Heimdall Power: de dios nórdico a neurona de la red eléctrica

Alberto Iglesias Fraga
Heimdall, vigía del fin del mundo en la mitología nórdica
Heimdall, vigía del fin del mundo en la mitología nórdica

El nombre de Heimdall es harto poderoso. Quizás lo conozcan de los cómics de Marvel o de la película que esa misma casa llevó a los cines con Idris Elba como el gran guardián de Asgard y enemigo de Loki. Más desconocido es, sin embargo, el verdadero origen de este dios, venerado en la mitología nórdica.

Conocido como el vigía del fin del mundo, Heimdall está considerado como uno de los dioses más solitarios que existen y su misión, al igual que en la literatura posterior, es la de guardar el orden divino y proteger el último confín del universo, sobre el Bifrost; más concretamente el puente tambaleante que conduce a Asgard con el fin de que ningún gigante de la escarcha cruce por él.

Y de la mitología a la innovación del siglo XXI, porque este dios ha servido de inspiración para que un grupo de ingenieros y expertos en distribución eléctrica hayan desarrollado Heimdall Power. Se trata de una de las startups más prometedoras de Noruega, precisamente uno de los países con mayores reservas energéticas del planeta, y con cuyo CEO, Brage Johansen, ha hablado Business Insider España.

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"Heimdall era el dios que podía verlo y oírlo todo y eso mismo es lo que nosotros hacemos con las redes eléctricas, ser sus guardianes día y noche", explica el emprendedor, quien apela a la enorme falta de innovaciones en este campo específico de la industria: "Hoy por hoy, se han llevado a cabo muchos avances en la parte de producción eléctrica y también en la del consumo final —como los contadores inteligentes—, pero en el punto intermedio de la cadena, el 'grid', seguimos con los mismos sistemas de hace décadas. Y conforme avanzan los sistemas de generación distribuida, el coche eléctrico aumente su demanda o se impulsen las energías renovables, la red no es capaz de absorber todo eso".

Heimdall Power.

Desborde por la derecha, que podríamos decir, para las redes obsoletas de transporte de energía. Y cuando esto sucede, dos caminos se abren para las compañías de distribución: o invertir en nuevas infraestructuras (con los millonarios costes que ello supone) o tratar de aprovechar mejor los tendidos de que ya disponen. 

"Es increíble cuánto desconocen las propias compañías eléctricas sobre lo que sucede en su propia red. A veces les pregunto si saben en qué dirección se mueve la electricidad en su tendido y no lo saben", añade Johansen. "En Noruega es más o menos sencillo con el modelo tradicional: cuando sopla el viento, toda la energía viene de los parques eólicos en el Mar del Norte y, después, se invierte la tendencia. Pero ese juego cada vez es más complejo y la relación es más caótica. Si no controlan qué está sucediendo en su red, no pueden tomar decisiones para optimizarla o gestionarla de forma más eficaz".

Para dotar de esa visibilidad que se le presupone a un guardián, Heimdall Power ha acuñado el término de neuronas, una serie de dispositivos conectados que miden aspectos tan variados como la corriente, voltaje, frecuencia, temperatura, tensión en la línea (incluida la carga de nieve) o vibraciones.

"Es como las redes neuronales de nuestro cuerpo, dotar de sentimientos a la red eléctrica para notar cada cosa que suceda allí, obteniendo datos en tiempo real y pudiendo ser flexibles en la administración de la distribución energética", detalla el consejero delegado.

El funcionamiento de las neuronas es relativamente sencillo: cada uno de estos sensores (autosuficientes y comunicados mediante RFID) envía sus métricas a la siguiente neurona de la línea eléctrica hasta que llegan a un centro de control. Allí, con una aplicación de inteligencia artificial, se puede observar el comportamiento particular de cada neurona en el mapa, obteniendo alertas en caso de que ocurran eventos extraordinarios y accediendo a informes completos sobre el rendimiento y posibilidades de mejora de cada punto de la red. Igualmente, en base a la información acumulada previamente, el sistema también será capaz de predecir futuros hitos -como un potencial incremento de la demanda o un error- y permitir así que los operadores puedan adaptarse a ellos antes de que lleguen a suceder.

Neurona heimdallpower.

Estas neuronas -que se pueden instalar en intervalos de hasta 1 km- ya están desplegadas en al menos una decena de clientes en la propia Noruega, Alemania y Suecia. "Con uno de ellos, llevamos trabajando medio año en las condiciones extremas de nieve y climatología de los bosques noruegos, con notable éxito".

A futuro, Heimdall Power se introducirá en el mercado indio (las negociaciones con TATA, el gigante local, están ya en marcha) y planea también su expansión al resto de Europa, incluida España. Será a partir del verano de 2019, cuando comience la producción en masa de estos dispositivos y amplíen sus líneas de fabricación y su ecosistema de instaladores en cada uno de los mercados 'target'.

Para ello, la compañía -que participó en el reciente Startup Extreme- está inmersa en una nueva ronda de financiación de cuatro millones de euros, de los que ya ha reunido más de 2,5 millones (a fecha de junio de 2018). Todo un desafío digno de un dios nórdico que promete cambiar la forma en que entendemos las smart grids, a bajo coste y con una tecnología probada en los confines -literales- de la Tierra.

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