Crisis de salud mental en Silicon Valley: los trabajadores del sector tecnológico se quejan de los problemas sexuales, de agotamiento y de angustia que padecen

Zara Stone,
El agotamiento relacionado con la pandemia y la Gran Renuncia son signos de una crisis de salud mental más amplia que afecta a la industria tecnológica.
El agotamiento relacionado con la pandemia y la Gran Renuncia son signos de una crisis de salud mental más amplia que afecta a la industria tecnológica.

En épocas de estrés, las erecciones no tardan en resentirse, dice Sandra Lindholm, alias la sexóloga de Silicon Valley. 

En abril de 2020, dos semanas después de que los confinamiento a causa del COVID-19 obligaran a los técnicos de la zona de la bahía a teletrabajar, sus llamadas se dispararon. La ansiedad inducida por la pandemia había causado grandes estragos en muchos de estos trabajadores y ahora necesitaban su ayuda. 

Un ingeniero de software de la Generación Z estaba devastado debido a una eyaculación rápida inesperada. Un director de operaciones tecnológicas de 40 años se quejaba de disfunción eréctil, atribuyéndola al estrés de compaginar su carrera con el cuidado de los hijos. Una ejecutiva le confió a Lindholm que la barriga "COVID" de su marido era una gran molestia.

Esto es algo normal para un sexólogo, pero la gravedad de sus quejas era diferente, asegura Lindholm. "La vida ha adquirido una sensación de fragilidad: los pacientes dicen: 'Estoy acabado. Estoy fuera. Sólo quiero disfrutar de la vida", cuenta. (Las erecciones de todos ellos se recuperaron poco después).

Durante años, los empleados de las compañías tecnológicas han acudido a Lindholm para tratar los problemas sexuales provocados por sus trabajos exigentes y su incapacidad de desconectar, factores de estrés que parecen no detenerse nunca. Por esta razón, no le sorprende que los trabajadores de la tecnología formen parte de la Gran Renuncia que recorre Norteamérica. 

En Amazon Web Services, se calcula que la rotación de empleados oscila entre el 20 y el 50%. En junio de 2021, Uber tenía una tasa de abandono del 20% y, según un estudio, 7 de cada 10 trabajadores del sector tecnológico afirman que considerarían la posibilidad de abandonar sus puestos de trabajo este año. 

Aunque es fácil culpar al agotamiento relacionado con la pandemia de esta renuncia, los trabajadores dicen que el éxodo es el resultado de problemas enraizados en las culturas de las empresas tecnológicas. Si bien el sector ha dado un ligero barniz maquillando la realidad con regalos, salarios de 6 cifras, esto oculta una cultura que hace proselitismo del exceso de trabajo, fomenta el secreto y castiga las voces disidentes. 

Pero con la reducción de estos beneficios, los trabajadores quieren salirse, y quierne hacerlo a lo grande. Los empleados del sector tecnológico con los que ha hablado Business Insider afirman que se enfrentan a una crisis de salud mental que les obliga a volver a priorizar su bienestar psicológico a expensas de sus bien materiales, y no solo eso. También por encima de sus prestigiosos trabajos. 

La angustia de los empleados de Amazon por los bajos salarios desata una crisis en la empresa mientras aumenta el número de trabajadores que se van sobre todo en los rangos superiores

La pandemia ha aumentado la ansiedad de los trabajadores 

Jay Conrod, un antiguo ingeniero de software de Google, cuenta que estaba encantado de unirse a la empresa en 2015. Pero la desilusión no tardó en llegar. 

"Conseguí hacer mucho, pero nunca fue suficiente", comparte Conrod. "Era un problema crónico". 

Luego hubo una serie de escándalos de Google que van desde los planes secretos de la compañía para censurar las búsquedas en China hasta el infame memorando filtrado en 2017 por un empleado que decía que los hombres eran mejores ingenieros que las mujeres. 

