He asistido a 3 talleres de sostenibilidad dedicados a cómo nos movemos, vestimos y comemos: esto es lo que he aprendido

Gabriel Jiménez
Taller sobre sostenibilidad en el mundo textil, impartido por Uttopy.
Taller sobre sostenibilidad en el mundo textil, impartido por Uttopy.

Sostenibilidad. Parece que de un tiempo a esta parte no hay otra palabra, otro término, que no esté en boca de todos, tanto de consumidores como de empresas. 

Está tan presente como el perejil en los platos de comida y eso me lleva a plantearme si realmente todos conocemos realmente el significado de este concepto. O, mejor dicho, si yo lo utilizo correctamente.

Por este motivo, siguiendo las sabias palabras del escritor Mark Twain —quien afirmaba que, "cuando no sepas algo, es mejor quedarse callado y aparentar ignorancia a abrir la boca y despejar la duda"—, acudo al diccionario de la Real Academia Española (RAE).

Por sostenibilidad se alude a "cualidad de sostenible" y, por sostenible, se entiende, "especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente. Desarrollo, economía sostenible".

Hechas las aclaraciones, ya puedo compartir la interesante experiencia que he vivido recientemente de la mano de Volvo, empresa automovilística cuyo USP (Unique Selling Proposal) ha estado estrechamente vinculado a la seguridad (activa y pasiva) y, desde hace unos años, también a la sostenibilidad.

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Para la marca de automóviles sueca, la sostenibilidad es tan importante o más que la seguridad, por lo que recientemente montó el Volvo Studio Madrid, un espacio temporal (solo 5 días) en el que además de brindar la oportunidad de que el público conociera y probara el Volvo C40, su primer coche eléctrico 100%, y el Volvo XC40 Recharge (versión eléctrica), también impartió varios talleres.

Imagen del box del Volvo C40 en el Volvo Studio Madrid.
Imagen del box del Volvo C40 en el Volvo Studio Madrid.

Se trataba de 3 talleres dedicados a cómo nos movemos, vestimos y comemos.

En el primero, los responsables de Volvo explicaron los 5 hitos de la marca en cuanto a sostenibilidad se refiere: repuestos refabricados, primera declaración medioambiental (ambas en 1972), primer vehículo sin CFC (clorofluorocarbonos, que se utilizan como líquidos refrigerantes), primer híbrido enchufable (2012), y primer SUV eléctrico (2019).

A continuación pusieron el foco en la gama de coches eléctricos de Volvo, los beneficios actuales que ofrecen este tipo de vehículos (ayudas del Plan Moves 3, aparcamiento gratuito en zona azul y verde, acceso a Zonas de Bajas Emisiones....), la autonomía y las dudas —y ansiedad— que despiertan actualmente.

Para ello se centraron en destacar la ventaja de los eléctricos frente a modelos de combustión interna en cuanto a costes de mantenimiento: cero gastos en cambio de aceite, tubo de escape, catalizador, alternador, motor de arranque, correa de distribución, filtros del motor y embrague, y un 30% menos de costes en cuanto a frenos. 

Por último, se mostró la comparación de un trayecto Madrid-Oviedo comparando los costes de viaje entre un eléctrico y un coche equivalente plug-in hybrid (PHEV; híbrido enchufable).

volvo studio madrid

Llegando 15 minutos más tarde con un eléctrico, se generaban cero emisiones al circular y los costes totales en cuanto a energía mucho menores. 

En cualquier caso, también hay que dejar claro que el modelo eléctrico tiene una factura de entrada casi un 30% mayor que un modelo de combustión interna. Aun así, en lo que al trayecto se refiere, el viaje en eléctrico compensa... siempre que haya puntos de recarga por el camino. Pero esa es otra historia.

Sea como fuere, y teniendo en cuenta que mi vida gira en torno al mundo del automóvil, este taller no me aportó nada novedoso. No así los dos siguientes.

Cómo deberíamos vestirnos

El segundo taller, sobre cómo nos vestimos me resultó muy interesante, ya que entiendo poco de moda y del mundo textil.

Impartido por una responsable de Uttopy —tienda de moda solidaria a favor de las grandes causas y que trabaja sus prendas solo con algodón orgánico, sin pesticidas ni demás sustancias químicas— fue como una suerte de revelación de ver el mundo a partir de cómo nos vestimos.

Cada año, se producen más de 100.000 millones de prendas de ropa en el mundo, de las que el 30% no se llega a vender. 

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Más cifras: un español medio se compra una media de 34 prendas, mientras que un norteamericano adquiere 65; solo el 10% de la ropa que se tira está realmente en mal estado; solo 1% de nuestras prendas se recicla; y el 73% de lo que se tira termina en un vertedero y luego se quema y genera emisiones de CO2.

Y, el mejor aprendizaje, pequeños actos que pueden servir para cambiar el mundo: alargar el tiempo de uso de la ropa, comprar menos, consumir más sostenible (un 90% menos de uso de agua en algodón orgánico, lavar menos —sólo lo que está sucio; siempre que se puede con agua fría y máximo 30ºC; con detergentes biodegradable— y reciclar más.

Sostenible también al comer

El tercer taller me generaba ciertas dudas, pues cuando me tocan el estómago, muerdo. Aun así, reconozco que fue muy revelador. Especialmente al descubrir que, comiendo mejor, también se reducen las emisiones contaminantes.

Y en este último punto no se referían solo a reducir al consumo de carnes rojas, sino también a ingerir frutas y verduras de temporada, adquirir alimentos de proximidad (se reducen las emisiones de CO₂) y, sobre todo, a practicar la cocina de aprovechamiento de nuestras abuelas.

Máxime cuando te enteras de que un hogar en España tira a la basura una media de 1.000 euros al año. Cuánto desperdicio no aprovechado...

Desde luego que, a partir de ahora, tendré en cuenta cómo me visto y como. Lo de cómo moverme hace tiempo que lo tengo muy interiorizado.

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