Helados, cerveza, bares y paquetes turísticos: el buen tiempo dispara el precio de los productos del verano

Helado derritiéndose

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  • Tomarse un helado en abril de 2023 es un 20,6% más caro que hace un año, la cerveza sube un 15,6% y los bares y discotecas un 7%.
  • En verano de 2022, el turismo se convirtió en la puntilla de la inflación, y este año podría volver a ser el más caro.

Cuando llega el calor, los chicos se enamoran, y el precio de los helados sube. La llegada del buen tiempo coincide con subidas de precio en los productos más consumidos en verano: helados, cerveza, paquetes turísticos, campings o discotecas.

A las puertas del verano, la inflación vuelve a calentar la cesta de la compra. Los precios subieron un 4,1% en abril, 8 décimas más que en marzo, cuando el incremento fue del 3,3% interanual, según los últimos datos del Índice de Precios al Consumo (IPC), publicados por el INE.

Más allá de alimentos como los lácteos, que llevan meses disparando precios con el efecto de la inflación del yogur, las mayores subidas las experimentan algunas de las partidas cuya demanda aumenta en temporada estival.

Es el caso de los helados, en plena ola de calor vivida en abril. En 2023, tomarse un helado es un 20,6% más caro, comprarse una cerveza cuesta un 15,6% más y para alojarse en un camping hay que pagar un 8,5% más que el año pasado. 

El precio de los helados ha pasado de subir un 8,1% en abril del año pasado a dispararse un 20,6% en abril de 2023. También ocurre con la cerveza, que el año pasado se encarecía a ritmo del 3,4%, siendo uno de los productos con menor inflación. Hoy, en cambio, su precio sube un 15,6%.

Hace un año, alojarse en un camping o un albergue juvenil era una de las mejores opciones para hacer turismo y refugiarse de la tormenta inflacionaria. Mientras el precio de los hoteles se disparaba un 50,5% en abril de 2022, los campings se encarecían solo un 1,7%. Pero este año, la inflación también ha contagiado a esta modalidad de alojamiento, cuyos precios suben un 8,5%.

En el caso de los paquetes turísticos internacionales, los precios crecen un 18,3%, cuando el año pasado lo hacían en un 14%, y los restaurantes, cafeterías y discotecas han disparado su precio un 7%, respecto al 3,9% del año pasado.

El gran hotel Budapest

El verano más caro... ¿otra vez?

No es la primera vez que ocurre. El efecto del verano también empezó a calentar precios el año pasado. A principios de 2022 era la gasolina, la electricidad y los alimentos los que explicaban buena parte del incremento de precios, pero en junio se añadió un elemento más: el turismo se convirtió en la puntilla de la inflación

En junio de 2022, el precio de los hoteles empezó a subir más que la gasolina: un 45% respecto al mismo mes de 2021. Además, el precio de los vuelos internacionales se disparó un 16%, los paquetes turísticos internacionales un 11,7% y los nacionales un 8,4%.

En 2022, el subidón de precios en el sector turístico se explicaba por dos razones: una de demanda y, la otra, de oferta. 

Por un lado, después de 2 años de pandemia, la demanda salía en tromba a disfrutar de un verano como los de antes, y la perspectiva de un verano histórico disparó precios. Por otro, después de 2 años de pandemia, las empresas turísticas necesitaban recuperar lo perdido por la crisis y absorber los incrementos de costes por la inflación.

Las empresas del sector "están trasladando todo a los precios", explicaba entonces Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research. Por un lado, que no quedan plazas disponibles, que no hay coches para alquilar ni entradas para espectáculos. Y, por otro, también trasladan parte del incremento de costes derivado de la inflación.

De nuevo, a 2 meses del verano, las partidas relacionadas con el turismo y la hostelería vuelven a encarecerse, y auguran un nuevo verano más caro que nunca.

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