También hubo una grave falta de transparencia sobre los ascensos. Conrod cuenta que vio a colegas que fueron rechazados para la promoción debido a su género, o que fueron mal pagados debido a su estado de visa. Los empleados recurrieron a compartir una hoja de excel secreta con sus datos salariales.  

 "No me sentía del todo seguro al hablar de ello", dice. "[La gente] fue despedida muy rápidamente". 

El Covid aumentó su ansiedad

Una vez se encontró en su cocina con un cuchillo en la mano: había estado haciendo la cena, pero no lo recordaba. Eso le sacudió. A aquel episodio le sucedieron algunos similares posteriormente. Cometía errores tontos y olvidaba palabras y nombres sencillos. Su jefe era comprensivo, pero también estaba sobrecargado. Su médico le recetó ansiolíticos y se inscribió en un curso de psicología en Lyra Health, a través de un programa de asistencia al empleado de Google. 

El otoño pasado, Conrod ya estaba harto. La carrera de Conrod se había estancado, y la empresa no le ofrecía una vía clara de ascenso. Después de mudarse de Nueva York a San Diego para estar más cerca de su familia, Google le dijo que, para seguir trabajando, tendría que aceptar un recorte salarial del 10% por el coste de la vida. En octubre, renunció. 

Las razones de Suket Karnawat, de 27 años, para dejar Google eran más complejas; no estaba descontento en el trabajo, pero dijo que se sentía "insatisfecho". Había entrado en Google recién salido de la universidad con la idea de trabajar durante 20 años y jubilarse pronto. Las comidas gourmet gratuitas, los créditos para masajes y el gimnasio de la empresa endulzaron el trato.

Pero la pandemia le hizo darse cuenta de todo lo que había aplazado para "otro día": viajes, aventuras, planes de creación de empresas. "El Covid me hizo darme cuenta de que no debía dar nada por sentado", cuenta.

Ya no quería eso. Por supuesto, ahorró una tonelada al vivir sin pagar el alquiler con sus padres, y los generosos estipendios de Google para el trabajo en casa, pero se cuestionó lo que estaba aportando al mundo. "Tenía que (marcharme) o sería infeliz para siempre". 

Después de dejarlo en diciembre de 2020, su madre luchó con su decisión. "Soy hijo de inmigrantes indios y trabajar en Google (era) muy prestigioso". Un año después, Karnawat desarrolla felizmente su propia startup centrada en la "tecnología intencional", y no se arrepiente. 

"Tengo mis altibajos (pero) soy más feliz que nunca", dice. "Me encantaría no tener que volver a un trabajo nunca más".

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Los trabajadores del sector tecnológico se marchan para encontrar carreras más "significativas

La mentalidad de Karnawat refleja un número creciente de jóvenes profesionales que priorizan el bienestar: el 81% de la Generación Z dice haber dejado un trabajo por razones de salud mental, según una encuesta de Mind Share Partners, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la salud en el trabajo.

La búsqueda de un trabajo significativo es uno de los principales factores que impulsan los cambios de carrera de los tecnólogos, según Thomas Lucking, fundador de Silicon Valley Therapy. Lucking observó un aumento del 25% de pacientes preocupados por el equilibrio entre su vida laboral y personal. La gente dice: "Estoy estresado, estoy quemado, no estoy seguro de que esto se corresponda con mi vocación", afirma. 

Su estrés no se limita a la pandemia mundial. Muchos también se quejan del impacto de la crisis climática en sus vidas. En respuesta, los pacientes de Lucking están dando pasos más activos en su propia recuperación: uno dejó su trabajo de seis cifras para reciclarse como profesor de escuela. Otros optaron por el cuidado de personas en lugar de las carreras tradicionales. Lucking observó un aumento estimado del 10% de los padres que se quedan en casa en Silicon Valley. "Decían que trabajar en tecnología era una fase de su vida que había llegado a su fin". 

