He conducido un Porsche clásico valorado en más de 300.000 euros por Hawái: así me he sentido al volante del coche de las estrellas de Hollywood de los años 50

Hugo Valverde
Porsche 356

Porsche es la empresa de automoción que más mima su pasado. Es conocedora de la importancia que tienen sus tradiciones para desarrollar los modelos del futuro. Por ese motivo las preserva, las mantiene y las transmite.

Un claro ejemplo de ello es su museo, donde en sus 5.600 metros cuadrados se exponen 700 vehículos.

Otro es su archivo, que alberga dos kilómetros de material, 2,5 millones de fotos y diapositivas, 4.000 libros y 1.700 horas de vídeo.

Y el último, y del que puedo disfrutar en Hawái, son sus 'Porsche Heritage Experience'. Se trata de un formato explicativo e inclusivo con el que la compañía alemana muestra y combina sus tradiciones con la cultura, las costumbres y la historia de algunas de las partes más desconocidas del mundo.

Porsche 356 Speedster

Gracias a la segunda de estas experiencias —la primera tuvo lugar en la provincia china de Yunnan—puedo probar el que es el Porsche más especial, el primero de la historia de la marca, el 356 Speedster, un modelo que en subasta puede alcanzar, perfectamente, e incluso superar los 350.000 euros.

Es difícil ver una joya de estas características; más aún, conducirla. Y yo tengo el privilegio de hacerlo por las carreteras rodeadas de parajes volcánicos que abundan en Hawái. 

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Sus líneas extremadamente sencillas no tienen nada que ver con el recargado diseño de los coches que se comercializan en la actualidad. Y no por ello es menos atractivo; al revés, en el caso del biplaza ideado en 1947 por el hijo de Ferdinand Porsche, Ferry Porsche, podría ser el automóvil más bonito de la Historia.

La versión Speedster nació por petición de Max Hoffmann, el importador austriaco gracias al cual fueron creados vehículos tan importantes como el Mercedes-Benz 300SL 'Alas de gaviota' o el BMW 507. Al igual que estos, el 356 Speedster vio la luz para satisfacer las necesidades que había en el mercado norteamericano.

Porsche 356 Speedster

Querían un deportivo ligero y barato. Por ese motivo se diferenciaba del 356 Cabrio en bastantes aspectos: el parabrisas, que era desmontable, era más bajo e inclinado; el material de la capota, más fino y el mecanismo, menos consistente; carecía de ventanillas de cristal y en su lugar equipaba unas removibles de plástico. También prescindía de 'lujos' como el cenicero, radio o guantera. Bueno, y de cinturones...

No fue en un 356, pero sí en un Porsche de la misma época, un 550, en el que James Dean perdió la vida en un accidente de tráfico —le apodó 'Little Bastard'—. Por lo que esa ausencia de seguridad pasiva no me tranquiliza. 

Y fue por este 'rebelde sin causa' y otras estrellas como Steve McQueen por las que el modelo se hizo muy popular en Hollywood. 

La unidad que conduzco no tiene el botón con el que McQueen apagaba las luces de la matrícula para escapar de la Policía, pero sí que guarda el mismo olor a gasolina al entrar. Es tan extraño sentir esa sensación hoy en día.

Porsche 356 Speedster

También que en su interior no halle nada, nada de tecnología. En un mundo en el que hasta el coche más barato cuenta con algo digital en su habitáculo es raro conducir un vehículo con todos los mandos analógicos. Es algo que no me supone un problema, en absoluto.

Es una gozada circular por esas solitarias carreteras, con el viento acariciándome la frente debido a la escasa altura del parabrisas y tocando ese delgado volante de madera firmado por Nardi cuyo precio alcanza los 3.000 euros. El granito de arena lo pone su cambio de cuatro marchas, preciso y que se acciona desde una espigada palanca. Y todo ello maridado con el precioso sonido que crea su motor bóxer de cuatro cilindros.

