He viajado 3 días por carretera en una autocaravana: así ha sido vivir en esta minicasa rodante

- Recientemente he vivido mi primera experiencia en autocaravana a través de Camp Hox, organizado por los hoteles Hoxton.
- Me ha sorprendido que un espacio tan pequeño pudiera ser tan cómodo, incluida la cama.
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Sin duda, los viajes en autocaravana han aumentado desde que empezó la pandemia, ya que mucha gente busca entornos alejados de las multitudes.
Hace poco, viajé por primera vez en una autocaravana de lujo.

Anneta Konstantinides/Insider
Reservé mi viaje a través de Camp Hox, una experiencia de 3 noches organizada por los hoteles Hoxton.
Este paquete, que se ofrece en Londres, París, Ámsterdam y Los Ángeles, combina de manera única la naturaleza con el lujo. Después de 2 días en una caravana que incluye bocadillos y champán, los clientes de Camp Hox pueden pasar la noche en una de las propiedades de Hoxton.
Opté por el viaje de 1.035 euros (1.200 dólares) llamado "Costa de California", que incluye acampar en una granja cerca de Paso Robles y una noche en The Hoxton en el centro de Los Ángeles.
Era la primera vez que me alojaba en una autocaravana, y me sorprendió que un espacio tan pequeño ofreciera tantas comodidades. Siempre me he considerado una chica de ciudad, pero en realidad me encantó.
Sin más preámbulos, aquí está mi recorrido completo.
Pasé 2 noches en una caravana Cabana, descrita como un 'hotel que viaja contigo'.

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Según la página web de Cabana, sus caravanas cuentan con "las mejores comodidades de un hotel" y "la conveniencia de un vehículo compartido".
Miden 5,7 metros por 20 cm de ancho, lo mismo que un SUV grande, señala el sitio, y 3 metros por 15 cm de alto.
Cabana también afirma que sus vehículos se conducen "como cualquier SUV estándar" y "caben en cualquier plaza de aparcamiento estándar".
Un hotel de lujo sobre ruedas que parecía todo un reclamo. ¿Estaría la autocaravana a la altura de su nombre?
Al entrar en la caravana, lo primero que se ve es el lavabo y la cama.

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Descubrí rápidamente que el compartimento blanco frente a mí, que parecía un armario, era en realidad el baño.
El salpicadero era igual que el de cualquier coche, excepto por los 2 enormes burritos que había en los portavasos.

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Los burritos,eran del restaurante Sibling Rival del Hoxton de Los Ángeles, y estaban absolutamente deliciosos. Mi amiga Kristen y yo los devoramos antes de arrancar.
También había una pequeña planta, unas cartas personalizadas de Camp Hox, nuestro itinerario recomendado y una hoja con números de teléfono para llamar si teníamos problemas con el vehículo.
Encima del salpicadero había un espacio de almacenamiento donde se guardaban todas las cortinas.

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La empresa proporciona cortinas abotonadas para todas las ventanas, aunque no nos hicieron falta.
Sin embargo, lo que más me interesaba a mí era ver el cajón de los bocadillos.

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Sabía que nos darían algunos dulces en la experiencia de Camp Hox, pero me puse muy contenta al verlos.
Había Sun Chips y Kettle Chips, 2 tipos diferentes de galletas, aceite de oliva para cocinar, chicles, barritas de proteínas, galletas, café, té e incluso un kit de s'mores.
Y la selección de bebidas me impresionó todavía más.

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Este cajón, que estaba refrigerado, incluía 2 botellas de champán Veuve Clicquot, cerveza, leche de avena y cafés con leche, zumo, y 8 botellas de agua.
Debajo de los bocadillos y las bebidas había utensilios para la cocina.

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Este cajón tenía 2 platos, 2 tazones, una sartén, 4 tazas, unas tenazas, un cuchillo, paquetes de azúcar, pilas y algunos tenedores y cucharas de plástico.
Todos los cajones llevan además un cierre de seguridad.

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Evitamos algún que otro desastre con el cajón de los bocadillos más veces de las que me gustaría admitir.
El fregadero me sorprendió bastante para bien.

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Kristen y yo a menudo preparábamos la cena y el desayuno en el trocito de encimera junto al fregadero, aunque teníamos que cortar todo en un plato ya que no había tabla de cortar.
Detrás del asiento del copiloto había una mesita plegable que también nos vino muy bien para cocinar.

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La mesa también tenía el tamaño perfecto para sostener el fogón que nos dejó Camp Hox, lo que nos permitía cocinar el desayuno o la cena dentro de la caravana cuando hacía frío.
Había más comodidades útiles escondidas debajo del fregadero.

