Austria no ha aumentado sus cifras de contagios tres semanas después de reabrir los comercios: qué han hecho para conseguirlo

Un soldado del ejército austriaco toma la temperatura a un compañero durante la crisis del coronavirus en Viena
  • Tres semanas después de reabrir sus negocios y flexibilizar la normativa de la cuarentena, Austria no ha empeorado sus cifras contra el coronavirus.
  • A pesar de ser uno de los pioneros en la desescalada europea, el Gobierno de la república alpina no se confía y asegura que "todavía es necesario seguir vigilando".
  • La fórmula del éxito austriaco, si es que existe tal cosa, ha consistido en una convención de confinamiento, cierre de comercios, test masivos y una buena sanidad pública.
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Cintillo especial Coronavirus

Austria comenzó a salir del bloqueo el 14 de abril. Adelantándose a toda Europa, la república alpina reabrió miles de comercios en todo el país para reactivar la economía y aflojó las medidas de confinamiento para su población. Tres semanas después, su sistema sanitario asegura que la apertura de negocios no ha afectado a su tasa de contagios.

"Todavía es necesario seguir vigilando, [...] pero podemos decir que este primer paso en la apertura ha funcionado excelentemente", afirmó este martes el ministro de Sanidad austriaco, Rudolf Anschober, en una rueda de prensa recogida por Reuters. La duda emerge, por tanto, al preguntarse cómo un país limítrofe a Italia (foco del COVID-19 en Europa) ha conseguido estos resultados.

Austria fue el 16 de marzo uno de los primeros países europeos en decretar la cuarentena para su población y el cierre de comercios no esenciales, sólo adelantada por Italia, Portugal, Noruega y España. El cierre nacional ayudó a reducir el aumento diario de infecciones a menos del 1% y mantener las muertes relativamente bajas, con solo 606 reportados hasta el día de hoy, según su Ministerio de Sanidad.

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Anticipación, restricciones y una buena sanidad pública

Al hablar de casos de éxito contra la pandemia se suele citar el ejemplo de Alemania, pero el ejemplo austriaco no le va a la zaga. Mientras que el gobierno germano se centró en una política de detección agresiva similar a la coreana —cualquier médico podía realizar las pruebas financiadas por la sanidad pública—, la república alpina enfocó sus esfuerzos en reducir los contagios desde el primer momento mediante la cuarentena, algo similar a como lo ha hecho España

Prohibidas las reuniones de más de 5 personas, cierre de comercios, confinamiento salvo actividades esenciales y teletrabajo para la población fueron las medidas iniciales impuestas por el Gobierno austriaco. Aunque las medidas no suenen especialmente estrictas en comparación con España —sí con la laxa política alemana—, la clave del éxito fue la anticipación: decretar el confinamiento sólo un par de días después de la primera muerte confirmada.

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Al margen de esta política de cuarentena, lo cierto es que hay muchas semejanzas entre Austria y Alemania además del idioma y el currículum común de compositores clasicistas y barrocos. A pesar de que su sanidad pública no hace tiritar a otras como la española, sus infraestructuras y políticas para enfrentarse al virus han demostrado ser de las más efectivas de Europa.

Un ejemplo concreto. Austria se sitúa a la cabeza de Europa en el porcentaje de camas de cuidados intensivos, sólo por detrás de Alemania y Luxemburgo. Los alpinos cuentan con 22 espacios de UCI por cada 100.000 habitantes frente a las 9,5 de España; si entre nuestras fronteras se aquejó el colapso sanitario durante los primeros compases de la pandemia, en Viena no se notó ningún problema. Cuantas más camas: menos hacinamiento, mejores cuidados y menos tasa de letalidad.

Test masivos del primer al último día

Otra semejanza con Alemania —y que separa su estrategia de otras como la española— es la importancia dotada a los test masivos para monitorizar el desarrollo del virus, eso sí, en la segunda fase de desescalada. 

A pesar de que los modelos de cada país son difícilmente exportables entre fronteras, lo cierto es que a Austria le ha ido bastante bien con la distribución de kits de contagio, mientras que en España las autoridades desaconsejaron su utilización masiva desde el primer momento. Según datos del Ministerio de Sanidad alpino, hasta la fecha el Gobierno austriaco ha realizado más de 285.000 pruebas a la población; casi 6.000 al día desde que se decretó la cuarentena.

La estadística deja en evidencia a la mayoría de países vecinos: es el Estado que más test ha producido por cada 1.000 habitantes.

Todavía no está ganada la batalla

Animado por su evolución y su proceso de salida, el 14 de abril Austria se convirtió en uno de los primeros países de Europa en aflojar su encierro, reabrir centros de bricolaje y jardinería y permitir el comercio en establecimientos de hasta 400 metros cuadrados, más o menos el área de una cancha de baloncesto FIBA.

"No tenemos indicios de aumento en áreas individuales. La situación es muy, muy constante; muy, muy estable y, por tanto; muy, muy buena noticia", ha recalcado el ministro Anschober. Excepto un leve repunte el 1 de mayo al reabrir las peluquerías, lo cierto es que los datos no reflejan un mayor impacto del virus, por lo que el Gobierno se muestra optimista para seguir el plan de desescalada.

Eso no quiere decir que no haya que extremar las precauciones. El ministro de Interior austriaco, Karl Nehammer, insiste en que las reglas de distanciamiento social son necesarias y que el uso de mascarillas protectoras continúa siendo obligatorio en tiendas, transporte público y algunas dependencias institucionales.

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"La responsabilidad personal y la disciplina siguen siendo lo más importante. Una posible segunda ola [de infecciones] no debe convertirse en un tsunami", recalca Nehammer. Su compañero en la cartera de Finanzas, Gernot Bluemel, complementa con que todavía es pronto para hacer elucubraciones sobre el impacto del virus y que no se tendrá una respuesta hasta finales de otoño, siendo optimistas.

En conjunto, siempre que se habla de los países "vencedores" en la batalla contra la pandemia se menciona el control chino sobre la geolocalización de los ciudadanos, la inversión tecnológica del Gobierno surcoreano o las grandes infraestructuras sanitarias de Alemania. Y a pesar de todo, el pequeño país de Mozart continúa demostrando que no hacen falta grandes alardes ni recursos cuando la fórmula funciona.

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