Hollywood se equivoca: los robos de obras de arte no son en realidad ni la mitad de glamurosos a como los pintan

  • Robert K. Wittman, fundo el Equipo de Crímenes de Arte del FBI y ha ayudado a recuperar más de 300 millones de dólares en obras robadas.
  • Hay muchas películas donde la trama gira entorno al robo de piezas artísticas, y que a menudo necesidad de intrincados planes al estilo Ocean’s 8 o El Caso Thomas Crown, pero estas películas no son del todo realistas.
  • Este experto detalla las diferencias que hay entre los robos de arte de la vida real y los que Hollywood pone en sus películas.
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Esta es la transcripción del vídeo.

Narrador: son populares en Hollywood, y todos las hemos visto antes. Las películas de atracos de obras de arte. Las películas que hablan sobre intrincados planes para robar pinturas, joyas y artefactos de un valor incalculable. 

Debbie Ocean: son más de seis libras en diamantes. 

Narrador: pero no son muy realistas.
 
Robert Wittman: creo que se ha idealizado tanto hasta el punto en el que la gente puede llegar a pensar que es algo atractivo. 

Narrador: él es Robert Wittman. Ha pasado veinte años en el Equipo Nacional de Crímenes de Arte del FBI, ha ayudado a recuperar más de 300 millones de dólares (unos 276 millones de euros) en piezas robadas. Nos dijo que estas películas de robos están muy lejos de ser cómo los robos que se llevan a cabo en la vida real. 

Mientras que cada una de estas películas suele tener sus propios giros de guion, películas como El caso Thomas Crown y Ocean's 8 de 2018 siguen una fórmula bastante similar. El cerebro de la operación decide qué robar y dónde robar. Puede actuar solo o reunir a un equipo de especialistas perfectamente aptos para la misión. Los glamurosos criminales abren una caja fuerte que suele ser difícil de abrir o se escabullen entre los guardias para sacar los objetos de valor. Los ladrones se enfrentan a los agentes de la ley que tratan de localizarlos o de detenerlos. Pues resulta que todas estas películas se equivocan en todos y cada uno de los aspectos. 

Empecemos por el principio: la ubicación del atraco. Películas como Ocean’s 8 no están del todo equivocadas. A menudo, los atracos tienen lugar en museos, pero no en los grandes como el Met. El robo de arte es más probable que ocurra en museos más pequeños o en sociedades históricas donde la seguridad no es tan estricta y la tasa de éxito es mayor. 

Robert: es mucho más difícil pasar por el sistema de seguridad del Met o del Louvre que por el de una casa-museo pequeña Es una situación totalmente diferente. 

Narrador: por lo tanto, aunque haya habido robos en el pasado en estos lugares, es algo raro.

¿Quiénes suelen ser los ladrones?

Robert: descubrimos que en el 90% de los casos en Estados Unidos los robos fueron hechos por personas de dentro. En otras palabras, alguien que tenía acceso a la colección. Pudo haber sido un trabajador de allí, o un conservador o incluso un experto que suele acercarse a hacer sus investigaciones. 

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Narrador: así que no suelen ser normalmente personas como Thomas Crown. No son multimillonarios bien vestidos con pasión por el arte y mucho tiempo libre en sus manos. Solo alguien que tiene fácil acceso y de forma diaria. 

¿Cómo llevan a cabo el atraco?

Narrador: En las películas de atracos, a menudo se ve a los ladrones hackeando los sistemas de seguridad, atravesando rayos láser o bajando por el techo. Pero eso es algo bastante extremo. 

Robert: por lo general, es un crimen pasional, o un crimen de oportunidad. Es de entrada y salida rápida, normalmente rompiendo las puertas. No pasar por los sistemas de seguridad, no apagar las cosas.

Narrador: este tipo de atraco no haría la película muy larga o interesante, pero es mucho más probable. Mientras que el Met afirma tener un sistema de seguridad muy sofisticado, tampoco es lo que ves en El caso Thomas Crown.

Robert: En El caso Thomas Crown, tenían las paredes movibles que cerraban al público las pinturas del museo. Creo que tenían un sistema de riego o algo así, que hacía que se llenara todo de agua. Por lo general, eso no es lo que puede que suceda en un museo. No conozco ningún museo que tenga paredes movibles que se unan.

Narrador: la persecución. La aplicación de la ley no es tan torpe como podría aparecer en las películas cuando se trata de rastrear las obras robadas. Los policías suelen pasar mucho tiempo encubiertos entre los criminales para recuperar el arte robado. Hay menos robos de arte a mano armada en Estados Unidos que en Europa, donde los ladrones tienen algunas ventajas. 

Robert: los países tienen fronteras abiertas, están muy cerca unos de otros, por lo que es fácil escapar, y los sistemas de seguridad en muchos de los museos más antiguos están, básicamente, anticuados. 

Narrador: independientemente de la ubicación, una vez que el arte es robado, es casi imposible venderlo. No es tan simple como acudir al mercado negro y encontrar un vendedor, especialmente si se trata de una pieza famosa. Por ejemplo, la Mona Lisa fue robada en 1911 por un hombre llamado Vincenzo Peruggia. La escondió en su casa durante dos años antes de intentar vendérsela a un conservador que, finalmente, la entregó a la policía. 

También hubo un atraco en el 2000 en el Museo Nacional de Estocolmo, en Suecia, por ladrones armados con ametralladoras. Wittman tendió su propia trampa a los ladrones, que trataron de vender más de 30 millones de dólares (28 millones de euros) en obras de arte de Rembrandt y Renoir. Hicieron un trato para comprar las piezas por solo 250.000 dólares (230.000 euros).

Robert: tardaron cinco años y con todo lo que se encontraron estos ladrones es que la policía era la única que estaba interesada en comprarla.

Narrador: en lugar de vender las piezas, los ladrones suelen utilizar las pinturas robadas como moneda de cambio con la policía, como una especie de tarjeta que diga “Sal de la cárcel gratis”. Al final, todo ese trabajo y planificación que ves en los ladrones de las películas acaba en nada. 

Robert: es una tontería cometer este crimen.

Narrador: y todos perdemos cuando se roba una obra de arte, dice Wittman.

Robert: robar un Manet no es lo mismo que robar un Chevrolet. Un Chevrolet puede ser recuperado o puede ser sustituido. No puedes reemplazar un Manet o un Rembrandt. Una vez que desaparece, desaparece. Y todos sufrimos con esa pérdida. 

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