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El uso que hace Camp Hox de estos pequeños espacios es un punto a favor.
La caravana tenía también secador de pelo, junto al papel higiénico y los artículos de limpieza.

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Había 2 pastillas de jabón Blank, junto a una loción Blank, líquido lavavajillas, un estropajo y toallitas desinfectantes Lysol: ¡un sueño en tiempos de COVID!
En un lateral del fregadero, había otro cajón con un cubo de basura.

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Se incluía esta pequeña escoba y líquido friegasuelos.
2 de los cajones formaban un asiento.

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Esta asiento se podía sacar fácilmente de debajo del fregadero.
El asiento del pasajero se podía girar, por lo que servía también de asiento para comer.

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La mesa plegable y este asiento formaban un cómodo espacio para comer.
Las 'sillas ocultas' nos permitían comer juntas cómodamente.

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El clima era ideal, así que nos apetecía comer al aire libre. Pero probamos los asientos giratorios un día, y eran muy cómodos.
Si hubiese llovido, los habríamos usado sin duda.
La autocaravana contaba con un baño completo.

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A pesar de la medida de 60 por 66 centímetros, no daba sensación de claustrofobia, y el suelo de bambú era todo un detalle.
La temperatura y la presión del agua nos dieron algún problema, pero a pesar de eso resultaba cómodo ducharse allí.
El baño tenía dispensadores de champú, gel y acondicionador.

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Los 3 son de la marca Beekman 1802, donde el precio del producto ronda los 20 euros.
El inodoro tenía un funcionamiento similar a los de los aviones.

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El inodoro tenía capacidad de unos 19 litros y, según la página web de Cabana, no tiene que vaciarse hasta pasados 7 días si el uso es regular (así que no tuvimos que preocuparnos por el mantenimiento).
Dado que la ducha y el inodoro estaban en el mismo lugar, el dispensador de papel higiénico estaba protegido.

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La caja se desprendió unas cuantas veces de la pared del baño, pero sirvió para que no se mojara el papel higiénico.
Junto al baño había un armario con más accesorios.

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Había 2 toallas de baño grandes, otras 2 pequeñas, además de una tetera, una radio portátil y algunas perchas.
El armario también contaba con 2 cajones extraíbles en los que podían caber fácilmente 2 maletas de tamaño estándar.
La cama era más grande de lo esperado.

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Las caravanas Cabana cuentan con un colchón de espuma viscoelástica de 20 cm, según la página web.
Era comodísima. Había mucho espacio, y el edredón y la manta tejida en la parte superior eran muy agradables al tacto.
Había hasta un televisor frente a la cama.
La cama venía con 4 almohadas de felpa, junto con algunas decorativas.

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El estampado tropical le daba un toque bonito y aportaba personalidad.
Al lado de la cama colgaba un estante con un router y el mando de la TV.

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El estante también era un lugar útil para guardar nuestros teléfonos cuando se estaban cargando.
Cada lado de la cama también tenía una pequeña lámpara de techo, así como una toma USB.
Desde la parte trasera del vehículo se podía acceder a otro espacio de almacenaje situado debajo de la cama.

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Cabana se refería a esta zona como el "garaje" y está claramente diseñado para guardar cosas grandes.
No llevábamos nada para el aire libre, como por ejemplo bicicletas, pero me gustaba tener un lugar separado para guardar mi maleta para que Kristen y yo tuviéramos más comodidad a la hora de acceder a nuestras cosas.
Este garaje guardaba una parrilla, un extintor y un compartimento separado con algunos objetos adicionales.
El compartimiento contenía nuestro fogón, una mesa plegable, 2 sillas y linternas.

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También tenía más rollos de papel higiénico, un mantel y algunos paquetes de ramen instantáneo.
Nos dimos cuenta de que el compartimento era extraíble, lo que hizo que el acceso fuera muy fácil.

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La parte trasera de la autocaravana se convirtió en mi vestidor, porque guardé allí mi maleta durante todo el viaje. ¡Menos mal que el camping era un sitio aislado!
Las sillas y el mantel nos sirvieron mucho para las comidas.

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La mesa tenía espacio suficiente para nuestros platos y el vino, y con las linternas podía hacerse de noche y continuábamos fuera.
En general, la experiencia me impresionó mucho para bien.

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No acampaba desde los 12 años, y mi experiencia en autocaravana antes de Camp Hox era totalmente nula.
Así que debo admitir que estaba bastante preocupada por esas 2 "lujosas" noches. Sin embargo, todo estaba preparado con tanto detalle que el viaje fue muy cómodo y divertido. ¡Y no solo por el champán!
No planeo dedicarme a viajar por carretera, pero sin duda repetiría esta experiencia.