado a un puesto", reflexiona Fernández. 

En Finlandia aprendió que la coherencia es fundamental en un líder y que un directivo debe ganarse el respeto con su trabajo, lecciones que ha aplicado al frente de la empresa para navegar la pandemia de coronavirus. 

Así se ha enfrentado el CEO más joven de la industria farmacéutica en España a la mayor crisis sanitaria del siglo un mes y medio después de su nombramiento. 

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La responsabilidad de ser un sector esencial: "Hay que seguir realizando el trabajo" 

"En el caso de las plantas de fabricación que tenemos, eso supone gestionar nuevos protocolos y gestionar nuevas formas de trabajar para asegurar la seguridad de todos los empleados", explica Fernández, en lo que define como "un reto mayúsculo". 

El CEO recuerda que no se trataba solo de mantener la seguridad en la planta, sino de conseguir garantizar el suministro a los 85 millones de pacientes a los que Merck provee de medicamentos diariamente. 

"Ni un solo día se dejó de servir medicamentos a las personas que lo necesitaban", afirma Fernández de forma rotunda. El ejecutivo vivió la presión de ser un sector esencial que no podía dejar que las restricciones de la pandemia — "te cierran aeropuertos, te cierran vías marítimas, rutas terrestres"—  paralizaran o redujeran su actividad. 

"No nos podíamos permitir que los cambios en los protocolos ralentizaran las operaciones porque hay pacientes que no van a recibir su medicación y eso no puede ocurrir", señala Fernández, que asegura que compañeros de otras industrias envidiaban su categoría de sector esencial porque pudieron seguir operando. 

El CEO reconoce la posición de privilegio que eso supone, pero recalca que "la exigencia que conlleva ser un sector esencial es tremenda". 

"Hay que seguir realizando el trabajo", concluye. "Al final, hablamos de personas con enfermedades y gente que nos necesita". 

Merck ha donado uno de sus tratamientos para que pueda investigarse su eficacia 

"Somos una empresa de ciencia y tecnología y eso nos permite estar en los dos lugares donde a día de hoy todas las empresas de salud queremos estar para ayudar: tratamientos y vacunas", explica Fernández. 

Merck donó donó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) su interferón beta 1a para que fuese incluido en su ensayo mundial de Solidarity, que investiga la eficacia en el tratamiento del COVID-19 de algunas terapias ya existentes en el mercado para otras enfermedades. 

También han donado al Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale que estudia las posibilidades de esta terapia en el marco del ensayo clínico Discovery.

El interferón beta 1a se utiliza para tratar la esclerosis múltiple desde hace más de 20 años y los resultados del ensayo Solidarity parecen haberlo descartado como opción de tratamiento viable contra el nuevo virus. 

"Los datos no muestran pruebas de un beneficio significativo en la mortalidad intrahospitalaria por hidroxicloroquina, lopinavir o interferón beta-1a. Visto en conjunto con estudios anteriores, el ensayo de Solidarity envía el claro mensaje de que estos medicamentos, tal como se utilizan actualmente, ya no deben considerarse opciones de tratamiento viables para el COVID-19, señala un artículo en The New England Journal of Medicine. 

Recientemente la compañía también ha anunciado la asociación con la Iniciativa Internacional de Vacunas contra el SIDA (IAVI) y el Instituto Serum de India para desarrollar anticuerpos monoclonales neutralizantes (mAb) del SARS-CoV-2. 

El CEO tiene su confianza puesta en los anticuerpos, que están siendo desarrollados también por otras compañías, y asegura que, si se demuestre su efectividad, trabajarán para que estén disponibles de forma masiva y "lo antes posible". 

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Merck colabora en acortar los tiempos para el desarrollo de vacunas y el CEO subraya la necesidad de hacer que las dosis lleguen a todos  

Mientras la carrera por la vacuna del coronavirus no dejó de sumar participantes al inicio de la pandemia, Miguel Fernández reconoce que el enfoque de su compañía es algo diferente. 

"Nosotros no tenemos ninguna vacuna en fases de desarrollo. Lo que estamos ayudando es a esas empresas que están desarrollando esas vacunas para que puedan hacer todos los pasos de una manera rápida con todos los estándares de calidad y regulatorios". explica el CEO, cuya compañía supo ver que el principal desafío iba a ser conseguir acortar los tiempos y garantizar la escalabilidad y el suministro una vez se hubieran desarrollado vacunas eficaces y seguras.

Con las primeras vacunas recibiendo ya autorización para su comercialización, el optimismo ha ido acompañado de la preocupación sobre la mejor forma de hacer llegar las dosis a todo el mundo, especialmente cuando la de Pfizer necesita ser almacenada a 70 grados bajo cero. 

"El gran reto que tenemos ahora es la escalabilidad: ser capaces de llegar a unos volúmenes de dosis nunca antes vistos", resume Fernández, que revela que están trabajando con más de 50 compañías para proveer de tecnología innovadora y acortar los plazos. 