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Rectas, curvas, subidas y bajadas, todo sin superar las 60 mph (97 km/h), la velocidad máxima en Hawái -es el estado con el límite más bajo-, aunque podría alcanzar las 99 mph (160 km/h) gracias a sus 60 CV; también, a su contenido peso, 760 kilogramos, y sus justas cotas: 3.950 mm de longitud, 1.670 mm de anchura y 1.220 mm de altura.

Pero mejor no forzar la máquina, nunca mejor dicho, porque no quiero romper esta preciada joya de alto valor. Bueno, y que circulo sin techo y, lo que es más importante aún puesto que también valoro mi vida, sin cinturón de seguridad...

Estas son sus particularidades:

A diferencia del coupé o del descapotable, los asientos de esta versión son 'bacquets', pero unos 'bacquets' de hace 70 años que no tienen cinturón de seguridad. Son mucho más cómodos de lo que parecen. Puedo confirmarlo después de dos horas de viaje.

Porsche 356 Speedster

El pedal del freno y del acelerador están tan cerca que tengo que tener cuidado en no pisar ambos a la vez con el pie derecho.

Porsche 356 Speedster

Para quitar el freno de mano es necesario girar el tirador metálico que está a mi izquierda, debajo del salpicadero, y al hacer ese movimiento, se hunde y las zapatas dejan de realizar su trabajo.

Porsche 356 Speedster

La palanca está formada por una barra muy larga y estrecha que finaliza en un pomo, que por su tamaño, y comparado con los actuales, parece ridículo. Eso sí, la transmisión es rápida y precisa, no como la del 914/6, y funciona a las mil maravillas.

Porsche 356 Speedster

En un principio pensaba que esa ruleta situada entre los asientos era el freno de mano. No. Se trata del mando que deja pasar el aire caliente por la rendija que está a la altura de los pies del conductor.

Porsche 356 Speedster

Para arrancar es necesario apretar y girar la llave. Si no se aprieta antes del giro, el coche arranca, pero al cabo de unos kilómetros el motor podría estropearse. A partir de las 2.800 rpm entrega 109 Nm como deja claro la banda blanca del cuentarrevoluciones.

Porsche 356 Speedster

No es una idea descabellada llevar toallas encima en días de lluvia, porque las filtraciones de agua en la junta de la capota con el parabrisas hacen precisamente eso... aguas.

Porsche 356 Speedster

El volante es de madera y me llama la atención por su delgadez. Es una delicia tanto a la vista como al tacto... Una delicia de 3.000 euros que sirve para manejar una dirección que es pesada en marcha, aunque menos que la del 914.

Porsche 356 Speedster

Su motor bóxer de cuatro cilindros, 1.582 cc y 60 CV hace que acelere 'rápidamente', en 15,6", y que alcance la velocidad máxima de 160 km/h.

Porsche 356 Speedster

En 1956 se vendía por menos de 3.000 dólares, unos 2.700 euros al cambio. El precio de esta unidad puede alcanzar actualmente los 350.000 euros. Ese es el motivo por el que no conduzco totalmente tranquilo. Bueno, y carecer de cinturones de seguridad circulando a 100 km/h tampoco ayuda...

Porsche 356 Speedster

"Los sueños, sueños son", como decía Calderón de la Barca... hasta que llega Porsche y te ofrece la posibilidad de cumplirlo conduciendo, precisamente eso: el sueño de Ferdinand y Ferry Porsche.

Llevar una joya de este calibre no es algo que se pueda realizar todos los días. Y hacerlo en el país más aislado del mundo, en el Pacífico, a 4.000 kilómetros de la costa de California y a 6.500 de la de Japón, menos.

Un coche de 1956 que transmite al conductor todo lo que ocurre en la carretera y con el que, a pesar de su escasa potencia, se disfruta como ninguno. Por su sonido, por su dirección, por cómo consigue que el aire te acaricie la frente en marcha y, sobre todo, por su diseño, el 356 es un coche único.

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