Algunos estudios sugieren que las mujeres también podrían abandonar la tecnología en masa, citando el sexismo institucionalizado, la cultura tóxica y el agotamiento en todos los frentes. El 38% de las trabajadoras tecnológicas encuestadas por New View Strategies dijeron que dejarían la tecnología en un par de años. Sólo el 10% de las mujeres encuestadas ganan más de 100.000 dólares, lo que significa que no son totalmente representativas de las mujeres del sector tecnológico en la zona de la bahía, que ganan una media de 125.000 dólares. 

Pero estas cifras siguen siendo alarmantes, especialmente para un sector con problemas crónicos de diversidad de género. Un informe de 2021 elaborado por McKinsey & Company reveló que el 45% de las mujeres en puestos técnicos han sufrido acoso sexual en el trabajo.

Melissa Mazmanian, profesora de informática de la UC Irvine y autora deDreams of the Overworked: Living, Working, and Parenting in the Digital Age, no cree que los salarios competitivos de Silicon Valley u otras ventajas ayuden, especialmente a la hora de retener a las mujeres o a otros empleados tradicionalmente marginados. "Estamos atravesando este trauma colectivo, y si estás agobiado y no te sientes visto o valorado, ¿por qué quedarte? "La empresa es una empresa capitalista. Pero en momentos de estrés y problemas la desigualdad empieza a sonar a hueco".

En el último año, las empresas tecnológicas han reconocido cada vez más que la salud mental es una parte necesaria de los paquetes de compensación. Un portavoz de Meta asegura que "animan" a los empleados a utilizar los días de baja por "necesidades de salud física y mental". 

En enero, aumentaron el beneficio de bienestar para sus Metamates —el nuevo término de Zuckerberg para sus empleados— de 700 a 3.000 dólares , que cubre el cuidado de niños, ancianos, mascotas y actividades de salud física y mental. 

Amazon ofrece ahora pequeñas cabinas de relajación o "AmaZen" para que los trabajadores de los almacenes tengan un lugar para desconectar, y en 2021 lanzó servicios de apoyo a la salud mental 24 horas al día y 7 días a la semana, en persona, en línea, por texto o por teléfono, para todos los empleados de Estados Unidos. "Las necesidades de cada uno son un poco diferentes", apunta un portavoz. 

Google ofrece ahora 35 sesiones de terapia gratuitas a sus empleados. Otros ofrecen beneficios adyacentes al bienestar, como los beneficios de FIV en Pinterest y SalesForce compró un rancho de lujo en las secoyas para acoger retiros de empleados. 

Pero para muchos, es demasiado poco y demasiado tarde. Varios expertos coinciden en que lo que no se dice —o no se demuestra, lo que podría ser más significativo— son las promesas de erradicar a los empleados tóxicos, en todos los niveles de gestión, más transparencia en torno a la remuneración, o la expresión de cualquier propiedad real o remordimiento con respecto a las actividades perjudiciales anteriores, como el efecto negativo que tiene Instagram en las adolescentes y que era sobradamente conocido por el propio Facebook.

En San Diego, Jay Conrod ha pasado sus últimos 4 meses volviendo a conocerse a sí mismo. Juega con sus gatos atigrados, da largos paseos en bicicleta, pinta acuarelas y disfruta de carreras al atardecer junto al mar. "Es la primera vez (desde la universidad) que me tomo un tiempo libre prolongado", dice. Vive de sus ahorros y del sueldo de su pareja; es un privilegiado por tener ese lujo, asegura. Por ahora, se está "centrando en curarse". De cara al futuro, Conrod planea trabajar con empresas, en lugares donde pueda tener un impacto. Se niega a "sentirse impotente" de nuevo. Y se queda en la "mejor ciudad de Estados Unidos". 

"Escogí un lugar para vivir que es incómodo para los desplazamientos, porque espero estar lejos. Es un buen cambio".

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