Merck ha conseguido desarrollar una tecnología que "corta uno de los cuellos de botella que tiene el proceso de fabricación de la vacuna" y trabaja con organizaciones como el Instituto Jenner o el Instituto Serum de la India para garantizar la escalabilidad en la fabricación de las vacunas. 

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Uno de los procesos que dura 12 meses ha sido llevado a tan solo 2 gracias al nuevo proceso de Merck, por lo que "con nuestra tecnología, lo que estamos haciendo, es que las vacunas que se demuestren eficaces y seguras por los organismos reguladores lleguen muchísimo antes a nosotros". concluye. 

"En este periodo sin precedentes, el equipo del Instituto Jenner ha podido desarrollar el proceso de fabricación a gran escala de 10 litros de esta vacuna gracias al programa previamente desarrollado con Merck”, explica el doctor Sandy Douglas, líder del proyecto de fabricación de vacunas a escala del Instituto Jenner

El CEO de Merck España advierte de que lo primero es que la FDA y los demás organismos competentes den luz verde a la comercialización de las vacunas y, una vez que esto suceda, ponen su tecnología a disposición para fabricarlas de la forma más rápida posible para que "se puedan poner en manos del paciente". 

Y es que Fernández subraya varias veces la necesidad de que la vacuna llegue o el tratamiento lleguen "lo antes posible y a todas partes" porque "el único tratamiento eficaz es el medicamento que se toma". 

"Desde Merck estamos trabajando también para que toda este diálogo que tenemos con las administraciones públicas asegure que la innovación de cualquier tipo en salud llegue lo antes posible al paciente", subraya. 

El ejecutivo aboga por la colaboración público-privada para hacer llegar, especialmente a los países en vías de desarrollo, las dosis de las vacunas que se aprueben y los tratamientos. Ahora mismo, la distribución de las dosis de las vacunas contra el COVID-19 no parece estar siendo muy equitativa: los 27 países miembros de la Unión Europea y otros 5 países de altos ingresos ya han reservado la mitad de todas las vacunas disponibles, aunque solo aglutinan el 13% de la población. 

Sin embargo, la industria y los gobiernos se están movilizando a través de iniciativas como COVAX, un fondo conjunto para la distribución equitativa de las vacunas de COVID-19 dirigido por Gavi, un financiador de vacunas para países de bajos ingresos con sede en Ginebra (Suiza), la Organización Mundial de la Salud y la Coalición de Innovaciones en la Preparación para las Epidemias (CEPI) en Oslo, ya que el mundo no saldrá de la pandemia sin que todas las regiones superen la crisis. 

"La pandemia es la señal de que somos más flexibles de lo que nos creemos, que somos más generosos de lo que creemos, que somos más capaces de trabajar en alianzas y en equipos multidisciplinares de lo que nos creemos", reflexiona Fernández. 

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La industria se enfrenta a un gran reto reputacional y Fernández pide que se valore su aportación a la sociedad y el riesgo asumido en la investigación contra la pandemia 

La pandemia ha puesto un foco sin precedentes en el sector, que se ha visto sometido a un escrutinio feroz, pero que también está teniendo la oportunidad de poner en valor su aportación a la sociedad como nunca antes. 

"Nos ha dado una voz que puede que no hayamos tenido históricamente", reconoce Fernández, que asegura que es optimista sobre el reto reputacional al que se enfrenta la industria.

El sector ha sido sujeto de numerosas polémicas, como la velocidad a la que ha desarrollado las vacunas, la politización que ha acompañado las investigaciones científicas y los precios de los tratamientos y las vacunas contra el virus. 

A pesar de todo, "creo que el sector está saliendo reforzado", asegura el CEO de Merck en España.  

"1 de cada 5 euros que se invierten en España en I+D en el sector industrial, que es el gran motor de la I+D, viene del sector farmacéutico", apunta, añadiendo el 52% de sus empleados son mujeres y 1 de cada 3 son jóvenes.

"Además, el 96% de los trabajos son indefinidos", concluye. 

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Para el CEO de Merck, es evidente que vale la pena apuntalar este sector para salir de la crisis lo antes posible y, aunque es consciente de las polémicas que envuelven a la industria, señala que hay desconocimiento sobre cómo funciona el desarrollo de los tratamientos. 

"En esta pandemia, muchas de las acciones que estamos realizando muchas empresas son a riesgo", dice con calma Fernández. Él ve evidente que las compañías hagan eso y asegura que es su responsabilidad, pero pide que se valore: "Estamos invirtiendo ingentes cantidades de dinero en algo que, si sale mal, se pierde".

Por ahora, Fernández parece estar en lo cierto y la mayor exposición podría jugar en beneficio del sector: el sector ha aumentado su reputación durante la pandemia de COVID-19según un estudio de Thinking Heads basado en 47.000 evaluaciones de 67 empresas farmacéuticas, incluidas 14 de las grandes farmacéuticas. 

"Tenemos claro que trabajamos por y para el paciente", resume Fernández, que recuerda que todos seremos pacientes en algún momento de nuestra vida. "A mí, como paciente que seré, me gustaría que el sector privado pensara en cómo me va a ayudar", concluye, asegurando que en eso basa su trabajo. 

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