Los tanques de privación sensorial pueden ayudar a combatir los síntomas de la ansiedad: me metí en uno durante una hora y sentí cómo mi estrés desaparecía por completo

Tanque de privación sensorial de Infinity Float.
Tanque de privación sensorial de Infinity Float.Infinity Float

Los tanques de privación sensorial, o tanques flotantes, son piscinas de agua poco profundas en un espacio cerrado e insonorizado que permiten a los usuarios pasar tiempo sin escuchar, tocar ni ver nada.

Múltiples estudios han demostrado que los tanques de privación sensorial ayudan a reducir el estrés y aliviar los síntomas de depresión y ansiedad. Se han convertido en una referencia para aquellas personas que buscan un método respaldado por la ciencia de aliviar la ansiedad.

He visitado Infinity Float en Manhattan, Nueva York, para probar este tanque demandado por deportistas, empresarios, actores, emprendedores o familias entre otros. Así ha sido mi experiencia.

Cómo ha aliviado la privación sensorial mi ansiedad

Tanque de privación sensorial de Infinity Float.
Tanque de privación sensorial de Infinity Float.

Allana Akhtar/Insider

Sufro de ansiedad y he vivido episodios que han durado semanas debido a razones personales, en ocasiones tan graves que no podía comer ni dormir.

La mañana en la que me metí en el tanque de privación sensorial, mi ansiedad era muy elevada: me sentía al límite y tensa todo el día.

Antes de dirigirme al tanque, un empleado de Infinity Float me explicó los pasos a seguir. Tuve que ponerme tapones de cera para los oídos y ducharme antes de entrar. Aunque llevaba bañador, la empresa sugiere que entres desnudo.

Infinity Float añade una alta concentración de sales de Epsom a los tanques, que funcionan como antimicrobiano y antiséptico natural. La compañía proporciona vaselina para aplicar en cortes y cicatrices para que el agua salada no irrite la piel.

La puerta del tanque conectaba con la ducha.

Infinity Float recomienda a los clientes que se duchen antes y después de usar el tanque de privación sensorial.
Infinity Float recomienda a los clientes que se duchen antes y después de usar el tanque de privación sensorial.

Allana Akhtar/Insider

Me metí en el tanque y usé un reposacabezas para ponerme en posición. Al ser la primera vez, encontrar una posición cómoda me resultó incómodo y antinatural, pero la extraña sensación desapareció después de unos minutos. El tanque de privación sensorial estaba insonorizado, aunque sonaba una música suave y relajante que se reproducía en un altavoz. También había una bombilla azul dentro del agua y luces que imitaban estrellas en el techo. Mantuve la música y las luces de las estrellas encendidas y comencé mi sesión de una hora.

Los primeros 5 minutos flotando continuaron siendo incómodos porque me preocupaba si lo estaba haciendo correctamente y si me resultaría aburrido estar una hora. Pero después de 10 minutos de experiencia, mis pensamientos comenzaron a alejarse y me sentí completamente concentrada en las luces de las estrellas y la música suave.

La meditaciónme cuesta porque tiendo a distraerme fácilmente, pero descubrí que el tanque de privación sensorial obligaba a mi cuerpo a entrar en un estado meditativo. Nunca había experimentado ese nivel de relajación: mi cuerpo se relajó lentamente y la ansiedad que había mantenido mi ritmo cardíaco elevado y mi mente acelerada se desvaneció.

Miré las luces de las estrellas durante la mayor parte de mi tiempo en el tanque de privación sensorial Infinity Float.
Miré las luces de las estrellas durante la mayor parte de mi tiempo en el tanque de privación sensorial Infinity Float.

Allana Akhtar/Insider

Aproximadamente a la mitad de la sesión, decidí probar la privación sensorial completa y apagué la música y las luces. Desafortunadamente, cuando me levanté para hacer eso, me entró agua salada en el ojo y tuve que salir del tanque para limpiarme la cara con una toalla.

La experiencia sin la música y las luces no me gustó tanto. Me sentí extrañamente avergonzada por el hecho de estar acostada desnuda en la oscuridad y era difícil alcanzar ese estado relajado. Después de unos minutos, decidí volver a encender la música y las luces.

La mejor parte de la experiencia de privación sensorial fue estar lejos de mi teléfono, mi ordenador y mis responsabilidades personales. Tenía muchas cosas en mi vida, pero dentro del tanque pude alejarme de mis preocupaciones y darme cuenta de que no son tan inmanejables como yo pensaba.

Aunque no podía comprobar la hora, después de lo que parecieron 50 minutos aproximadamente, sentí que empezaba a aburrirme un poco y me preguntaba cuándo acabaría la  hora. Finalmente, la música empezó a sonar más fuerte y la bombilla más grande se volvió a encender, lo que indicaba el final de mi sesión.

Inmediatamente, me levanté y me sentí eufórica: las ansiedades y los problemas que tenía antes de entrar en el tanque ya no me preocupaban. Sentí una oleada de emoción positiva y alegría que no había sentido en semanas.

Me duché durante los 10 minutos recomendados después del tanque, me lavé el cabello con champú y acondicionador y usé gel de baño para quitarme la sal seca de la piel.

Cuando me fui de Infinity Float, decidí que volvería a utilizar el tanque de privación sensorial cuando volviera a tener un episodio de ansiedad. La experiencia cuesta algo menos de 90 euros por hora, lo cual, para mí, vale la pena por el beneficio que para mi salud mental.

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